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4A La Prensa Panamá, lunes 17 de febrero de 2025 Panorama Tal Cual Mónica Palm [email protected] TAPADERA. Hay funcionarios ejerciendo presiones y profiriendo amenazas en la UAF para proteger a algunos exservidores públicos que, en su momento, aprovecharon sus cargos para obtener beneficios propios: desde un exsecretario general del PRD y exdiputado de la Asamblea Nacional y del Parlacen, hasta una exasesora de la Contraloría. Nada de esto ha pasado desapercibido para la embajada en Clayton, que, bajo una nueva administración, estaría considerando algunos nombres ligados a actos de corrupción para incluirlos en sus listas sancionatorias. Recuerden que, aunque la administración Trump dejó sin efecto la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés), todavía sigue vigente la Ley de Prevención de la Extorsión Extranjera (FEPA), dirigida a aquellos funcionarios corruptos de gobiernos extranjeros que solicitan o aceptan sobornos. Así que, si Panamá no hace nada por combatir este flagelo, otros países todavía están dispuestos a hacerlo. REVÉS. Martinelli se la pasa diciendo que es un perseguido, pero lo acaban de imputar en España por espiar a una antigua amante. Ahora, ¿quién es el verdadero perseguidor? YAYA. Desde la hamaca en la embajada, el loco se refirió a su imputación en España por un presunto delito de violencia de género. “No tengo vela en ese entierro”, escribió, y agregó que la acusación no es más que un “método de distracción” de sus enemigos para desviar la atención de los problemas del país. Probablemente a él le distraigan esas cosas, pero a las autoridades españolas no. DECLIVE. A propósito de “distracciones”, el loco tiene más de 833 mil “seguidores” en X, pero está comprando pauta en dicha red social, desesperado por darle un mayor Sede de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Archivo Aleida Samaniego C. [email protected] EDUCACIÓN Apenas el 13% de los estudiantes provenientes de escuelas públicas del país logró ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad de Panamá en 2025, lo que equivale a 26 estudiantes. Cada año, cientos de jóvenes panameños sueñan con ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad de Panamá (UP). Sin embargo, el camino hacia ese sueño es extremadamente competitivo. Para ser admitidos en la Facultad de Medicina de la UP, los aspirantes deben superar un riguroso proceso de admisión que consta de dos pruebas fundamentales: las pruebas de Capacidades Académicas (PCA) y de Conocimientos Generales (PCG). De acuerdo con los datos proporcionados por la Oficina de Admisión de la Facultad de Medicina, en 2025, un total de 2,302 estudiantes se presentaron a las pruebas de ingreso. Sin embargo, solo 200 de ellos lograron cumplir con los requisitos para obtener uno de los anhelados cupos en la carrera de Medicina. Este dato refleja no solo la alta demanda de la carrera, sino también la limitación de los espacios disponibles. Este número reducido de cupos responde a las restricciones de recursos tanto físicos como humanos con los que cuenta la UP. A lo largo de los años, la facultad ha mantenido una política de selección que ha evolucionado para ajustarse a las capacidades de la universidad. En este sentido, en una Junta de Facultad Extraordinaria celebrada el 11 de octubre de 2007, se aprobó como requisito particular un cálculo promedio final para la admisión. Este cálculo no solo toma en cuenta las calificaciones obtenidas en las pruebas PCA y PCG, sino también el promedio de los créditos académicos obtenidos en la escuela secundaria. Cálculo del puntaje de admisión El proceso de selección es detallado y tiene en cuenta tres factores clave: la PCA, que representa el 20% del puntaje total; la PCG, que constituye el 40%; y el promedio de los créditos de la secundaria, que abarca el restante 40%. De esta forma, los estudiantes que logren obtener los puntajes más altos en estos tres aspectos son los que acceden a los cupos disponibles. Este año, los datos de la Oficina de Admisión revelaron que el puntaje más bajo para ingresar fue de 71.36%, mientras que el puntaje más alto alcanzó el 89.64%. Este rango muestra la competitividad de la admisión, ya que los estudiantes deben superar no solo las exigentes pruebas, sino también la competencia con cientos de aspirantes con resultados igualmente destacados. Un dato relevante es que solo un 13% de los estudiantes provenientes de escuelas públicas logró ingresar a la carrera de Medicina en la UP, lo que equivale a 26 estudiantes. De los 1,141 aspirantes de escuelas oficiales, 687 provenían del interior del país, mientras que 454 eran de la ciudad de Panamá. De estos, solo un 2% logró obtener un cupo. En contraste, los estudiantes de escuelas privadas tuvieron una tasa de aceptación considerablemente más alta. De los 1,152 estudiantes que se presentaron desde las escuelas privadas, 167 lograron ingresar, lo que representa un 14%. También lograron entrar a la carrera 7 extranjeros. Maricela Urroz, directora de admisión de la Facultad de Medicina de la UP, explicó a La Prensa que la universidad enfrenta un desafío significativo debido a las limitaciones de recursos físicos y humanos para recibir a tantos estudiantes. Además, destacó que el proceso de selección se ve influenciado por la capacidad docente y las rotaciones clínicas disponibles. Por esta razón, el ingreso de los estudiantes se realiza en dos fases: los primeros 100 estudiantes seleccionados inician sus estudios en marzo, mientras que los estudiantes del puesto 101 al 200 lo hacen en agosto. Esta modalidad de “doble entrada” es una estrategia para mantener la calidad educativa, evitando que la facultad se vea sobrepasada por un número excesivo de estudiantes. “No es que no queramos formar más médicos ni obstaculizar sueños, sino que debemos ser responsables con los recursos que tenemos”, comentó Urroz. A pesar de la alta demanda, la universidad plantea que no puede aceptar a todos los solicitantes, ya que la cantidad de estudiantes debe ser acorde con la capacidad de atención de la facultad y la infraestructura de los hospitales que participan en las rotaciones clínicas. Acotó que la selección no solo depende de los espacios físicos disponibles en la universidad, sino también de la cantidad de docentes capacitados y de las instalaciones hospitalarias que son fundamentales para la formación de los futuros médicos. La preocupación en la Facultad de Medicina no solo radica en el número limitado de cupos, sino también en cómo garantizar una formación adecuada para cada estudiante. Con más de 2,300 postulantes cada año, la pregunta constante es: “¿quién va a atender a todos esos estudiantes? ¿cómo los vamos a ubicar en los hospitales? ¿dónde los vamos a colocar?” La facultad se enfrenta, por lo tanto, a un dilema complejo. Urroz explicó que la mayoría de los estudiantes que obtienen los puntajes más altos provienen de escuelas privadas, lo que refleja las diferencias en la preparación académica. Sin embargo, destacó que el sistema de admisión también trata de equilibrar las oportunidades para estudiantes de diferentes contextos. “ Aunque es más fácil conseguir un promedio alto en una escuela pequeña, aquellos que provienen de escuelas más fuertes, con promedios más bajos, a menudo tienen más capacidades para obtener mejores resultados en las pruebas de admisión”, dijo Urroz. La universidad también ha tomado medidas para compensar estas desigualdades, utilizando el promedio de secundaria como uno de los componentes del puntaje final. Así, estudiantes que quizás no hayan tenido el mismo nivel de preparación en la secundaria, pero que se destacan en las pruebas, tienen la oportunidad de ingresar a la carrera de Medicina. Proceso de inducción Américo Lombardo, vicedecano de la Facultad de Medicina, explicó que los estudiantes que ingresan a la Facultad de Medicina deben pasar por una inducción a la vida universitaria antes de comenzar clases, en la cual se les presenta el plan de estudio, las reglamentaciones y los recursos disponibles para solventar dificultades académicas. Durante esta inducción, Lombardo destacó que se les informa sobre la historia de la facultad, resaltando su fundación en 1951 y la calidad de los egresados desde la primera graduación. Además, Lombardo subrayó la importancia del reglamento de promociones, calificaciones y retiro, un documento clave para el rendimiento académico de los estudiantes. En este reglamento, se establece un sistema estricto de calificación y promoción, donde los estudiantes deben aprobar todas las asignaturas de un semestre para poder avanzar al siguiente, ya que las materias son secuenciales. Lombardo aclaró que si un estudiante no aprueba una materia, debe repetirla antes de continuar con el siguiente semestre. También explicó que los estudiantes tienen la opción de solicitar un retiro voluntario del semestre en caso de dificultades económicas, psicológicas o familiares, con menos del 5% de los estudiantes solicitando este retiro. Aquellos que se retiran tienen la posibilidad de reincorporarse en el semestre siguiente o en uno posterior. El plan de estudios, según Lombardo, está dividido en tres ciclos: básico, preclínico y clínico. Los primeros dos semestres corresponden al ciclo básico, donde los estudiantes toman asignaturas fundamentales como química, biología y matemáticas. Aclaró que estas asignaturas son impartidas por profesores de otras facultades de la universidad, como Ciencias y Humanidades. Solo 200 cupos para más de 2,300 aspirantes; estudiar medicina en la UP alcance y visibilidad a sus mensajes. Y ni así logra que le hagan caso. BLOQUE. No todos los detenidos por los disturbios en el proyecto de construcción del nuevo Hospital del Niño son miembros del Suntracs. En el grupo hay arquitectos, ingenieros, electricistas y subcontratista de la empresa Acciona. La mayoría fue absuelta o amonestada verbalmente por el juez de paz de Calidonia. Con todos ellos, casi pueden armar un nuevo sindicato. Los estudiantes de escuelas privadas tuvieron una mayor tasa de aceptación. Elysée Fernández

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