6A LaPrensa Panamá, lunes 27 de enero de 2025 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. El atardecer del asalto Canal de Panamá Pedro Ernesto Vargas [email protected] “Deberíamos conservarlo, piensa. Lo robamos de manera justa”,Samuel Hayakawa, senador de Estados Unidos, 1 9 7 7. “Por fin ha llegado el momento de resolver el futuro del Canal de Panamá. Las negociaciones para un nuevo tratado se reanudan hoy en Panamá, pero no son el escenario decisivo. La obstinación ha estado en las cabezas y corazones estadounidenses, y se ha reflejado de forma elaborada en el Senado de los Estados Unidos, que debe ratificar cualquier nuevo acuerdo”, así iniciaba The New York Times este artículo, el 14 de febrero de 1 9 7 7. Panamá, no era el escenario decisivo, ¿lo será hoy? Estos nombres actualizan aquellos tiempos de sentimiento militar extorsionista, expansionista y colonialista: Donald Trump, Marco Rubio y Ted Cruz. Lo cierto es que las amenazas y los decretos de la nueva administración de Donald Trump revelan serias deficiencias que desmejoran su lugar de “democracia carente”, en el Índice de Democracia. La más crítica, la cultura política, donde el conocimiento, la información, el Estado de derecho y la historia se mofan, se burlan cual caricatura, de frente al auditorio de su país, bastante ignorante y manipulado, y el mundial, crítico, informado e independiente que ya ni se sorprende. Por el otro lado, la amenaza es real, de vuelta a la triste y celebrada diplomacia del “Gran garrote”, de Teddy Roosevelt, al señalar que no descarta el uso de la fuerza de la soldadesca militar. Poco le importan a Trump los compromisos. Tampoco le importa la reputación, sanar injusticias, mejorar relaciones, trabajar juntos. La postura, que su propia familia le conoce de niño malcriado, con dinero de múltiples orígenes y habilidades más que inteligencia. Se podría decir que la culpabilidad demostrada en los varios juicios por conducta inmoral, harían de las pretensiones de Trump un fiasco, sin embargo, no siendo este recurrente historial delictivo fundamento de ilegitimidad para tales pretensiones, sus seguidores le reconocen y producen un efecto legitimador. Quizás sea esta la única cualidad extraordinaria que tenga este señor, un carisma político que semeja los carismas de origen religioso y hechicero. Está dicho: “En retrospectiva, 2016 fue el comienzo del comienzo. Y, 2024, es el final de ese comienzo y el comienzo de algo mucho, mucho peor”, el atardecer del asalto. Parece que a eso apuesta el presidente de Estados Unidos. Pero, ¿cuánto de lo que hoy espeta a su muchedumbre sorda es una variante demagógica de sus falsas promesas? Esta vez no lo es. Vivimos los tiempos más salvajes del animal con pelos que se amamanta en su cuna, los tiempos de la mentira, del vituperio y el insulto a la verdad y la constitución del conocimiento -el mundo de la post-verdad- cuando veníamos de tiempos de confianza en los hechos, en la evidencia, en la ciencia, en la prudencia del hombre. La realidad ha sido ultrajada por un individuo que crea una banda de billonarios y lo compra todo, por uno de esos desvaríos de la tecnología avasalladora que, si se sospechó, no se creyó posible que pudiera emerger del corazón humano. Esa tecnología distópica que presagiara Ursula Franklin, como nos recuerda Dereck Robertson, y que desgarra nuestro humanismo para Ahora la diplomacia panameña tiene que regresar a los continentes, no para que nos saquen de las listas negras, sino para denunciar las mentiras, señalar las verdades y elaborar consensos basados en la verdad y la dignidad que deben regir las relaciones internacionales. negar el de nuestro prójimo. En ese mundo de la “cloaca tecnológica”, que sirve al mercado, continúa Robertson recordando a Franklyn, la democracia perece. Es urgente que el gobierno panameño conforme un grupo asesor constituido por ciudadanos sabios, conocedores de la historia nacional, protagonistas de la intimidad funcional y económica del Canal de Panamá, cuya estatura moral e intelectual, como el coraje y valor que conceden la ciudadanía y el patriotismo sean dique contra la altisonante mentira del trumpismo y sus pretensiones para denigrar nuestra república, nuestra historia, nuestra soberanía, nuestra dignidad y nuestra propiedad. Ahora la diplomacia panameña tiene que regresar a los continentes, no para que nos saquen de las listas negras, sino para denunciar las mentiras, señalar las verdades y elaborar consensos basados en la verdad y la dignidad que deben regir las relaciones internacionales. Recordemos a los enviados del gobierno norteamericano, el editorial de The New York Timesdel 14 de febrero de 1977, que terminaba con puntual exactitud: “Lo robamos y eliminamos las pruebas incriminatorias de nuestros libros de historia. Hemos idealizado nuestro coraje en el robo y el valor militar del mismo. Nuestro pueblo vive en el lujo colonial de la Zona del Canal, defendiendo esta historia y mitología más que el canal y provocando una furia demagógica de los políticos contra cualquier cambio en el acuerdo”.Y, menos aún, olvidemos las palabras de Jimmy Carter, hace 46 años, cuando el 16 de junio de 1978, en su viaje a Panamá para el intercambio de instrumentos de la ratificación de los tratados del Canal de Panamá, declarara “con la ayuda de las cinco grandes democracias latinoamericanas cuyos líderes nos acompañan hoy, Panamá y los Estados Unidos llegaron a un acuerdo. En el proceso, insuflamos nueva vida a viejos principios: los de paz, no intervención, respeto mutuo y cooperación”. EL AUTOR es médico. Seguridad alimentaria y resiliencia climática Informe Mario Lubetkin [email protected] La presentación del informe Panora - ma de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2024revela una realidad indiscutible: América Latina y el Caribe enfrentan un momento crítico en su lucha contra el hambre y la malnutrición. Aunque el hambre en la región disminuyó de 45.3 millones de personas en 2021 a 41 millones en 2023, este avance es desigual y frágil. Las disparidades entre subregiones son preocupantes, como en el Caribe, donde la tasa de hambre aumentó del 15.4% al 17. 2 % . La pandemia de covid-19 agravó las desigualdades estructurales y debilitó los sistemas de producción y distribución de alimentos. A estos efectos se suman los impactos del cambio climático y los eventos extremos —sequías, tormentas e inundaciones—que afectan al 74% de los países de la región. Estas amenazas reducen la productividad agrícola, encarecen los alimentos, limitan su disponibilidad y comprometen la estabilidad de los sistemas agroalimentarios. Como resultado, las poblaciones más vulnerables soportan las peores consecuencias. Seguridad alimentaria y resiliencia climática La seguridad alimentaria depende de la capacidad de adaptación al cambio climático. Para lograr un futuro sin hambre, es fundamental promover prácticas agrícolas sostenibles que integren alimentos nutritivos en dietas saludables, incrementando la productividad mientras se mitigan los impactos ambientales. Estas medidas incluyen: el fomento de cultivos resilientes al clima, la adopción de tecnologías limpias y la protección de los recursos naturales. Los programas de protección social son esenciales para garantizar que las poblaciones accedan a alimentos nutritivos, especialmente en tiempos de crisis. Un esfuerzo colectivo para el desarrollo sostenible En los últimos años, América Latina y el Caribe han demostrado un compromiso firme con la lucha contra el hambre, reflejado en iniciativas como el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2030. Este plan se posiciona como una plataforma clave para coordinar esfuerzos, compartir conocimientos y desarrollar estrategias comunes. La próxima Reunión de Ministros de Agricultura de la CELAC 2025, que tendrá lugar en Comayagua, Honduras, en febrero, representa una oportunidad para consolidar compromisos y avanzar en políticas que fortalezcan la seguridad alimentaria en la región. Sin embargo, los esfuerzos gubernamentales deben complementarse con la participación de múltiples sectores. La lucha contra el hambre requiere un enfoque integral que considere la disponibilidad, accesibilidad, utilización y estabilidad de los alimentos, incluso en contextos adversos. Un desafío global con implicaciones regionales El proceso de América Latina y el Caribe en la reducción del hambre es histórico, con repercusiones a nivel global. La región tiene el potencial de convertirse en un modelo de resiliencia y compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible, promoviendo un futuro más justo para todos. Como subdirector general y representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), he sido testigo del esfuerzo colectivo que impulsa este avance. Esta labor no recae en una sola persona ni organización: es una oportunidad para que todos contribuyamos a un mundo sin desigualdades, sin hambre, sin pobreza y sin dejar a nadie atrás. EL AUTOR es subdirector general y representante regional de FAO para América Latina y el Caribe. La pandemia de covid-19 agravó las desigualdades estructurales y debilitó los sistemas de producción y distribución de alimentos. Panamá y el Consejo de Seguridad ONU Georgios M. Vassilopoulos [email protected] El inicio de 2025 marcó la entrada de Panamá al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por un período de dos años. Este puesto no permanente representa la sexta ocasión en que nuestro país ocupa un asiento en la mesa más importante de la geopolítica internacional, habiendo representado a la región de América Latina y el Caribe en los periodos 1958-1959, 1972-1973, 1976-1977, 1982-1983 y 2007-2008. Ahora, casi dos décadas después, Panamá asume nuevamente este histórico escaño en medio de cuestionamientos inesperados del nuevo mandatario de los Estados Unidos relacionados con la soberanía del Canal de Panamá. En un contexto que promete ser desafiante para la relación con el vecino del norte, resulta oportuno recordar la pericia con la que el Istmo ha sabido defender sus intereses geopolíticos en el pasado. Para nuestra nación, los bienios de la década de 1970 fueron de particular relevancia, ya que Panamá desempeñó un rol protagónico en la escena internacional. Durante este periodo, se llevaron a cabo significativos esfuerzos diplomáticos para promover la causa canalera y reclamar la restitución completa de nuestra soberanía. La habilidad del cuerpo diplomático liderado por Aquilino Boyd y Juan Antonio Tack se evidenció en sus críticas precisas a las prácticas neocoloniales y discriminatorias en la Zona del Canal, administrada entonces por los Estados Unidos. A través de la presión ejercida en foros internacionales, Panamá logró movilizar el apoyo global a favor de su causa en un clima geopolítico intensamente influenciado por el movimiento de descolonización de las décadas de 1960 y 1970. No en vano, una de las pocas ocasiones en que el Consejo de Seguridad sesionó fuera de Nueva York fue en 1973, cuando se trasladó a Panamá para evaluar la legalidad de la presencia estadounidense en el Is tmo. Estos esfuerzos diplomáticos y jurídicos culminaron con la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, coincidiendo —no por casualidad—con el último año de Panamá en el Consejo de Seguridad durante esa década. La labor histórica realizada por el Istmo en defensa del principio de autodeterminación de los pueblos constituye un precedente jurídico significativo en esta nueva etapa de las relaciones internacionales, marcada por el resurgimiento de tendencias expansionistas. Lejos de ser un “país turista”, como a veces se denomina a los miembros no permanentes del Consejo, la experiencia acumulada por Panamá en este órgano le permite desempeñar un papel destacado desde su posición como nación neutral, intrínsecamente vinculada a su estratégica ruta interoceánica. De cara al futuro, el nuevo periodo que culminará en 2027 ofrece a Panamá una oportunidad única para representar los intereses nacionales y regionales en una de las más altas instancias de la comunidad internacional. Ante las alarmantes amenazas a la democracia en Haití y Venezuela, y los crecientes cuestionamientos a la soberanía del Canal de Panamá, nuestro país tiene la misión de revitalizar su legado diplomático y recordar a la comunidad internacional el verdadero significado de su lema: “Pro Mundi Beneficio”. Para el beneficio de todos, aspiremos a ser el puente que une al mundo. EL AUTOR es abogado y amigo de Fundación Libertad. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. 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