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prensa_2025_01_21

Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. embargo, esta realidad no puede seguir siendo ignorada. Es imperativo que el presidente Mulino, en su mandato, mire hacia Colón y sus habitantes. Más que un acto de justicia, es una estrategia inteligente para el desarrollo integral de Panamá. La cercanía de Colón a la ciudad de Panamá es una ventaja que no puede ser subestimada. Mientras regiones como Arraiján y La Chorrera han visto un crecimiento comercial e inmobiliario significativo debido a su proximidad a la capital, Colón ha permanecido en las sombras, a pesar de contar con condiciones similares o incluso superiores. La provincia tiene un potencial inigualable para convertirse en un eje de desarrollo que beneficie tanto a sus habitantes como al país en general. Las oportunidades son abundantes. En el ámbito comercial, Colón podría convertirse en un centro logístico global, aprovechando sus puertos y la Zona Libre para atraer inversión extranjera y generar empleos. En el sector inmobiliario, la provincia ofrece extensiones de tierra que podrían ser utilizadas para proyectos residenciales, industriales y turísticos, brindando una alternativa competitiva a las áreas congestionadas de la capital. Además, su riqueza cultural e histórica podría ser el motor de una industria turístiLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Un quinceaños y una ‘city’ sin carnaval Gobierno Una joven quinceañera es agasajada por medio país, y hasta el “bribón embajado” ha dicho en redes que quiere asistir. Muchos se han volcado con una causa tan noble como injusta, siguiéndole el juego al sistema clientelar, corrupto y “taquillero”, regalándole enseres y promesas a quien no tiene apenas acceso para llegar a la casa que le quieren remodelar. Tiene mérito la joven, pero como ella hay muchos desde hace muchas décadas, solo que ahora viralizamos esta suerte de “reto nacional” para entretenernos: cuando despierte la “princesa”, su precariedad seguirá allí. Por otro lado, no habrá carnaval es en la “city” dice la ATP— (mucha pollera y tricolor patrio, pero agringamos todo, como si por ser en inglés fuese más atractivo), porque no hay dinero para despilfarros, lo que aprovecha el alcalde capitalino para taquillar y salir al rescate del “brillo” y la difusión de una ciudad sumida en sus grandes problemas, con tímidos avances y sin mucha esperanza de mejora, y no olvidemos el autobombo con el monumento a los mártires. Estos hechos son las consecuencias de una incapacidad ciudadana de comprender el estado de las cosas, y unas autoridades que han renunciado a toda pedagogía y buen hacer. Miren el sindiós del Meduca, corregido por el Contralor en la necia intención de comprar laptops que no se pueden usar por no haber conexión a internet (solo el 44% de las escuelas la tienen) y la cantidad de equipos metidos en un almacén (circuito 8-4) cogiendo polvo. Pero qué bien lucen polleras en el des le del despilfarro. Sigamos creyendo en ayudas puntuales a “princesas” y en Teletones que solo son parches a la función de un estado inútil, con un presidente que rofea y denuncia secuestro de leyes sin aclarar a qué se re ere. Seguimos perdidos, muy perdidos en nuestro laberinto, y el Minotauro no nos perdonará cuando nos encuentre. Mejor en casa, sin carnavales, a ver si re- exionamos de una vez por todas. ¿Y dónde está la Policía? Cultura vial midas, suelen ignorar las normas básicas de tránsito. También están quienes, por manejar un vehículo más grande, se sienten con privilegios especiales que no existen en ningún reglamento. Son los mismos que ocupan los estacionamientos reservados para personas con discapacidades o mujeres embarazadas. No podemos olvidar a los conductores que invaden los carriles exclusivos para autobuses, taxis, vehículos de emergencia y transporte público. Encender las luces de emergencia no autoriza a nadie a usar esos carriles, diseñados para garantizar un flujo ágil del tránsito. Lamentablemente, este mal ejemplo ha sido imitado por otros, multiplicando el problema. Creo firmemente que el presidente de la República debe tener el derecho de utilizar estos carriles cuando sea necesario, pero este privilegio no debe extenderse indiscriminadamente a funcionarios públicos solo porque sus vehículos tienen líneas amarillas o luces de emergencia. Lo más preocupante es la falta de control. A pesar de las violaciones diarias al reglamento de tránsito, rara vez se ven agentes de la policía o la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) haciendo cumplir las normas. Curiosamente, cerca de las quincenas, los agentes aparecen en las intersecciones más concurridas, donde saben que se cometen infracciones, pero su presencia parece responder más a intereses económicos Juan B. McKay A. [email protected] Colón, tan lejos de Dios y tan cerca de Panamá Gobierno corporativo Colón es una tierra de contrastes profundos y riqueza inigualable, pero también de dolorosa negligencia. A pesar de ser el epicentro de operaciones clave para la economía del país, como el 60% de las actividades del Canal de Panamá, los puertos internacionales, la Zona Libre de Colón y zonas francas petroleras, sus habitantes han sido sistemáticamente relegados por los gobiernos centrales a lo largo de la historia. Esta desconexión ha generado una fractura social y económica que no solo es injusta, sino también contraproducente para el desarrollo nacional. Colón es un testimonio de la inequidad. Mientras su infraestructura estratégica sostiene gran parte del motor económico de Panamá, sus comunidades enfrentan pobreza, desempleo y falta de oportunidades. El esplendor de sus recursos contrasta con la precariedad de sus calles y los rostros de sus habitantes, quienes ven pasar a diario una riqueza que no llega a sus manos. Es una paradoja dolorosa y una prueba evidente de que el progreso económico, sin justicia social, no es un desarrollo verdadero. Su abandono no es casualidad; es el resultado de décadas de decisiones políticas que han priorizado otras regiones, ignorando las necesidades y el potencial de esta provincia. Sin ca vibrante que celebre las contribuciones de la etnia negra y el legado afrocaribeño, que son el alma de Colón. Sin embargo, para que estas oportunidades se materialicen, es necesario un compromiso firme del gobierno central. Esto implica una inversión significativa en infraestructura, educación y salud, así como políticas que promuevan el desarrollo inclusivo. No se trata solo de construir carreteras o edificios, sino de construir confianza y esperanza en una comunidad que ha sido traicionada una y otra vez. La gente de Colón es resiliente. A pesar de las adversidades, han mantenido viva su cultura, su música y su espíritu de lucha. Pero la resiliencia no debe ser excusa para la indiferencia. Es hora de que el gobierno vea a Colón no solo como un recurso económico, sino como una comunidad vibrante y digna de oportunidades. Es hora de que se reconozca que el bienestar de Colón está intrínsecamente ligado al bienestar de todo Panamá. Colón no puede seguir siendo el gran olvidado. Su riqueza y potencial esperan ser liberados no solo en beneficio de sus habitantes, sino de todo el país. Clama por un futuro mejor, uno en el que su riqueza no sea solo un espejismo, sino una realidad tangible para quienes la habitan. Es un sueño que puede hacerse realidad si el gobierno actual toma la decisión valiente de priorizar a Colón, no como un apéndice de Panamá, sino como un corazón vital para su progreso. Opinión EL AUTOR es escritor. LA AUTORA es abogada. EL AUTOR es analista político y dirigente cívico. Pedro Crenes [email protected] que a un compromiso con la seguridad vial. El título de este artículo de opinión evoca aquella película de los años ochenta, ¿Y dónde está el piloto?, donde lo que menos tenía el avión era un piloto responsable. En Panamá, muchas personas que conducen no conocen bien el reglamento de tránsito, otros se sienten con privilegios injustificados, y algunos simplemente son irresponsables al volante. En ocasiones, parece que el “juega vivo” es la verdadera ley de la calle: unos se creen dueños de las avenidas, mientras que quienes deben hacer cumplir las normas son los grandes ausentes. Con el incremento mensual de vehículos nuevos y la falta de construcción o ampliación de calles, la situación parece insostenible. Sin embargo, podemos mitigar el problema si cada uno pone de su parte: conductores respetando las normas y autoridades regulando sin abusar de su poder. Los agentes de tránsito saben perfectamente dónde se practica el “juega vivo”. Los ciudadanos podemos incluso darles algunas sugerencias. Solo falta que ellos hagan el trabajo por el que se les paga. Vigilar camiones repartidores y cobrar por ello no es parte de sus funciones, y este es solo un ejemplo. Los ciudadanos debemos empoderarnos y actuar con responsabilidad, haciendo las cosas como se deben. La idea de “mientras no me vean, está ok” no debería formar parte ni de nuestra mentalidad ni de nuestro vocabulario. Desde mediados del año pasado, quienes vivimos en la ciudad capital y en varias otras ciudades del país hemos experimentado un tráfico vehicular inusual, por llamarlo de manera benigna. Recuerdo que en agosto y septiembre se decía: “Cuando llegue diciembre no se va a poder transitar”. Y así fue: llegó diciembre y todos “participamos” en la locura de salir en carro a comprar, comer o cualquier otra cosa. Los panameños —y lo más preocupante es que quienes se mudan a Panamá nos imitan— tenemos la mala costumbre de no planificar. Si salimos de compras, no trazamos una ruta, y no pensamos que, al organizarnos aunque sea mentalmente, podríamos ahorrar tiempo y combustible para cumplir nuestras tareas. Por otro lado, es común escuchar comentarios, durante las fechas de grandes celebraciones en el interior del país, como: “Así de vacías deberían estar las calles de la capital”. Sin embargo, olvidamos que, si las calles estuvieran permanentemente vacías, no tendríamos los negocios y el comercio que, de alguna forma, benefician nuestra calidad de vida. A esto se suma el comportamiento de ciertos conductores que, aunque afirman “manejar”, poco tienen de responsables. Algunos circulan en autos pintados de varios tonos de amarillo (y hasta de dorado), mientras que otros, como los motociclistas que transportan encargos y coColón no puede seguir siendo el gran olvidado. Su riqueza y potencial esperan ser liberados no solo en beneficio de sus habitantes, sino de todo el país. Rosela Nasta [email protected] Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Anne e Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Algunos circulan en autos pintados de varios tonos de amarillo (y hasta de dorado), mientras que otros, como los motociclistas que transportan encargos y comidas, suelen ignorar las normas básicas de tránsito. 7A La Prensa Panamá, martes 21 de enero de 2025

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