6A LaPrensa Panamá, sábado 18 de enero de 2025 Panorama Una niña en la construcción del Canal: Kathryn Dierkes Brewer En uno de los museos del Smithsonian, revisando archivos de ingenieríaencontré, entre las cajas de planos, documentos y fotos de las grandes obras, incluyendo el Canal de Panamá, el diario de Kathryn Dierkes. Stanley Heckadon Moreno ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] En 1909, arriba a Cristóbal, en el vapor Allianca, de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, la familia del ingeniero mecánico John Edward Dierkes, que, como tantas otras, venía a construir la mayor obra de ingeniería vista en los trópicos: el Canal de Panamá. Traía el viejo navío a su esposa Mary LaCroix, de 30 años, de Filadelfia, al igual que él; a la hija mayor, Marie, de 10 años, y la menor, Kathryn, una chiquita, flaquita y vivaz de tres años. Ayudó al ingeniero Dierkes a construir las esclusas. Según avanzaban estas obras, la familia era trasladada de un campamento a otro. Primero, residieron en el lado Pacífico, en Paraíso, Pedro Miguel, Miraflores y Diablo. Luego, en Culebra, cerca de las excavaciones del corte Gaillard o Corte Culebra, la parte más angosta y montañosa del Canal. Finalmente, en 1913, pasan a Gatún, en el lado muy lluvioso del Atlántico, y a punto de terminarse la mayor de las esclusas. Aquí vivirían cuatro años, hasta 1917, cuando regresan a Estados Unidos, instalándose en Vista, California. Usualmente, la epopeya del Canal la han narrado adultos mayores importantes: políticos, militares, ingenieros o médicos. Pero merced a grandísima casualidad, tuve la gran fortuna de toparme con los recuerdos de infancia de Kathryn Dierkes. Entre 2001 y 2002 aparecieron en Épocas, la revista histórico-cultural que dirige mi querido amigo Mario Lewis Morgan, la cual aparecía mensualmente en el diario La Prensa, seis artículos con los recuerdos de Kathr yn. Debo explicar cómo obtuve tan interesante testimonio. En noviembre de 1999, las bibliotecas de los museos del Instituto Smithsonian auspiciaron en Washington la exposición “¡Make the Dirt Fly! Building the Panama Canal”, título que podría traducirse como “¡Que se levante la tierra! Construyendo el Canal de Panamá”. Incluyó la exposición un panel sobre el vital papel del Canal tanto en la ciencia como en la tecnología y la cultura popular de Estados Unidos. A este panel se me invitó a hablar sobre el estado ambiental de la cuenca del Canal, de cara a Obras para la construcción del Canal. A la derecha, Kathryn Dierkes y su muñeca de trapo, en 1911. Kathryn, hija de John Dierkes y Mary LaCroix, vivió en Panamá; esta foto posiblemente fue tomada por su padre en el campamento de Culebra o Pedro Miguel. Cor tesía Sabrina Sin Censura: No son cuentos chinos ANÀLISIS Sabrina Bacal ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] Es claro que Trump miente al decir que China controla el Canal. Los argumentos en contra de sus afirmaciones han sido contundentes; pero no por estar basados en falsedades, sus ataques pueden desestimarse. De hecho, el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, aterrizó durante su confirmación en el Senado lo que hay atrás de las palabras de su jefe. Aseveró que las empresas chinas ubicadas a ambos lados del Canal, pueden convertir a la vía en un “punto de estrangulamiento” que amenace la seguridad de Estados Unidos en tiempos de guerra. Lo cierto es que la República Popular China tiene desde hace décadas una estrategia muy bien trazada para aumentar su influencia en el mundo. En América Latina ha aprovechado el vacío dejado por los estadounidenses. En la búsqueda de ese objetivo, Panamá es la joya de la corona, gracias al Canal. Es paradójico que le haya tocado a un gobierno tan alineado con los intereses estadounidenses, recibir la furia de Trump. Recordemos que lo primero que hizo Mulino cuando asumió el cargo fue firmar un convenio con Estados Unidos para la repatriación de migrantes. Una política que va en sintonía con la visión trumpista, al punto de que al presidente le parece apropiado decir que la verdadera frontera de Estados Unidos está en Darién. Pero no todas las señales diplomáticas apuntan hacia el norte. Hay algunas, que “sin querer queriendo”, indican otros horizontes. El 23 de septiembre el embajador de Panamá en Estados Unidos, José Miguel Alemán, presentó sus credenciales ante el presidente Joe Biden. Menos de 24 horas después, el vicecanciller Carlos Ruiz-Hernández publicó en X una foto del embajador Alemán, acompañado de una nutrida delegación panameña, con nada más y nada menos que el canciller Chino Wang Yi. La fotografía se tomó en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. El grupo de funcionarios panameños alrededor del canciller chino tenía mucho peso. De hecho, su homólogo Javier Martínez Acha encabezaba la delegación. Nuestro embajador en Estados Unidos, pudo haber tenido la prudencia, conociendo las sensibilidades estadounidenses respecto a su principal adversario geopolítico, de abstenerse de participar en la reunión. Fue un desliz diplomático, que quizás fue interpretado en Estados Unidos como una ofensa. Habiendo circulado esta foto por las redes sociales, lo más probable es que haya llegado a los círculos de quien ahora nos está acusando de entregar el Canal a los chinos. Un llamativo desacierto, que hace parte de una tendencia en la que las relaciones exteriores se manejan sin el suficiente pensamiento estratégico. La lista de desatinos diplomáticos es larga. En 2017, cuando se oficializaron relaciones con China, Juan Carlos Varela desaprovechó la gran oportunidad de exigirle a la potencia oriental que se adhiriera al protocolo del Tratado de Neutralidad, como lo han hecho 40 países. China es el único de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que no lo ha firmado. Por su parte, Panamá firmó varios acuerdos propuestos por China. La ruptura de Panamá con Taiwan ocasionó un efecto dominó. Le siguieron El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Honduras. El Secretario de Estado durante la primera administración Trump, Mike Pompeo, vino a Panamá a decir que el país debía abrir los ojos con China. El exembajador John Feeley confesó que la decisión de Panamá lo tomó por sorpresa. Nos quedamos sin representante de Estados Unidos durante varios años. A Varela le quitaron la visa americana e ingresó en la lista de corrupción significativa del Departamento de Estado. Hay muchas especulaciones sobre las razones para esto, pero hay un hecho difícil de olvidar: Varela había dado luz verde para que la embajada china estuviese en China ha aprovechado el vacío de Estados Unidos para acercarse a América Latina. LP Amador, precisamente en la entrada del Canal, hasta que llegaron los gritos desde el nor te. La intención de Cortizo era enfriar la relación con China, pero su gobierno renovó por 25 años la concesión a Hutchison Ports, que desde 1997 opera los puertos de Cristóbal y Balboa, a ambos lados del Canal. La opacidad en la que se dio la extensión del contrato y los cuestionamientos sobre el bajo aporte que hace al Estadolacompañíavinculada a China, han llevado al contralor a anunciar que será la auditoría más importante que haga. Si la hace, escándalos de corrupción como la descentralización paralela o el IFARHU, pueden quedar como menudencias. El cuarto puente sobre el Canal se reactivó una vez llegó a nuestro país la embajadora Xu Xueyuan, quien era la poderosa jefa de misión en la Embajada China en Estados Unidos. Adicionalmente, una compañía del estado chino inyectó capital en First Quantum Minerals tras las protestas de 2023. Tan grande fue la tirada de toalla, que lograron un asiento en la junta directiva de la empresa que firmó un contrato que violaba la Constitución panameña 25 veces. Hay muchas otras inversiones chinas en Panamá, pero más importante que mencionarlas, es entender las implicaciones detrás. En las empresas chinas, el Estado y el partido comunista, tienen participación e influencia. Desde Estados Unidos, se alega, como lo ha hecho Marco Rubio, que las infraestructuras pueden tener uso dual, para propósitos militares. De eso, no hay ninguna prueba. Sin embargo, hace poco nos enteramos que el puerto de cruceros de Amador, construido por una compañía china, estaba siendo utilizado como astillero. No es un uso militar, pero sí es un uso distinto al turístico. Panamá se encuentra en una posición muy compleja. Por un lado, un Estados Unidos impredecible y hostil, y por el otro, una China Popular, que mueve sus fichas con sigilo y sagacidad. Es hora de dejar las improvisaciones diplomáticas y trazar una estrategia panameña para enfrentar este explosivo escenario. El pulseo de las potencias en Panamá no es un cuento chino. la reversión, pues, por cinco años, había coordinado un equipo de investigadores panameños y norteamericanos, con sede en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, que, entre 1995 y 1999, realizó el estudio titulado Proyecto de Monitoreo de los Recursos Naturales de la Cuenca del Canal. Uno de los panelistas, William Worthington, del Museo Nacional de Historia Americana, uno de los 16 museos del Smithsonian, me invitó a revisar los archivos de ingeniería para ver si encontraba algo que pudiera ser de mi interés. Para mi gran sorpresa, entre las cajas de planos, documentos y fotos de las grandes obras de ingeniería, incluyendo el Canal de Panamá, reposaba el diario de Kathryn Dierkes, donado al museo por su hijo Jack Brewer Dierkes. Worthington me facilitó la dirección de los descendientes de Kathryn, en Vista, California, quienes se alegraron al recibir mi llamada desde Panamá a fin de reconocerlos y expresarles mi interés de traducir los recuerdos de ella. Les pregunté si tenían fotos; me dijeron que muchas, pero que la mayoría se habían dañado cuando un gran terremoto rompió las tuberías de agua y anegó el sótano de la casa. Fue una gran pérdida para esta historia tan fascinante. Pat Alvarado, de Cecropia Press, me ha editado los artículos que aparecieronen Épocasen el librito titulado Una Niña en la construcción del canal. Kathryn Dierkes Brewer, recién publicado por Amazon en formato impreso y digital.
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