6A LaPrensa Panamá, martes 14 de enero de 2025 Panorama La serranía del Tabasará en el invierno de 1970 La insensibilidad hacia la la vida de los indígenasmotivó al autor a defender su riqueza y legado, resaltando su lucha ante el olvido y la discriminación. CRÓNICA S Stanley Heckador Moreno ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] En el invierno de 1970 entré por primera vez a la serranía del Tabasará con mi baquiano Fabio Bernal. Siempre dependo de mis baquianos para que me llevaran y trajeran por las selvas, ríos y serranías. Tras un durísimo día de subir y bajar cerros, anochecía cuando llegamos al caserío guaymí de Cerro Plata, Veraguas. Era tiempo del “junito”, pues las cosechas fracasaron por la sequía. No se conseguía arroz. Una humilde señora, viuda y con tres niños, nos dio posada en su ranchito facilitándonos dos cueros de vaca para dormir en el suelo. De comida solo nos quedaba una lata de Corned Beef que los niños miraban con hambre. Ella nos dijo que de comer solo le quedaban unos frijoles que mezcló con la carne en lata y un musgo que trajo de las piedras del río Cobre y que dijo nos haría sentir como si hubiéramos comido cuatro platos de arroz. Así fue. Al otro día fui al río a ver de donde ella sacó el musgo y fotografié unas vacas y caballos que, como no había pasto, metían la cabeza dentro del agua para rumiar las piedras donde se creía. Una epidemia de tosferina azotaba el caserío, donde habían muerto 13 niños. Nunca había visto morir criaturas así, ni pensaba que ello sucediera en Panamá en el siglo XX. Esa noche, como no podía dormir, caminé entre los ranchitos viendo entre los palos de las paredes a las mamás consolando en brazos a sus niños, mientras ellos tosían y fallecían. Le dije a Fabio que partiríamos al amanecer, rumbo al caserío más cercano con una radio y pedir una avioneta que nos llevase a Santiago. Este llano era Buenos Aires, donde un comerciante chino tenía una radio. Partimos al amanecer y bajo la lluvia. Caminamos día y noche por angostos caminos, resbalosas trincheras por donde corrían torrentes de agua y donde nos topamos con culebras que podíamos detectar por la malicia de los caballos y los focos de manos. Cruzamos muchas quebradas y ríos. El más peligroso el Cañazas, pasamos cerca de una gran catarata y con el agua al pecho. A mediodía, alcanzamos Buenos Aires. El comerciante, muy atento, nos dio posada, comida y por radio llamó a Santiago. Al siUna mira a la cordillera Central del istmo de Panamá. Alexander Arosemena guiente día, la avioneta de Aerolíneas Cantú nos dejó en Santiago. Fui a hablar con el jefe médico de Veraguas. Su secretaria me hizo esperar horas. Al entrar le digo: “Doctor, me llamo fulano de tal, soy jefe de Asuntos Indígenas de Digedecom [Dirección General para el Desarrollo de la Comunidad], acabo de bajar de la serranía y he visto morir de tosferina a 13 niños”. Aunque lo tenía enfrente, el médico me miraba, pero no me veía. Acerqué mi silla a su escritorio y le dije: “Doc tor, han muerto niños en las montañas, de tosferina. “¿Qué puede hacer?”. Me dice: “Esa es la vaina de estos indios. Siempre se andan muriendo de una vaina u otra. Ellos bien saben que solo tienen derecho a dos giras médicas: la de invierno y la de verano. Ya la de invierno pasó, así que se jodan”. No podía creer que este médico fuera tan indiferente a la muerte de estos niños. Salí sin saber qué hacer ni dónde ir, súbito me topéconunamigoperiodista, Danilo Caballero, a quien me dijo que fuera a ver a monseñor Martín Legarra, obispo de Veraguas. Fui al obispado, me atendió monseñor en persona. Le expliqué la situación y él me dijo: ¿Por qué me cuentas eso a mí? “Dile al médico”. Le dije que acababa de ver al jefe médico y que me dijo sobre los indígenas. Monseñor movió la cabeza y súbitamente me preguntó si yo había hablado por la radio. Le dije que jamás, pues era muy tímido. Me dijo que fuera esa noche a Radio Veraguas, donde enseñaban a leer y a escribir vía la radio, y entrevistaba a visitantes. Los receptores que estaban en las comunidades habían sido donados por los obispos alemanes. Esa noche, el que dirigía el programa de alfabetización, con el método Freire, dice: “Y ahora tenemos un invitado especial, quien va a contarnos lo que ha visto en la serranía”. El nerviosismo que sentía se desvaneció tan pronto tomé el micrófono. Me invadió una gran paz y lucidez y pude detallar mis impresiones de la epidemia de tosferina en Cerro Plata. A los días, un helicóptero de la Guardia Nacional llevóunamisiónmédicaa la serranía. Me di cuenta del gran poder de los medios. En esa época, la radio era la única forma de entrar a las montañas. Este evento en la serranía, hace 55 años, marcó un capítulo de andar antropológico. En adelante, me enfocaría en los derechos indígenas, la seguridad de la tenencia de la tierra, en el establecimientodelascomarcas y la autodeterminación de estos pueblos. Me leería casi toda la legislación indigenista del Panamá colonial, colombiano y republicano. Leyes expedidas por los padres de la patria y los intelectuales, desbordantes en desprecio hacia el indígena. Leyes que los califican de salvajes y como menores de edad. De tratados, amigos e intereses Memoria David Mizrachi Fidanque [email protected] E l 7 de septiembre de 1977 se firmaron los Tratados del Canal de Panamá.Al poco tiempo, el 19 de noviembre de 1977, el presidente egipcio, Anwar Sadat, visitó sorpresivamente Israel. Así se inició el primer proceso de paz en el Medio Oriente desde la fundación de Israel. Este culminó con la firma del Tratado de Paz entre Israel y Egipto el 26 de marzo de 1979. El 1 de octubre de 1979 entraron en vigor los Tratados del Canal, terminándose el enclave de Estados Unidos en Panamá conocido como la Zona del Canal. En el ámbito de las relaciones internacionales, un periodo de un poco más de dos años es considerado extremadamente corto. Además, consideremos que 9,343 kilómetros separan a El Cairo de Washington y 11,736 kilómetros a Panamá de Jerusalén. No obstante, hay más coincidencias de entre esos acontecimientos de las que saltan a la vista. El primer factor de conexión fue Jimmy Carter. Fue contraparte del general Omar Torrijos en el proceso de negociación de los Tratados del Canal. Coetáneamente, gestionó el Tratado de Paz entre Israel y Egipto. El segundo factor no es tan obvio. Se trata de Sol Linowitz, un diplomático estadounidense. Linowitz era uno de los hombres de confianza de Carter. Fue uno de los dos negociadores en jefe de los Tratados del Canal junto con Ellsworth Bunker. A solo un mes de la implementación de los Tratados del Canal, fue nombrado Representante Especial para las Negociaciones en OrienteMedio,el6denoviembre de 1979. Se ha hablado del presidente Carter y del Embajador Linowitz como “ami - go s ”de Panamá, Egipto e Israel. No podemos decir lo mismo de Estados Unidos. La amistad es un sentimiento que solo tenemos los seres humanos. Carter era “ami - go ”de Torrijos, de Begin y de Sadat. Estos dos últimos se convirtieron en amigos entre sí. Por su parte, me gustaría saber si los negociadores panameños sobrevivientes, Aristides Royo, Adolfo Ahumada y Omar Jaen Suárez desarrollaron amistades con Linowitz o Bunker. Digo lo anterior porque se dice que las naciones no tienen amigos: tienen intereses. Durante la presidencia de Carter, y, especialmente entre 1977 y 1979, los intereses de Estados Unidos incluían promover los derechos humanos, la igualdad de las naciones y la cultura de paz. Reivindicar la soberanía de Panamá y auspiciar el fin del estado de guerra entre Israel y Egipto eran fines alineados a los intereses coyunturales de Estados Unidos, Panamá, Egipto e Israel. La amistad de Carter con los otros líderes mundiales facilitó avanzar esos intereses nacionales. Dicen que fomentar esas amistades e intereses probablemente le costó a Carter la reelección en 1980. Recordemos que la Alianza del Atlántico entre el Reino Unido y Estados Unidos se forjó de amistades poco probables como las de Churchill y Roosevelt, Reagan y Thatcher, y (George W.) Bush y Blair. Esas amistades alinearon los intereses de ambas naciones. Casi cinco décadas desde esos acontecimientos, pareciera que los Tratados del Canal están nuevamente en la palestra. Por su parte, OrienteMediosevemás convulsionado que en décadas. Israel ha firmado tratados de paz con Jordania, Bahréin, Emiratos Árabes, Marruecos y Sudán, y estaba por firmar uno con Arabia Saudita poco antes del estallido de la actual conflagración posterior a la masacre del 7 de octubre de 2023. Habiendo analizado los intereses en juego entre 1977 y 1979, corresponde analizar los intereses actuales. Estados Unidos busca retomar su rol como potencia dominante en el mundo. Panamá busca aprovechar su buena gestión del Canal. Israel busca garantizar su seguridad y viabilidad. Muchos de sus vecinos árabes buscan reducir la amenaza de Irán y sus proxis. Alinear tantos intereses cruzados requerirá nuevamente de voluntad, afinidad, lealtad y altruismo. Todas esas son características humanas. En la medida en que los líderes en cada región en transición se enfoquen en cultivar amistades con sus contrapartes, esas amistades serán el catalizador para alinear los intereses nacionales. En las entrañas de la serranía del Tabasará. Archivo
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