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8A LaPrensa Panamá, domingo 17 de noviembre de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista La opinión de Hilde Mitos sobre las dietas y el ejercicio Salud Alicia Sosa Pedreschi Néstor Sosa [email protected] Los conocimientos sobre dietas y ejercicios están, por alguna razón, plagados de mitos que en el mejor de casos causan risa, pero en otros puede ser hasta perjudiciales para la salud. Uno de nuestros pacientes, preocupado por el colesterol, nos dijo en una cita que, si él desayunaba un huevo, en la noche no cenaba nada con huevos, sino que pedía comida de McDonald por temor a que se le subiera el colesterol. Otro, que en la noche prefería una comida ligera, con galletas, mermelada y chicha de naranja. Esta combinación puede ser fácil de digerir, pero el contenido de azúcar y carbohidratos dista mucho de reflejar una dieta balanceada. Uno de los mitos más prevalentes en cuanto a dieta, ejercicios y pérdida de peso, es que es fácil perder peso solamente haciendo ejercicios, sin limitar la ingesta de alimentos. Para perder una libra de grasa es necesario un balance negativo de aproximadamente 3,500 calorías. Es decir, gastar 3,500 calorías más de lo que se come. Una persona de 180 libras de peso puede quemar cerca de 500 calorías con 30 minutos de una actividad vigorosa como correr. Si esta persona no aumenta su ingesta de comida, necesitaría correr esa cantidad por 7 días seguidos para perder una libra. Si el último días de su entrenamiento, para festejar su perseverancia, esa persona va a cenar pizza de tamaño regular, con una cerveza y un postrecito, sin exagerar, puede ingerir más de 3500 calorías en una sola sentada, anulando toda una semana de trabajo intenso en la caminadora. En cierta forma, la pérdida de peso puede compararse a una cuenta de ahorro. Si uno deposita dinero, es decir come muchos alimentos que contienen energía, ésta se almacena en forma de grasa en nuestro cuerpo. Si uno desea eliminar el exceso de grasa, uno debe disminuir la ingesta de alimentos, o sea depositar menos en la cuenta y gastar más energía, o sea retirar fondos de la cuenta, y esto se realiza haciendo ejercicios y manteniéndose activo durante el día. Por supuesto que hay dietas de moda que pueden ayudar a perder peso, como las dietas que restringen los carbohidratos (Paleo, Keto, Atkins) o las estrategias de ayuno intermitente, donde uno se salta una comida o no come durante ciertos días de la semana. Pero en cierto grado, muchas de estas estrategias resultan al fin de cuentas en una disminución en la ingesta total de calorías. Una desventaja de estas dietas “especiales”, es que no son siempre sostenibles en el tiempo y con frecuencia producen rebotes del peso al momento de abandonarlas y reiniciar nuestra alimentación pre-dieta. Un mito que escuchamos mucho en consulta es: “en mi casa no se come azúcar, endulzamos con raspadura o con miel”. La realidad es que estos alimentos, a pesar de ser menos procesados que el azúcar blanca, son también carbohidratos simples y causan el mismo efecto en el cuerpo. Además, muchos productos que se consumen a diario pueden tener azúcar en sus ingredientes, aunque no tengan un “sabor dulce”. Este es el caso de ciertas salsas, aderezos, embutidos, panes y otros. También es cierto que es más fácil “pasar - se”en calorías cuando consumimos alimentos ultraprocesados, ya que en una pequeña cantidad de alimento suele tener un alto contenido calórico. Algunos alimentos, aunque “saludables”o naturales pueden adicionar calorías a nuestras dietas. Una paciente nos dijo que al yogurt le agregaba 2 cucharadas de semillas de chía, 2 cucharadas de semillas de cáñamo y 2 cucharadas de nueces y todo esto le adicionaba más de 350 calorías al yogurt y le dificultaba mucho más la pérdida de peso. Otro mito sobre el ejercicio es que para “quemar más calorías”hay que sudar mucho. Para ello, muchas personas se ponen trajes de plástico o calentadores al salir a hacer ejercicios. En realidad, lo que ocurre comúnmente es que se deshidratan más rápidamente y detienen el ejercicio prematuramente por el calor y el agotamiento. Y el resultado neto, es que queman menos calorías que si hicieran ejercicios sin estar sobre vestidos. El ejercicio aeróbico como correr, nadar, caminar, contribuye al consumo de calorías. Pero las investigaciones científicas han demostrado que es necesario combinar estas actividades con ejercicios de resistencia como levantar pesas y con sesiones de ejercicios alta intensidad. El hacer ejercicios con pesas tiene múltiples beneficios, pues previene la pérdida de músculo que ocurre con la edad, fortalece los tejidos de soporte como huesos tendones y ligamentos. Además, contrarresta en cierta medida la pérdida de masa muscular que acompaña la restricción calórica de las dietas para perder peso. En las sesiones de alta intensidad, por otro lado, uno realiza varios intervalos de ejercicios muy vigorosos para aumentar la frecuencia cardíaca por períodos cortos de 30 a 60 segundos, alternando con períodos de descanso, para recuperarse, que pueden durar varios minutos. Además de contribuir a la condición física, estos ejercicios intensos aumentan el metabolismo y ayudan a consumir calorías y adicionar variedad a las rutinas aeróbicas. Por supuesto y como siempre, es importante una evaluación médica antes de embarcarse en programas de ejercicios, y la asesoría de un profesional de Nutrición antes de empezar una dieta. Igual es muy importante al hacer ejercicios, aumentar muy gradualmente la intensidad y duración de estos para prevenir lesiones. Y para los que dicen, “a mí hasta el agua me engorda”, sepan que eso es también un mito. No es el agua sino la empanada que comieron antes del vaso con agua y ver mucho Ne tflix. LOS AUTORES SON nutricicionista y médico. Hacer ejercicios con pesas tiene múltiples beneficios, pues previene la pérdida de músculo que ocurre con la edad, fortalece los tejidos de soporte como huesos tendones y ligamentos. Además, contrarresta en cierta medida la pérdida de masa muscular que acompaña la restricción calórica de las dietas para perder peso. ¿De dónde nos vino tanta corrupción? Valores Víctor Paz [email protected] Bajo ninguna circunstancia recomiendo leer, ni mucho menos interpretar el siguiente artículo como si se tratase de una apología a la corrupción. Sin embargo, debo decir que, si no entendemos de buena gana su esencia, jamás podremos eliminar (del todo) su existencia. El político corrupto es como el pan quemado que sale del horno descompuesto. Para comer del buen pan, primero tenemos que reparar el horno. Los políticos son apenas el reflejo cruzado del inconsciente colectivo entre lo que sentimos, queremos, hablamos, pensamos y hacemos como sociedad. Al panameño común le gusta creer, y más aún decir, que se equivocó al votar. Pero, más allá de quejarse, hace poco por corregirlo. Los ojos del ser humano apuntan hacia afuera, por eso es más fácil ver las fallas de los demás antes que las propias. De eso, y del desconocimiento personal crónico, nace la doble moral. Esa doble moral es la que nos impide avanzar, tanto personal como socialmente. Porque uno no puede exigir a los demás lo que primero no se puede exigir ni dar a sí mismo. En cuanto a la corrupción, Panamá tiene una fuerte crisis de moral pública. A todos nos gusta criticar los megaescándalos de corrupción que cosechamos cada semana, como si la corrupción se tratara del producto cultivado con mayor esmero en Panamá, de consumo local y exportación, incluso. Que, dicho sea de paso, ingerimos (o nos lo hacen ingerir) casi a diario. Sin embargo, nos disgusta recordar quién, cómo y cuándo se sembró este producto. Porque nuestra doble moral nos lo “impide”. La apoteósica corrupción política que contemplamos de forma masoquista gobierno tras gobierno no es más que el resultado lógico de la suma social de muchos actos de “microcorrupción”personal. Pero veámoslo más a detalle. Cada vez que alguien orina o tira basura en la calle, es similar al político que roba, porque ambos no respetan la cosa pública. Cuando alguien traiciona a un ser querido, es similar al político que se vende al poder económico. Cada vez que favorecemos a un amigo (rosca) por encima del deber ser, es muy parecido al nepotismo y amiguismo gubernamental. Cuando se explota a un empleado o empleada de la casa, equivale al gobierno explotando al pueblo. Cada vez que se le sube desproporcionadamente el precio a un artículo, es similar a “robó pero hizo”, versión “me robaron, pero saqué algo ”. Cada vez que “la letra menuda”blinda a la parte más fuerte de una relación contractual, equivale a la justicia nacional protegiendo al más poderoso. Cada vez que impedimos que alguien progrese para favorecer a un amigo o pariente (rosca), estamos patrocinando un auxilio económico o una cirugía bariátrica mal habida. Cada vez que exigimos tres funciones por la remuneración de una, o no cumplimos con nuestro trabajo a cabalidad, nos llevamos una viga del puente. Cada vez que nos quejamos por la radio o redes, pero no vamos a las marchas para exigir justicia y respeto, equivale al gobierno diciendo que “hubo corrupción”sin meter a nadie preso. Cada vez que un paisano desatiende una señal de tránsito, o en su defecto, el agente coimea, es similar al político que viola la Constitución a diario. Cada vez que alguien, en lugar de servir, se sirve de los demás, es muy parecido al empleado público sirviéndose del Estado (salarios excesivos, exoneraciones, dietas). Cada vez que alguien, por comodidad o cobardía, observa impávido la tragedia del vecino, luego termina pidiéndonos “un sacrificio”masivo para tapar la corrupción y el daño estatal que generaron y aún mantienen unos pocos sinvergüenzas. Aunque nos resulte muy difícil de aceptar, más allá de la doble moral, el panameño no reacciona ante la corrupción porque se siente parte de ella. De tal forma, y aunque suene duro, para erradicarla de nuestros políticos, primero tendremos que erradicarla de nosotros mismos. EL AUTOR es ingeniero en sistemas. La apoteósica corrupción política que contemplamos de forma masoquista gobierno tras gobierno no es más que el resultado lógico de la suma social de muchos actos de “microcorrupción” personal.

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