6B LaPrensa Panamá, domingo 17 de noviembre de 2024 VOCES DE LA ACADEMIA El ibis regresa a sus pagos Martín Jamieson [email protected] Una reciente nota periodística informó que dos ibis calvos (ave llamada científicamente Gerondicus eremita, popularmente conocida como ibis eremita o ibis calvo del norte) se habían avistado en el Rosellón francés, de donde habían desaparecido. Su avistamiento ha dejado esperanzados a ornitólogos y ambientalistas. Ambos grupos desean que próximamente se sepa de más representantes de la especie en este sur de Francia, un hábitat que tuvieron, y que su número aumente, porque el ibis se encuentra en peligro de extinción y su presencia en estado salvaje se documenta sólo en contados países extraeuropeos. La nota me hizo recordar “Ibis”de Demetrio Fábrega Arosemena (1881-1932). Recurrí al Itinerario de la poesía en Panamá(1975), de Rodrigo Miró, antología abarcadora, pero no incluía “Ibis”del poeta (farmacéutico en la vida profesional) acerca de quien se discutió si era o no parnasiano. Cien años de poesía en Panamá(1953), antología anterior de Miró mismo, que sirvió de guía durante decenios para adentrarse en la lírica del país, documentó la composición buscada. Demetrio Fábrega Arosemena es uno de los varios Demetrios de nuestras letras, pues son él, miembro fundador de la Academia Panameña de la Lengua, Korsi, Herrera Sevillano o Demetrio J. Fábrega López, traductor, poeta y cuentista, los que ostentan tal nombre, que es teofórico, es decir, que incluye el nombre de una deidad, en este caso Deméter, diosa helénica de la agricultura. El poema “Ibis”es tá compuesto de 10 serventesios (estrofas de cuatro versos de arte mayor con rima consonante alterna). En este poema narrativo (de prosopopeya) hay un ave cautiva en un zoológico. (Ricardo Miró poetizó unas “Garzas cautivas ”del Palacio Presidencial). “Ibis” comienza así: “En el jardín zoológico, donde se halla cautivo, /el Ibis meditaba como un anciano arqueólogo/ y cuando pensó mucho alzó su cuello altivo/ y habló pausadamente. Oídle su monólogo:/ Yo soy sagrado vástago de aquella estirpe egregia/ que floreció en Egipto en tiempo ya remoto;/ cuando Ramsés, el grande, lució su corte regia;/ tuvo su templo Osiris, y era sagrado el loto”. El ave relata pasadas glorias africanas, que añora, y medita pensativo sobre su condición presente: “Ya para mí pasaron los tiempos de victoria/ y soy como algo exótico en las edades nuevas;/ debe morir mi raza donde nació su gloria;/ ¡quiero volver a Menfis, quiero volver a Tebas! /”. El poema es otro del tema de la nostalgia de la literatura panameña. Fábrega añade el motivo del ser encadenado, aprisionado en una monotonía que sufre, cuya superación lo haría feliz. La idea surge, igualmente, en su poema de dos estrofas en serventesios titulado “Liberación”. Empieza “Vo y atado a la Vida como bestia a la noria, /pisando, a cada vuelta, sobre mi propia huella, / sin nada que me diga de un canto de victoria, / y viendo en el espacio brillar la misma estrella”. Concluye que, al liberarse, “un grito de aleluya brotará de mi pecho”. He aquí ese deseo de añoranza que se encontraba en las primeras narraciones de Justo Arroyo. En ellas figuraba el escritor que, obligado a otras labores, ansiaba dejarlas para dedicarse por entero a las le tras. Fue “por caso de cerebración inconsciente”, según Darío en su “Soneto autumnal al Marqués de Bradomín”, que surgieron estos recuerdos. Rubén tuvo, entre varios elementos, un Versalles otoñal, una paloma, a Verlaine, un mármol, lecturas. Lo mío, de menor alcurnia, ha sido un ibis, unos poemas, exclusiones e inclusiones de las antologías y varios literatos nuestros. El autor es investigador lingüístico y literario y profesor de idiomas. Ellas.pa #RealidadAutismo UTILICE REFERENCIAS VISUALES Y AUDITIVAS PARA EXPLICAR LOS CAMBIOS A SU HIJO.
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