7A LaPrensa Panamá, sábado 2 de noviembre de 2024 Opinión Prevaricato y seducciones del autoritarismo Seguridad social José González Rivera [email protected] En Panamá, la historia parece repetirse en un movimiento circular. En momentos hay democracias liberales, en momentos hay autocracias, y en momentos gobierna “la tiranía de la minoría”. Así es y aparenta ser, desde que nos independizamos de nuestros colonizadores y sus políticas económicas extractivistas. Las alteraciones políticas -el cambio de la opinión pública, las modificaciones bruscas del sentimiento de la ciudadanía y la infidelidad del gobierno central a las bases de su partido político- han sido caldos de cultivos y motores para movimientos revolucionarios enmarcados entre la desconexión de quienes gobiernan con quienes tributan. Las democracias buscan traducir los variados intereses de la sociedad en políticas públicas aceptadas. Una república, en esencia implica un gobierno sin monarca, donde el poder emana directamente de la población. Los patrones de conflictos de nuestros predecesores impresionan fueron una lucha por las instituciones políticas absolutistas y el pueblo queriendo ponerles fin a las dictaduras de la minoría. El autoritarismo es un modo de dominación de clase en el cual el poder está siendo ejercido por la clase dominante. El régimen carece de una “ideología elaborada”, pero con mentalidades características. Karen Stenner es una politóloga australiana que ha trabajado en Duke, Princeton y otras reconocidas universidades investigando psicología política. Sus estudios se basan en la activación política de los tipos de “personalidad autoritaria”que han podido identificar que muestran una mentalidad simplista: con frecuencia, las personas se sienten atraídas por las ideas autoritarias porque les molesta la complejidad. Buscan soluciones en un nuevo lenguaje político que les haga sentir más seguros y protegidos. Los autoritaristas suelen mostrar un resurgimiento de la nostalgia, la decepción con respecto a la meritocracia y los atractivos de las teorías conspiranoicas y tratan de publicitar a sus ciudadanos informaciones erróneas y desinformaciones como teorías simples; por ejemplo, los servicios de salud se resolverán con la unificación en salud y que la única manera definitiva de salvar el programa de Invalidez, Vejez y Muerte son las cuentas individuales. El engaño, la perfidia, la fe púnica, la instigación al prevaricato son prácticas tan comunes como de vieja data en el Istmo, que muchas veces la nostalgia motiva a los gobernantes autoritarios a utilizarla. Durante la construcción del Canal, existía una marcada desigualdad y un gran malestar ciudadano, mientras que la aristocracia bogotana disfrazada de “notables”disc utían -ante la mirada de París y Washingtoncomo salvar el fracaso de la compañía del canal francés de Ferdinand de Lesseps, los pobladores del departamento del Istmo pasaban hambre y estaban desempleados. Ese grupo de notables, que eran allegados a la clase económica del presidente José Manuel Marroquín se aferraban a las interpretaciones y definiciones de propiedad privada para no perder su poder dominante y negocios ligados a “La compañía del ferrocarril de Panamá”, quien poseía el monopolio de la vía interoceánica en ese momento y sentían la amenaza de ser desplazados económicamente por el nuevo canal de Panamá. La solución era una nueva Constitución, donde solo los panameños tuvimos la determinación para realizarla. Todos sabemos en qué quedó el cuento de la aristocracia bogotana disfrazada de “no - tables”que discutían -ante la mirada de París y Washington- qué hacer con el fracaso de la compañía del canal francés de Ferdinand de Lesseps mientras los pobladores del departamento del Istmo pasaban hambre y estaban desempleados, y que un 03 de noviembre de 1903, creamos la constitución panameña para resolver la negación de la concesión del Canal francés al gobierno de Estados Unidos bajo argumento que no se podía vender, permutar o comprar franjas de territorios en la constitución colombiana. Los ahorros pensionales no son propiedad privada y no se pueden retirar cuando usted disponga de ellos, no se pueden comprar, no se pueden vender o permutar. El pilar solidario que pide la mayoría de los panameños ni expropia, ni roba ahorros a nadie. ¿Acaso puede un trabajador retirar, transferir, donar sus ahorros pensionales ante un cáncer o enfermedad terminal que disminuye su expectativa de vida actualmente antes de que cumpla su edad de jubilación? En Panamá ya no es tan fácil mentir ni repetir incesantemente informaciones erróneas o desinformaciones. La actual revolución de comunicaciones basadas en el algoritmo de las redes, que se nutren de la ira y el descontento- han mantenido un compromiso teórico con la objetividad. Cada vez estamos más conectados e informados en la nación, y en la democracia que estamos viviendo, la mayor parte del debate público se está dando en las redes sociales. No hace falta salir a protestar a la calle, a menos que sean suprimidas las voces del pueblo que emanan de ellas y forzar en las calles, hacer retroceder a quienes crean cacofonías. Los algoritmos de los propios usuarios fomentan falsas percepciones del mundo y radicalizan a quienes lo usan o lo defienden al favorecer la ira o el miedo. Recordemos que, en nuestro terruño, desde 1946 entrenábamos a líderes latinoamericanos y foráneos, en la Escuela de las Américas, para que ejercieran el control autoritario sobre instituciones gubernamentales donde olvidaban la meritocracia y gobernaban con nepotismo. A lo largo del tiempo, el despotismo ha sido una constante en la franja del Istmo de Panamá. No basta con echar del poder a un déspota para reemplazarlo por otro y esperar “un cambio”. Lo único que protege a la sociedad panameña del autoritarismo es el imperio de la ley; es decir que sean las reglas las que gobiernen, no la voluntad arbitraria de “una dictadura de las minorías”, y siempre de la mano de la democracia y los derechos humanos. Esperemos que haya sido una novatada y desconocimiento de la ley, reducir el dinero en educación y descentralización paralela, y no una seducción del autoritarismo. Esperemos que no vayan en contra de la voz del pueblo y el sistema solidario de pensiones que piden. Los ahorros pensionales no son propiedad privada y no se pueden retirar cuando usted disponga de ellos, no se pueden comprar, no se pueden vender o permutar. EL AUTOR es cirujano sub especialista. Y seguridad para todos (II) Desafíos Luis Carlos Trejos [email protected] Panamá, como cualquier Estado, debe tener como objetivo principal el bienestar de su población, asegurando que todos los panameños tengan acceso a bienes públicos esenciales, tales como salud, educación y empleo, sin excepción. Estos factores son determinantes para mejorar la calidad de vida de la población. Asimismo, el Estado panameño debe priorizar la consolidación y mantenimiento de la seguridad para su población y la integridad de su territorio, defendiendo sus intereses nacionales. En un escenario internacional cada vez más complejo y saturado de peligros, la seguridad y estabilidad nacional representan un reto constante y de creciente dificultad para Panamá. Una mirada a nuestro entorno El año 2025 se perfila como un periodo complejo e intenso, repleto de desafíos tanto a nivel nacional como regional. Panamá enfrenta un escenario nacional caracterizado por incertidumbres económicas, fragilidad social y desconfianza política. En el contexto regional, Centroamérica y Sudamérica enfrentan problemas de gobernabilidad, marcados por dictaduras civiles, estallidos sociales y una creciente delincuencia organizada que pone en jaque la seguridad interna de estos países, comprometiendo su paz y estabilidad. Actualmente, países vecinos como México, Honduras, Ecuador, Colombia y Haití son claros ejemplos de cómo la criminalidad y sus efectos deterioran la paz y estabilidad, elementos fundamentales para que la libertad pueda prosperar. Esta realidad coloca a la delincuencia organizada transnacional (DOT) en una posición de ventaja frente a los Estados, que cuentan con capacidades limitadas para hacer cumplir la ley. La DOT desarrolla estrategias empresariales para obtener ganancias ilícitas, generando un mercado propio y controlando tanto la oferta como la demanda de productos inelásticos, como las drogas, lo que da pie a una robusta economía criminal. En zonas donde la presencia del Estado es escasa o inexistente, el crimen crece y se afianza. Este fenómeno de policrisis se manifiesta en las fronteras de Colombia, Perú y Brasil, donde la falta de control estatal ha permitido que organizaciones criminales exploten recursos naturales (tala indiscriminada, minería ilegal y tráfico de especies). Estas organizaciones incluso involucran a la población local en actividades delictivas como el tráfico de migrantes y drogas, consolidando su presencia mediante una economía ilegal que les otorga cierta aceptación o legitimidad entre la población. Panamá también experimenta los efectos de esta dinámica criminal transfronteriza, principalmente desde Colombia, donde grupos ven al país como un espacio estratégico para sus operaciones debido a su posición geográfica, recursos valiosos y áreas apartadas con comunidades desatendidas. Esto genera un caldo de cultivo para actividades ilícitas en nuestras fronteras (tráfico de migrantes, drogas, minería y tala ilegal), cuyas consecuencias también se reflejan en las ciudades con problemas como homicidios, consumo de drogas, deserción escolar y pandillerismo. Ante este panorama, el año 2025 plantea un gran desafío para la seguridad de Panamá, exigiendo un análisis y direccionamiento político-estratégico que permita combatir y mitigar estas amenazas mediante una política pública de seguridad bien definida que oriente los esfuerzos del Estado panameño. EL AUTOR fue subdirector general del Servicio Nacional de Fronteras y es especialista en el campo de la seguridad y defensa por 30 años de ejercicio. La tía panameña de Gabo La última palabra Rafael Candanedo [email protected] María Gregoria Ruiz. Nombre de la tía panameña del escritor Gabriel García Márquez. Ella nació en 1886, año en que también nació el primogénito del matrimonio de quienes serían los abuelos maternos del escritor y figuras protagónicas en Cien años de soledad. Isabel Ruiz, madre de María Gregoria, fue “el verdadero amor”del coronel Nicolás Márquez, personaje de muchas obras del escritor e incluso protagonista de El coronel no tiene quien le escriba, asevera el biógrafo de García Márquez (1927-2014), Gerald Martin, escritor y profesor inglés. Nicolás Márquez Mejía residió en nuestra ciudad por unos meses durante 1885, en compañía de un tío materno (José María Mejía Vidal), y conoció a Isabel Ruiz, con quien tuvo una relación de 52 años, que concluyó con la muerte de Nicolás, en 1937. Nicolás Márquez fue terrateniente, político, orfebre y obtuvo el rango de coronel por su actuar del lado colombiano en la Guerra de los Mil Días. En esa tía y en el conocimiento de esa historia de amor, se encuentra el origen de la pasión por Panamá del literato. Su abuelo y héroe, en el istmo, “emprendió una de las aventuras amorosas que más lo marcaron”, precisa Martín, en su obra monumental. Por años, he tratado de corroborar esta historia con el Registro Civil y la Iglesia Católica, aunque por ahora nada se ha hallado. Martín, no obstante, desarrolló por casi dos décadas una biografía (no oficial) con mucha investigación, entrevistas y con información suministrada por el propio Gabo.1885 es un año crucial en Panamá. Fue ocupado por tropas de Estados Unidos (EU) en medio de la construcción francesa del Canal, bajo el mando de Fernando de Lesseps. Al dejar desprotegido el país Colombia, hubo una intentona separatista, ante lo cual Estados Unidos, recelosa de Francia, invadió, y un buque de la Armada chilena se desplazó para un contrataque. 1885. El joven de 20 años deja en Colombia a su esposa Tranquilina Iguarán Cotes, embarazada de Juan de Dios. Meses después, Isabel Ruiz queda encinta en Panamá, mientras Nicolás regresa a La Guajira en 1886, cuando recién ha nacido su hijo con Tranquilina. Los hijos fuera del matrimonio y por la experiencia del abuelo –sostiene Martín- fueron una obsesión del escritor y su obra, expresada de forma sistemática y permanente. El día del velorio del coronel una mujer suplicó a Tranquilina que le permitiera ver el cadáver. La abuela le tiró la puerta con la siguiente expresión: “Los cadáveres son solo para las esposas, para las esposas legítimas”. La mujer rechazada era Isabel Ruiz, quien vivía en Aracataca. Antes se había instalado en la Ciénaga, donde la familia Márquez Iguarán residió unos años. El escritor le relató a su biógrafo que la abuela era muy celosa y muy inquisitiva de qué lugares y personas visitaba con su abuelo en largas caminatas. Nunca le dijo a Tranquilina que vio al abuelo sentado en la sala de una casa cercana con los modos como si él fuera el dueño. La abuela le advirtió que nunca debía hablar con una niña con la que compartía clase. “Tú y ella nunca deben casarse”. Gabo no pudo confirmar, pero Martín lo deja en el aire: era la nieta de Isabel Ruiz y Nicolás Márquez. María Gregoria Ruiz, la tía panameña del escritor Gabriel García Márquez, nació en 1886, año en que también nació el primogénito del matrimonio de quienes serían los abuelos maternos del escritor y figuras protagónicas en ‘Cien años de soledad’. EL AUTOR es periodista y filólogo
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