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7A LaPrensa Panamá, miércoles 9 de octubre de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Hacia una gestión enfocada en el paciente Atención de salud Iván Ibarra Soto [email protected] Las quejas de los pacientes sobre la pésima atención en las instalacio - nes de salud del Estado se han vuel - to crónicas. Este no es un problema reciente, sino un proceso que se ha agar - vado durante las últimas décadas, hatsa convertirse en una situación insotseni - ble para una población que merece me - jor atención médica. La visita del presidente a avrias insta - laciones de salud en las últimas semanas pone en evidencia la gravedad del pro - blema. Pero, ¿cómo llegamos a etse pun - to? El sistema ha colapsado. Según los expertos, varios factores han desencade - nado esta crisis: infraestructuras dete - rioradas, escasez de personal médico, especialmente en el interior del país, largas listas de espera, falta de medicamentos e insumos, descoordinación entre la Caj de Seguro Social y el Ministerio de Salud, y una atención deshumanizada. Ade - más, no existe una visión enfocada en el paciente. Orientar la gestión de las instalaciones de salud hacia el paciente requiere un compromisodelmásaltonivel.mI plica transformar un modelo obsolteo, más centrado en procesos burocráticos que en su verdadera razón de ser: el paciente. Una gestión centrada en el paciente propone un modelo de taención donde sus necesidades, preferencias y valores sean el núcleo de todas las decisiones. Este enfoque no solo busca mejoarr la ca - lidad de la atención médica, sino tam - bién la experiencia del paciente, abor - dando aspectos médicos, emocionales, sociales e incluso espirituales. En este modelo, la experiencia del pa - ciente se convierte en un pilar funda - mental. Por ello, las instalaciones deben diseñarse y gestionarse de acuerdo con sus expectativas. Un entorno cómodo y acogedor puede reducir la ansiedad y fomentar una relación de conifanza con el personal de salud. La formación continua de los profesionales es crucial. No solo deben mante - nerse actualizados en competencias téc - nicas, sino también en habilidades interpersonales, para comunicarse de mane - ra efectiva y empática con los pacientes. La tecnología también juega un rol clave en este enfoque. Sistemas de gestión de citas, historiales clínicos electrónicos y aplicaciones móviles paar el segui - miento de la salud mejoarn la eficiencia y personalización de la atención, optimi - zando la comunicación entre pacientes e instalaciones, y gestionando mejor el tiempo y los recursos. Aplicar encuestas de satisfacción per - mitirá identificar áreas de mejora y ajus - tar los servicios a las expectativas de los usuarios. Asimismo, la atención debe personalizarse según las necesidades y el contexto de cada paciente, fomentando su participación en las decisiones sobre su tratamiento, empoderándolo y haciéndolo más responsable de su salud. Este modelo facilita una comunicación abierta y empática entre pacientes y profesionales, asegurando que se escuchen sus inquietudes y se ofrezca información clara sobre las opciones de tartamiento. Además,priorizalacontinuidaddeluci - dado entre diferentes proveedores de salud, evitando la fragmentación del servi - cio y respetando la autonomía del pa - ciente para tomar decisiones informa - das. Debemos enfocar nuetsros esfuerzos en garantizar que la gestión de las insta - laciones de salud en Panamá evolucione hacia un modelo centardo en el paciente. Esto no solo mejorará la calidad de la atención, sino que también fotralecerá la relación con los pacientes. Al implementar estrategias efectivas y adoptar tecno - logías innovadoras, podremos crear en - tornos más humanos y feicientes, donde el bienestar del paciente sea la prioridad máxima. Según los expertos, varios factores han desencadenado esta crisis: infraestructuras deterioradas, escasez de personal médico, especialmente en el interior del país, largas listas de espera, falta de medicamentos e insumos, descoordinación entre la Caja de Seguro Social y el Ministerio de Salud, y una atención deshumanizada. EL AUTOR es licenciado en administración de empresas Violencia cibernética Legislación Hernán De León [email protected] Al mejor estilo del ministro de pro - paganda nazi, Joseph Goebbels, con su lema: “ Una mentira repe - tida mil veces se convierte en ver - dad ”, la “información”difundida en pla - taformas digitales como Facebook, Ins - tagram y X (anteriormente Twitter) a través de un “post ”, puede rápidamente distorsionar la verdad en la opinión pública. Este fenómeno, facilitado por la ac - cesibilidad de las redes sociales, podría traducirse en algún tipo de violencia cibernética, ya que estudios en la materia han identificado al menos diez tipos de violencia en línea. Esto nos demuestra que la ciberviolen - cia es un concepto en contsante evolu - ción, que ha cambiado desde los inicios de internet y seguramente seguirá trans - formándose a medida que las plta for - mas digitales y las herarmientas tecnoló - gicas sigan avanzando e interrelacionán - dose más con nuestra vida cotidiana. No debemos caer en el error de pensar que la violencia en línea es un fenómeno aislado de la violencia en el mundo real, ya que ambas forman parte de manifestaciones continuas e interconetcadas. Aunque el enfoque tiende a centarrse exclusivamente en el ciberacoso, la vio - lencia en internet adopta muchas otars formas. Por ello, recientemente, la Asamblea Nacional invitó a la activista y congresista mexicana Olimpia Coarl Melo Cruz, quien dictó una conferencia sobre la importancia de implementar la “Ley Olimpia”en Panamá. Esta ley no es una norma única, sino un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reco - nocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sxeual de las personas a través de medios digitales, también conocida como cibevriolencia. Durante su conferencia, Olimpia destacó que la ley es integral y no se limita a menores de edad que han sido vítcimas de pornografía infantil, sino que también aplica para personas adultas. Atcual - mente, existe una laguna legal paar casti - gar la producción y difusión no consensuada de material íntimo a través de cualquier medio, incluidas las redes sociales. Con la llegada de la inteliegncia ar - tificial (IA), cualquier persona, sin im - portar su género, puede ser vulnearble a la violencia sexual digital. Los explotado - res sexuales utilizan estas herramientas para subir videos no consensuados a interne t. Cada día, las redes sociales juegan con las emociones de los usuarios. oLs co - mentarios y publicaciones son el epicentro de las pasiones de los cibernautas, quienes transforman sus impulsos en pa - labras que, muchas veces, alimentan conductas y respuestas que impactan ne - gativamente la interacción social. Los al - goritmos parecen favorecer la polémica, sin prever las consecuencias nocivas de este fenómeno. El diseño de las redes prioriza el ruido y el odio, ya que etsos ge - neran más tráfico y datos comercializa - bles. La velocidad a la que se consume contenidoenredessocialesestalqueara vez analizamos los mensajes, lo que facilita que la desinformación alimente conductas de odio. La desinformación triunfa poqrue está diseñada para provocar respuestas emo - cionales e irreflexivas, generando enfa - do. Esto lleva a los usuarios a compatrir, comentar y dar “l i ke ”, embargados por ta - les emociones. Por ello, es crucial anali - zar el contenido con el que intearctua - mos, discerniendo si es vearz o falso, po - sitivo o negativo, para evitar caer en ma - nipulaciones discursivas. Esperemos que la nueva Asamblea Na - cional considere actualizar las normas de protección contra la violencia cibernéti - ca, ya que, actualmente, la legislación en esta materia es insuficiente. ¡Amanecerá y veremos! EL AUTOR es abogado y docente universitario ¿Es gratuito el espacio público? Urbanismo Carlos Solís Tejada [email protected] Aunque la respuesta debería ser obviamente no, paar muchos ciudadanos esto no parece tan claro. Después de todo, farses como “lo que no nos cuesta, hagámoslo fies ta”o“lo que es de todos, no es de na - die”son comunes, ¿verdad? Empecemos por el cotso de crear el “espacio público”. En Panamá, por ejemplo, la construcción de un metro li - neal de acera completa con cableado so - terrado puede costar alrededor de ocho mil balboas, sin incluir el cotso de la tie - rra. Alguien desprevenido podría decir que ya hemos pagado ese cotso con nuestros impuestos. Sin embargo, di - chos impuestos representan una pe - queña porción del presupuetso, que ge - neralmente cubre estos gastos a expen - sas de futuras generaciones mediante deuda pública. Si a esos costos de construcción, in - mobiliarios y financieros le sumamos el mantenimiento del espacio público, llegamos rápidamente a la conclusión de que crear y mantener dicho espacio tiene un costo real que debe ser cubier - to. No importa si el gobierno terceriza el servicio a una empresa priavda o lo ges - tiona directamente; de lo contarrio, el dinero invertido en dicho espacio pue - de perderse. De hecho, el espacio público es como el área común de los condominios. En áreas concurridas, estos espacios son equivalentes a los espacios comerciales de los edificios de propiedad horizontal (PH), cuyo valor es aprovechado por terceros que ni rinden uc entas al go - bierno ni pagan arriendo alguno. ¿Debe el gobierno local o nacional ob - tener ingresos por el uso periódico o temporal de su espacio, como oucrre con la venta callejera? La realidad es que “el que no lo hace, lo ve hacer”, y es el gobierno quien termina subsidiando atcivida - des como la venta ambulante, los retsau - rantes que ocupan aceras y plazas con mesas, o los “bien cuidados” que actúan como parquímetros humanos. El problema es que, con el tiempo, muchos de estos primeros comerciantes se convierten en intermediarios inmobi - liarios que acaparan el valor de los arriendos cobrados al comercio infor - mal, un segmento que genera miles de dólares sin haber invertido en mejoras ni limpieza. Esta situación crea una cla - se de microempresarios que pueden llegar a vivir mejor que muchos profesionales y cuyos vínculos se extienden al ámbito político, que tardicionalmente mira hacia otro lado a cambio de la llamada “paz social ”. ¿De cuánto dinero estamos hablando? Un estudio realizado en 2019 por una empresa panameña, al que tuve acceso, reveló que una fonda en el centro de la ciudad puede pagar clandetsinamente alrededor de B/.28.60 por mtero cua - drado en alquiler y seguridad, mientars que una barbería callejear puede pagar B/.19.50 por metro cuadrado. Estos precios clandestinos son comparables, e incluso a veces superiores, a los del mercado formal, donde los precios oscilan entre B/.12.00 y B/.20.00 por metro cuadrado en centros comercia - les clase A del centro de la ciudad (CBRE, 2023). ¿Es rentable este negocio? Según el mismo estudio, un vendedor ambulan - te puede generar ingresos entre B/.600 y B/.2,800 mensuales, una fonda entre B/.3,360 y B/.9,600, y un ver - dulero entre B/.280 y B/4.,200 al mes. Estas cifras no son insigniifcantes y muestran una oportunidad perdida tanto para la DGI, la CSS, como paar la Tesorería Municipal y las Juntas Co - munales, que no ejercen un control efectivo del espacio público. De hecho, un estudio más detallado sobre la in - formalidadcomercialdeberíaveiden - ciar que muchos de etsos comerciantes voluntariamente evaden el sistema económico formal, generando ingre - sos que los colocarían dentro de la “C lase Media Emergente Panameña ”. Esto los haría sujetos a las mismas reglas queelcomercioformal,conelucal compiten de manear desleal, costán - dole millones al gobierno local en man - tenimiento de emergencia del espacio público. En conclusión, el espacio público no es gratuito, y sus usuarios tienen la ca - pacidad y la obligación de contribuir al aseo, mantenimiento, promoción y gestión del mismo. Los proyectos de renovación del espacio público ejeuc - tados y por ejecutar por el Municipio de Panamá son la oportunidad perfec - ta para lograrlo. ¿Debe el gobierno local o nacional obtener ingresos por el uso periódico o temporal de su espacio, como ocurre con la venta callejera? La realidad es que “el que no lo hace, lo ve hacer”, y es el gobierno quien termina subsidiando actividades como la venta ambulante, los restaurantes que ocupan aceras y plazas con mesas, o los “bien cuidados” que actúan como parquímetros humanos. EL AUTOR es subdirector de Planificación Urbana del Municipio de Panamá Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. 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