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8A LaPrensa Panamá, lunes 7 de octubre de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Los horrores del 7 de octubre Aniversario Itai Bardov [email protected] Hoy se cumple un año desde que Israel se vio obligado a participar en una guerra que no esperaba, no deseaba ni eligió. Un año desde los horrores inimaginables del 7 de octubre, un día que quedará marcado para siempre en nuestros corazones y mentes. En esa fatídica jornada, 1,200 israelíes, en su mayoría civiles, fueron asesinados por miles de terroristas de Hamás que se infiltraron en kibutzim, pueblos y pequeños puestos militares. Durante este año, hemos sido testigos de imágenes de bebés asesinados y cadáveres decapitados, relatos de torturas, humillaciones, abusos sexuales y las pesadillas que los 251 inocentes secuestrados han soportado bajo el cautiverio de Hamás. Aún permanecen 101 rehenes en Gaza, languideciendo en los túneles de Hamás, demasiado bajos para mantenerse en pie, sin ver la luz del día, con poco aire, comida o agua, luchando desesperadamente por sobrevivir. No sabemos cuántos siguen vivos, ya que Hamás no proporciona información sobre su estado, salvo cuando publica videos con fines de terror psicológico. Suponemos que la mitad de ellos aún está con vida. Los crímenes de guerra de Hamás van más allá de la masacre del 7 de octubre. Han lanzado ataques deliberados desde zonas civiles de Gaza, como escuelas, hospitales y mezquitas, utilizando a sus propios ciudadanos como escudos humanos. Tras el ataque, otras organizaciones terroristas, apoyadas por el régimen dictatorial extremista de Irán, también atacaron a Israel. Hezbolá, el brazo más fuerte de Irán, que ha llevado al Líbano al borde de la bancarrota, atacó a Israel un día después de la masacre con cohetes, misiles antitanque y drones. Los constantes bombardeos, que ya suman casi 10,000 proyectiles, han obligado a más de 60,000 israelíes a desplazarse de sus hogares en el norte del país durante todo este año. No solo Hezbolá; otros representantes terroristas iraníes, como los hutíes en Yemen, milicias chiitas en Irak y grupos en Siria y Cisjordania, se han sumado en el intento de destruir a Israel. Esta es una batalla entre quienes defienden los valores democráticos y quienes los atacan, entre un país que protege los derechos humanos y la libertad, y entidades que promueven el terror y el miedo. El pasado martes 1 de octubre, Irán lanzó 181 misiles balísticos contra Israel, obligando a 10 millones de israelíes a refugiarse en búnkeres. Israel tiene el derecho a defenderse. La guerra es terrible, y personas inocentes sufren en ambos bandos. Sin embargo, ¿qué haría otro país si fuera atacado como lo fue Israel? ¿Qué esperaban los líderes de Hamás tras perpetrar un ataque tan bárbaro? ¿Qué cree Hezbolá que conseguirá con sus continuos bombardeos? Aquellos que piden un alto el fuego inmediato sin consecuencias para Hamás y sin exigir la liberación de los rehenes están, sin querer, dándole una ventaja a los terroristas: después de cometer actos atroces, podrían escapar impunemente. Permitir que Hamás siga gobernando Gaza solo llevará a enfrentamientos futuros y más sufrimiento. Para recuperar la normalidad, la estabilidad y la paz, es imprescindible liberar a todos los rehenes y desarmar a Hamás. Pensemos en los 101 rehenes que luchan por sobrevivir en condiciones inhumanas, como la familia Bibas, cautiva junto a sus hijos Kfir y Ariel, de 9 meses y 4 años al ser secuestrados. Recordemos a Amir Cooper, de 84 años, asesinado en cautiverio, cuyo cuerpo sigue en manos de Hamás, y a Romi Gonen, de 23 años, secuestrada en el festival de danza Nova y que aún podría estar viva. No olvidemos a las víctimas asesinadas ese terrible día, como la familia Siman-Tov: los padres Tamar y Johnny, sus hijas gemelas Shahar y Arbel, de cinco años, y un niño de dos años, todos brutalmente asesinados en su hogar. Recordemos a Ruth Peretz, de 17 años, con parálisis cerebral, y a su padre, ambos quemados vivos y encontrados abrazados. Pensemos en Noya Dan, una niña autista de 13 años, asesinada junto a su abuela Carmela, de 80 años. Recordemos a todos aquellos inocentes que, ya sea en la seguridad de sus hogares o en un festival de paz, enfrentaron las torturas, violaciones y asesinatos más brutales e inhumanos. Tenemos la obligación de defender a los rehenes y exigir su liberación inmediata. Debemos restablecer la seguridad para todos en la región. Es lo correcto, es lo humano. La guerra es terrible, y personas inocentes sufren en ambos bandos. Sin embargo, ¿qué haría otro país si fuera atacado como lo fue Israel? ¿Qué esperaban los líderes de Hamás tras perpetrar un ataque tan bárbaro? ¿Qué cree Hezbolá que conseguirá con sus continuos bombardeos? EL AUTOR es embajador de Israel en Panamá Los signos de los tiempos: viejas lecciones para nuevos conflictos Conflicto Ernesto E. Cerrud [email protected] “¡Son signos de los tiempos, hijo!”, decía mi venerable abuela, en alusión a los apocalípticos acontecimientos de este turbulento mundo al que llamamos actualmente "globalizado". Sin necesidad de recurrir a la perspectiva bíblica, los hechos son ciertos y se están desencadenando a un ritmo vertiginoso, con una dinámica que evoca las premoniciones de antaño. En la interpretación de estos hechos, subyacen los intereses de los actores: sus motivaciones políticas, ideológicas, religiosas, irredentistas y de retribución, muchas veces sin límites de proporcionalidad. También se observa la decadencia del liderazgo político y los cambios en la ecuación del poder global, que ya no es el mismo desde el orden de posguerra creado en Bretton Woods (1944). La anexión de Crimea por Rusia en 2014 y la posterior invasión de Ucrania en 2022 reflejan un irredentismo ruso alimentado por el colapso de la Unión Soviética en 1991, que el presidente Putin definió como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo”. La guerra es inherente a la naturaleza humana; es tanto un medio como una manifestación de la violencia y el uso de la fuerza. Los niveles de escalada y la proporcionalidad en el uso de la fuerza, junto con la legitimidad de su ejercicio (como el principio de legítima defensa o su uso preventivo), representan desafíos constantes para los estrategas militares, políticos y diplomáticos. En la política internacional, los “d obles raseros”, ajenos a principios de ética o moralidad, se manifiestan en la “r e a lpolitik”, un realismo frío que ignora a las víctimas y los daños colaterales. El derecho a la legítima defensa y la proporcionalidad en la retribución no están escritos en piedra en la Carta de la ONU (art. 51). Si muchos de los beligerantes actuales no construyeron el orden de posguerra, ¿por qué acatar normas impuestas principalmente por los aliados occidentales en 1945? El orden mundial establecido desde 1945 ha sido desafiado, y la conflictividad regional amenaza con convertirse en global. Las señales de estos tiempos comienzan a encender sus alarmas infernales, con la amenaza del uso de armas nucleares si Occidente permite que Ucrania utilice armamento de largo alcance contra territorio ruso. El Kremlin, en respuesta, modifica su doctrina nuclear ante lo que considera “amenazas críticas”a la seguridad de Rusia. Un mensaje contundente para la OTAN. Los recientes acontecimientos en Oriente Medio (Gaza, Cisjordania, Líbano, Hamás, Hezbolá, Irán, y los hutíes en Yemen, entre otros) son una proyección de un nuevo orden liderado por coaliciones de países con visiones opuestas del mundo: un eje de actores autoritarios “i l i b e ra l e s ”(Rusia, Corea del Norte, China, e Irán) frente a Occidente y sus imperfectas democracias liberales lideradas por Estados Unidos (sin Trump) y la Unión Europea. Ante esta disyuntiva global, cabe afirmar que, sin un reacomodo geoestratégico que reconozca los intereses de las partes involucradas en las zonas de conflicto (Medio Oriente, Ucrania-Rusia, China-Taiwán, Mar del Sur de China), la humanidad corre el riesgo de repetir la apocalíptica experiencia de hace 80 años. ¡Signos de los tiempos!. Los recientes acontecimientos en Oriente Medio (Gaza, Cisjordania, Líbano, Hamás, Hezbolá, Irán, y los hutíes en Yemen, entre otros) son una proyección de un nuevo orden liderado por coaliciones de países con visiones opuestas del mundo: un eje de actores autoritarios “iliberales”(Rusia, Corea del Norte, China, e Irán) frente a Occidente y sus imperfectas democracias liberales lideradas por Estados Unidos (sin Trump) y la Unión Europea. EL AUTOR es analista de relaciones internacionales. El Día del Niño y la banalidad de la nostalgia Falta de prioridades Susana Lezcano [email protected] La reciente aprobación en el pleno de la Asamblea del proyecto de ley 72, que declara el 1 de noviembre de cada año como Día del Niño y la Niña en la República de Panamá, es una muestra más de la desconexión de la clase política con la coherencia y el sentido común. Aunque la exposición de motivos de esta nueva ley alude a una supuesta relevancia histórica, la realidad es que no conmemora ningún acontecimiento. Como muchas otras efemérides, es una fecha arbitrariamente seleccionada para traer una causa a la palestra. Si el Día del Niño se celebra en noviembre o en julio, realmente es irrelevante. A los niños, que se supone son el foco de esta efeméride, no les importa cuándo sea. Lo viví de niña y como madre también, y créanme, da perfectamente lo mismo. Otro supuesto valor de esta ley es estimular el comercio y el consumo. Sin embargo, ahora la festividad (que, a todo esto, no es un feriado) pasa de tener un lugar destacado a medio año, en una época de menos gastos, a convertirse en una cuenta más en un rosario de festividades justo antes de la temporada de mayor consumo del año. Para poner la situación en perspectiva, solo en noviembre hay seis festividades que sí son feriados, con los cuales compite esta efeméride, lo que hace este cambio de julio a noviembre contrario a su objetivo. Ni hablar de lo perverso que parece utilizar una fecha dedicada a los niños para hacer dinero, como si no fuera suficiente con la comercialización de la navidad. Si esta ley no tiene una relevancia histórica, ni potencial para dinamizar la economía, y los valores que se supone debe promover están ausentes, entonces…¿cuál es su valor real? Todo esto nos demuestra que esta ley no fue impulsada por fines altruistas ni mucho menos prácticos, sino por mero capricho del diputado que la propuso y por la mentalidad de rebaño de aquellos que votaron para aprobarla. Flaco favor nos hace la Asamblea al malgastar tiempo y recursos valiosos para resolver un problema que, en realidad, era más favorable que su “solución”. Nada de esto importa si pueden fotografiarse sosteniendo su creación aprobada, como si hubiesen hecho la gran hazaña. Mientras tanto, vivimos en un país donde los niños siguen cruzando ríos y quebradas para llegar a la escuela, si es que no mueren en el intento, mientras la corrupción se traga los recursos que les permitirían tener educación y salud de calidad. Al final, solo nos queda un día alto en azúcar y nulo en sustancia, sin más beneficio que satisfacer la nostalgia, la autocomplacencia y la necesidad de superioridad moral de poder decir que devolvieron el Día del Niño a la fecha que supuestamente corresponde. LA AUTORA es miembro de la Fundación Libertad Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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