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7A LaPrensa Panamá, martes 3 de septiembre de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Polarización: ¿Impulso u obstáculo? División Natanael García [email protected] En el contexto actual, caracterizado por profundas divisiones, surge una pregunta crucial: ¿cómo podemos llegar a acuerdos y a tomar decisiones efectivas en medio de una polarización tan marc a d a? La polarización social se refiere al grado de división existente entre dos o más grupos debido a diferencias ideológicas, económicas, religiosas o territoriales. A medida que aumenta la distancia entre las posturas de los actores políticos y sociales, también lo hace el nivel de polarización. Nuestro país está atravesando una coyuntura interesante tras las recientes elecciones generales. Esta situación puede ser un desafío o una oportunidad para fortalecer la democracia. Aunque existe un ambiente de expectativa y búsqueda de paz, la polarización que precedió a los comicios persiste. Este fenómeno es evidente en encuestas, sondeos, entrevistas y redes sociales. Un aspecto adicional de la polarización es la polarización afectiva, que se refiere a las emociones que los líderes generan en los ciudadanos. Se observa una oposición entre los sentimientos positivos hacia los líderes con los que un grupo se identifica y los sentimientos negativos hacia aquellos con los que no se identifica. Un estudio realizado en 2020 por el psicólogo Eli Finkel y sus colegas sobre la sociedad estadounidense reveló que los seguidores de los grandes partidos políticos tienden a ver a los simpatizantes del otro partido como diferentes, mostrando hostilidad y desagrado, y considerando a su propio grupo como moralmente super i o r. Estas dinámicas pueden tener tanto efectos positivos como negativos. En el lado positivo, la existencia de diversas posturas ideológicas permite a los ciudadanos evaluar distintas políticas públicas y elegir la opción que consideran más adecuada, lo que puede incrementar el compromiso y la participación ciudadana. Los efectos negativos también son significativos. La creciente división puede llevar a la parálisis institucional, como se evidenció en la Asamblea Nacional el pasado julio, cuando la instalación de comisiones de trabajo se vio bloqueada por la falta de acuerdos entre facciones. Un ejemplo relevante de cómo la polarización puede ser gestionada constructivamente es el proceso de paz en Colombia. Durante décadas, Colombia enfrentó una profunda polarización debido al conflicto armado entre el gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En 2016, se logró un acuerdo de paz histórico tras años de intensas negociaciones. El proceso de paz colombiano ilustra cómo la polarización puede ser abordada de manera efectiva mediante inclusión, negociación y comunicación. 1. Inclusión de Voces Diversas: El acuerdo incluyó no sólo a los líderes de las FARC y del gobierno, sino también a una variedad de sectores de la sociedad civil, como organizaciones de derechos humanos y partidos políticos. Esto ayudó a abordar la polarización al garantizar que todas las partes interesadas tuvieran una voz en el proceso. 2. Negociación y Compromiso: En lugar de imponer soluciones unilaterales, se optó por una negociación en la que ambas partes hicieron concesiones. El acuerdo incluyó medidas de justicia transicional y amnistía para ciertos crímenes, así como la reintegración de excombatientes y su participación en la vida política. Ello permitió equilibrar las demandas de justicia con las necesidades de reconciliación y estabilidad. 3. Campaña de Sensibilización: Para superar la polarización y el escepticismo, se llevó a cabo una extensa campaña de sensibilización, explicando la la población los términos del acuerdo y los beneficios esperados, lo que facilitó un referéndum en el que se debatió el acuerdo. 4. Implementación Gradual: La implementación del acuerdo se realizó de manera gradual, con mecanismos de seguimiento para asegurar el cumplimiento y abordar problemas emergentes. Este enfoque permitió ajustar el proceso en función de la realidad y mantener el compromiso de todas las partes. El proceso de paz en Colombia demuestra que la polarización no necesariamente tiene que ser un obstáculo insuperable. Mediante un enfoque inclusivo y negociador, es posible transformar la polarización en una oportunidad para alcanzar acuerdos significativos y duraderos. Desde Jóvenes Unidos por la Educación, instamos a los actores políticos y sociales a gestionar eficientemente cada conflicto, enfocándose en maximizar la satisfacción de los intereses comunes y fomentando un clima de confianza que facilite el diálogo y la cooperación para el bienestar social de todos. Nuestro país está atravesando una coyuntura interesante tras las recientes elecciones generales. Esta situación puede ser un desafío o una oportunidad para fortalecer la democracia. EL AUTOR es miembro de Jóvenes Unidos por la Educación. Rod Carew y el ‘cainismo’ panameño Nacionalidad Pedro Crenes Castro [email protected] En 1985, la voz de René Rizcalla narraba en Canal 4 cómo Rod Carew conectaba su hitnúmero 3,000 en California. En 19 temporadas, acumuló 3,053 hits, jugó 18 partidos de las Estrellas, ganó siete títulos de bateo y el MVP de la Liga Americana en 1977. Entró al Salón de la Fama del Béisbol en 1991. Todo esto siendo panameño. Hace unos días, con 78 años y habiendo dejado el nombre de este país en alto, se convirtió en ciudadano estadounidense. Algunos medios amarillistas contaron que había afirmado que era “su sueño”y, aunque no lo dijo, el “cainismo”panameño montó en cólera, sentenciando que no es “buen panameño”, y que al estadio nacional había que quitarle su nombre. Humberto Eco tenía razón cuando dijo que “las redes sociales han dado el derecho de hablar a legiones de idiotas”. Choca la falta de comprensión lectora y del cumplimiento del deber ciudadano de informarse antes de hablar. Una búsqueda en otros medios pondría en perspectiva el asunto, pero no, es mejor erigirse en juez. Alguien decía, mínima luz en medio de tanta sandez, que: “Denigramos, descalificamos y criticamos a los nuestros con una facilidad que espanta”. Pero los panameños del terruño, de cédula y pasaporte azul, sí que se merecen un estadio a pesar de robarnos y enyucarnos con cronicidad precisa. Si vives aquí tienes derecho a ratear y votar por los mismos, porque es mejor un Benicio o un Bolota que un Carew, que después de una vida de glorias deportivas tendrá acceso a una vejez mejor. Ojalá, Dios los marcara en la frente para reconocer a los “cainitas”tricolor, a los que no les bastan hitsni salones de la fama: si dices lo que piensas te linchan en el patio limoso de sus redes. Me alegro por Rod, que le vaya bien, y a los panameños destacados, sigan adelante con tesón: una legión de idiotas no detendrá nunca el trabajo bien hecho. EL AUTOR es escritor. Botellas: ¿quién le pone el cascabel al gato? Gobierno Gustavo Batista [email protected] Panamá es un país de gente diversa, pero hay algo que nos une: el amor por la patria y el deseo de trabajar para sacarlo adelante. Con miras a ese proyecto, el país acudió el pasado 5 de mayo a las urnas y dio una lección a los políticos tradicionales que habían hecho del Estado su finca privada, castigándolos con el no a la reelección, ya que conspiraron para dejar al país sin oportunidades y sin un futuro prometedor. Es lamentable que los diputados siempre hagan alarde de su poder económico, jugando con el hambre del pueblo, haciéndoles creer a sus electores que para ser nombrados debían besar sus pies o, peor aún, pagar con favores el salario que llevaban a su hogar. Tanto así, que desde hace muchos periodos se sabe que los diputados manejan planillas conocidas como “cashback”, que no es más que la devolución de una parte para aquel padrino que lograba meter a su ahijado en ese cobro. Así mismo, se fueron dando las conocidas “botellas”, personas que ni siquiera contaban con un lugar de trabajo, pero que cobraban su salario como cualquier trabajador. Estas malas prácticas se han ido perpetuando con el tiempo y ya pasaban desapercibidas para muchos, pero el gobierno anterior no se quedó atrás y decidió que la planilla del Estado debía soportar aún más, con miras a asegurar los votos en el país. El poder político decidió que podían romper los límites y comenzaron a llenar las instituciones con más personal del que había sillas o funciones, crearon asesores de todos los niveles que disfrutaban de jugosos salarios sin tener que esforzarse por ganarlos. El resultado de las elecciones hizo creer al pueblo, en su inocencia, que había triunfado y que las botellas desaparecerían, dándole al gobierno la oportunidad de hacer lo correcto. Sin embargo, se encontraron con la dura realidad: en la Asamblea, los padrinos han adoptado a los perdedores y sus botellas, por lo que el pueblo hoy se pregunta ¿por qué siguen viviendo del Estado? ¿Quién le pone el cascabel al gato? Todos los días aparecen nuevos nombramientos con altos salarios. Esta práctica ha llevado a que las instituciones copien este mal ejemplo y las oficinas, donde debe prevalecer la participación ciudadana, se conviertan en el encuentro de viejas y nuevas botellas, y las últimas con más poder que antes, ya que se sienten protegidas por sus padrinos. ¿A qué juegan cuando al pueblo le dan un discurso, pero los hechos demuestran otra realidad? Por un lado, decidimos creer, pero por otro, la realidad nos estalla en la cara pues nos damos cuenta de que en la Asamblea mandan las prácticas corruptas y no las leyes ni la ética. Escuchamos un discurso que nos llama a la contención del gasto, y aplaudimos la acción porque se considera justa; se recortan subsidios y el pueblo reconoce que es justo y necesario. Nos dicen que habrá certeza de castigo para quienes jugaron con el dinero de la descentralización y los auxilios económicos, y de verdad queremos creer que así será. Sin embargo, cuando vemos el día a día en los medios y redes sociales comprobamos que aparecen personajes de muy mala reputación nombrados en el órgano del Estado donde se pelea y reparte el dinero que debe llegar a donde realmente se necesita. Vemos que se despiden personas, pero despiden a 13 y nombran a 20 nuevos, y con mejores salarios. Entonces queda la duda de si realmente el país verá cambios o seguiremos viendo más de lo mismo. El Estado no puede seguir siendo el mayor empleador, no puede continuar con la mala práctica de que todo aquel que haga proselitismo deba ser nombrado. A este paso, no quedará país ni habrá futuro para las nuevas generaciones. El resultado de las elecciones hizo creer al pueblo, en su inocencia, que las botellas desaparecerían. Sin embargo, se encontraron con la dura realidad: en la Asamblea, los padrinos han adoptado a los perdedores y sus botellas. EL AUTOR es estudiante de la UTP.

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