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7A LaPrensa Panamá, domingo 25 de agosto de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. La opinión de Hilde No puede ser un delito... Justicia Daniel R. Pichel [email protected] Antes de comenzar, cumplo con la norma de declarar potenciales conflictos de interés, que alguien pudiese interpretar que condicionarían lo que se dice u opina sobre algo. Dicho esto, dejo claro que conozco al Dr. Iván Sierra desde hace 38 años, cuando comencé mi internado. De hecho, fue el primer jefe que tuve al llegar al hospital. Iván era residente de pediatría y roté con él justamente en neonatología. Me enseñó a examinar a un recién nacido y a evaluar parámetros vitales de quienes son probablemente los pacientes más frágiles que puedan encontrarse en un hospital. Los recién nacidos prematuros. No puedo decir que Iván y yo seamos grandes amigos. Nos conocemos profesionalmente, trabajamos en el mismo hospital, y siempre nos hemos tratado cordialmente, como colegas que compartimos lugar de trabajo. Nuestras especialidades no tienen muchos pacientes comunes, por lo cual no son frecuentes que intercambiemos referencias de pacientes. Tengo que decir que la imagen que conocí como residente, y que he mantenido del Dr. Sierra en todos estos años, es la de una persona callada, respetuosa, estudiosa y muy responsable. Quienes trabajan de cerca con él, tienen un alto concepto de su capacidad profesional, y de la responsabilidad hacia sus pacientes, tanto privados como institucionales. Además puedo asegurar que, nunca, en todos estos años, he escuchado a nadie dar una opinión negativa de Iván como profesional. Cuando ocurrió la muerte de trece recién nacidos en la sala de Intensivos de Neonatología del Complejo hospitalario de la CSS, Iván era el jefe del servicio. Inicialmente fue sobreseído, junto con los otros acusados. Pero ante una apelación por la fiscalía, el Dr. Sierra y la Lic Melia Mock fueron condenados a sesenta meses de prisión por el delito de “homicidio culposo”por la muerte de los pacientes. Según la definición legal, homicidio culposo se refiere a “cualquier muerte que se ha producido por medios ilícitos, ya sea causado por un acto intencional, imprudente o negligente de otra persona”. Ante esta sentencia, los médicos hemos reaccionado como era de esperarse. Argumentos como que “el jefe de servicio debe saber todo lo que pasa en el servicio”es una absoluta aberración cuando uno sabe el nivel de detalles que se manejan constantemente en una unidad de Cuidados Intensivos, y más aún en una unidad de Cuidados Intensivos de neonatología donde, literalmente, los expedientes pesan el doble que los pacientes. Pero el caso del fallecimiento de los neonatos no es tan simple como encontrar un culpable para decir que “se hizo justicia”.Y no es tampoco que los médicos defendemos a los demás médicos a cualquier costo. Quienes me conocen y han leído lo que he escrito desde hace mucho tiempo, tienen claro que he cuestionado muchas acciones de los médicos cuando ha sido el caso. Lo otro llamativo es la forma como en las redes sociales muchos han hecho lo que mejor saben, cuestionar y atacar a la gente por la sencilla razón de cuestionarlos, muchas veces tras un cobarde anonimato. Se ataca a los médicos como grupo, cuando no se tiene la más remota idea de lo que implica la atención de enfermos graves. Lo que debe quedar claro, es que los médicos no estudiamos el cerro de años que estudiamos para matar a nadie. Como humanos que somos, seguro cometemos errores, pero como parte de nuestra formación siempre está el hecho de que la prioridad es no hacer daño a nadie, y que nuestros errores pueden tener terribles consecuencias. Y créanme que en un médico responsable, lo que le pase a los pacientes no es algo que se ignora o se olvida fácilmente. Incluso, cuando hay un mal desenlace (propio de nuestro trabajo), frecuentemente seguimos pensando en “qué hubiese pasado si se hubiera tomado otra decisión”. Esas decisiones indolentes del Dr. House en la televisión, no son propias de los médicos reales. Para comenzar, comentarios como “al morir el primer niño debieron suspenderse los tratamientos”, denota una ignorancia supina. Cuando se tiene un paciente que recibe alimentación parenteral, es porque su aparato digestivo no está en condiciones de recibir alimento. Si a eso se suma el detalle de que el paciente sea un bebé prematuro que posiblemente pese dos libras, está conectado a un respirador porque sus pulmones aún no tienen la madurez para respirar solo, y ese alimento se le administra a través de un catéter que tiene un diámetro de 1.6 milímetros, no debe ser muy difícil comprender que si se le suspende la alimentación, o el catéter se obstruye, el niño se puede morir. Y rápido… La heparina que se supone causó las muertes, se usa y se ha usado por muchos años para evitar que esos catéteres tan delgados, se obstruyan. La causa de muerte de los niños, parece ser el “gasping syndrome” (o síndrome de jadeo en español) que se produce en niños prematuros intoxicados con alcohol bencílico. El alcohol bencílico es un preservante antimicrobiano que se suele utilizar en productos médicos de uso humano, como en perfumes, cosméticos, desodorantes, soluciones para “vaping ”, pinturas y adhesivos. Pero el tema de las soluciones de alimentación usadas cuando ocurrieron las muertes, no está completamente claro: 1) Hubo pacientes que recibieron la alimentación y no mostraron signos del síndrome de jadeo. 2) hubo niños que no la recibieron y también murieron de insuficiencia respiratoria, 3) Ni Farmacias y Drogas del Minsa, ni toxicología de la Universidad de Panamá, ni el CDC de Estados Unidos, pudieron demostrar que la heparina fuera la causa de la muerte de los niños. De hecho, si fuera que los niños recibieron “una sobredosis de heparina”, lo primero que hubiese ocurrido serían sangrados por efecto del anticoagulante. Estos casos son muy complejos. Lo que podemos estar seguros es que no existe manera humana posible donde un jefe de servicio, pueda saber qué concentración de alcohol bencílico tiene una heparina que se usó para evitar que se obstruya un catéter de 1.6 milímetros de diámetro en cada uno de los niños prematuros que reciben alimentación en la sala. Condenar al jefe de servicio por esto, no solo no tiene sentido, sino que es un terrible precedente para quienes atendemos pacientes en unidades de alta complejidad. Y más aún cuando ese jefe de servicio, fue quien sospechó inicialmente la posible causa de las muertes. A este paso, y dados estos antecedentes del caso del Dr. Iván Sierra, supongo que nadie aceptará en el futuro cargos de jefatura, pues se les puede responsabilizar por cosas que están claramente fuera de su control. La solución no se cual sea finalmente. Entiendo que desde el punto de vista procesal, ya se agotaron las instancias habituales. Pero si la idea es buscar culpables porque “alguien tiene que pagar”, sin tomar en cuenta lo que complejo de la atención de un paciente, ni la reputación de a quien se acusa, cada vez será más complicada la relación entre los médicos y los enfermos. Porque, ser jefe de servicio, no puede ser un delito… EL AUTOR es médico cardiólogo Pasaron los primeros 50 días, y... Balance Jorge Obediente [email protected] El tiempo pasa volando y ya estamos viendo los resultados de esos acuerdos preelectorales que hicieron las fuerzas del mal para lograr sus metas y continuar gobernando con la idiosincrasia de “más de lo mismo”. En estos primeros 50 días (56 para ser precisos), hemos visto innumerables ejemplos en todas las instancias de un supuesto gobierno democrático que traiciona el mandato de la mayoría de los ciudadanos, quienes repudiaron la politiquería deshonesta pasada, pero cuyo clamor ha sido desatendido. La historia nos ha demostrado cuán cierto es ese dicho centenario: “Encontrar un político con decencia es tan difícil como hallar una aguja en un pajar”. La decencia va ligada a la honestidad de cada persona, y ser honesto es ser incapaz de engañar, defraudar o apropiarse de algo que no es suyo. Aquí, en nuestro país, las fuerzas del lado oscuro se han apropiado del país a través de esos nombramientos espurios y designaciones en cargos controladores de comisiones cuyo objetivo es violar el mandato del pueblo y perpetuar el “más de lo mismo”, impidiendo implementar las medidas necesarias para adecentar la administración pública. Un claro ejemplo de esto es la actuación de la Comisión de Presupuesto, que de forma tiránica modificó medidas razonables para volver a “más de lo mismo”. Esto sucede cuando las fuerzas del mal se ponen de acuerdo para designar a un “búfa - lo”a debatir con un intelectual. El poder político actual está siendo manejado por las fuerzas del mal. En efecto, estamos en un sistema democrático, con líderes elegidos por los ciudadanos mediante el voto popular. Un tercio de los votantes, en una alianza siniestra, determinaron el destino de nuestro país, y los electos optaron por ignorar la voluntad popular del mensaje de cambio. Hemos entregado el poder a representantes cuyo objetivo choca con la decencia y la honestidad. La política es el ejercicio del poder, y bien demostrado está por las fuerzas del mal, que constantemente validan lo grande que es el pajar donde encontrar entre ellos a alguien que represente “la a g u ja ”parece misión imposible. Parece que ha quedado claro que, en lo que resta del quinquenio, vamos a tener tres tipos de gobierno: el Gobierno electo, el Gobierno paralelo y el Narco-gobierno. El Gobierno electo lanza cortinas de humo para aparentar que está tomando medidas correctivas, enfocándose en el pasado, pero sin abordar los correctivos futuros fundamentales para que el país avance con paso firme hacia el futuro. De las alianzas con el lado oscuro nacieron todos los acuerdos que ahora se han implementado y se les han vuelto incontrolables, especialmente en los aspectos legislativos. El Gobierno paralelo está en todo su apogeo y pisando fuerte, con sus fichas infiltradas dentro del Gobierno electo, aunque muchos dudan que haya independencia, pues no se ven acciones para resolverlo. El Narco-gobierno ha continuado con su contaminación, sembrando en terreno fértil donde la ética y la moral están ausentes y encontrando muchos sujetos que no pueden diferenciar las buenas acciones de las malas, y en su conducta prima el dinero. Aunque este escrito pareciera una radiografía de las carencias básicas de los estamentos gubernamentales, la interrogante que deben plantearse los ciudadanos es si queremos seguir viviendo en estas condiciones indignas para nuestra generación y dejar esta semilla sembrada para las generaciones venideras. EL AUTOR es ciudadano

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