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10A LaPrensa Panamá, lunes 19 de agosto de 2024 Vivir Tu opinión nos interesa [email protected] ANDY MONTAÑEZ Celebra 60 años de carrera El salsero Andy Montañez, realizó un concierto denominado 'Mi primer adiós' en la celebración de sus 60 años de trayectoria, el pasado fin de semana en el Coca-Cola Music Hall, en San Juan (Puerto Rico). Durante el recital expuso sus grandes éxitos en los géneros de la salsa y la balada con su inigualable voz, que aún conserva de manera espléndida. Servicio Especial del STRI ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] Hace 375 millones de años, los animales con columna vertebral abandonaron por primera vez el océano para vivir en tierra firme. Las plantas, los hongos y los insectos ya habían dado el paso, creando una oportunidad increíble para los primeros animales que descubrieron cómo colonizar hábitats secos. Esos primeros animales seguían ligados al agua, aunque sólo fuera para reproducirse. Los científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) de Panamá creen que la capacidad de los animales de poner huevos tanto en el agua como en la tierra puede haber dado una ventaja a los anfibios a la hora de alejarse del agua. “Creemos que tal vez este tipo de comportamiento reproductivo flexible vino primero y que la capacidad de ser flexible puede haber llegado antes de la evolución de otras adaptaciones de los huevos, que son necesarios para el desarrollo en tierra”, comentó el autor principal Justin Touchon, profesor asociado de biología en la Universidad de Vassar. A los naturalistas les encanta aprender de la naturaleza: Touchon y sus colegas observaron cómo más de una docena de especies estrechamente emparentadas de ranas arborícolas (Dendropsophus spp.) de Centroamérica y Sudamérica ponen sus huevos. Cuatro especies sólo ponían huevos en el agua. Tres especies sólo ponían huevos en tierra. Pero, sorprendentemente, seis especies ponían huevos tanto en el agua como en superficies como ramas u hojas que colgaban sobre los estanques. Las especies que sólo ponían huevos en tierra tenían huevos más grandes que las que sólo lo hacían en el agua. Los huevos de las especies que podían hacer ambas cosas tenían un tamaño intermedio, lo que demuestra que a medida que las especies se vuelven más terrestres, también evolucionan para tener huevos más adecuados para la tierra. Además, la gelatina que rodea los huevos puestos en tierra puede absorber más agua que las otras especies, una característica que les ayudaría a sobrevivir a la sequía. Al comparar distintas poblaciones de una sola de las especies flexibles que viven en muchos lugares, desde México a Ecuador, descubrieron que, de media, las ranas que vivían en zonas más lluviosas ponían menos huevos en el agua que las ranas de la misma especie que vivían en hábitats más secos; y que, aunque algunas poblaciones han evolucionado hacia un comportamiento de puesta de huevos más te - rres - tre, aún no han evolucionado las diferencias físicas en los huevos que se observan entre especies. Esto nos dice que probablemente el comportamiento evoluciona primero, y las otras adaptaciones vienen después. En una época en la que los patrones climáticos cambian con rapidez, puede ser útil comprender qué se necesita para sobrevivir y adaptarse a las condiciones cambiantes. Y puede que ser flexible sea esencial. “Tendemos a pensar en las novedades evolutivas en términos de caracteres físicos que evolucionan y permiten a las especies hacer cosas nuevas, pero este trabajo demues - t ra que quizá esos rasgos puedan evolucionar de forma secundaria, después de que ya haya evolucionado un nuevo comportamiento”, afirma Touchon. El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales. Los animales vertebrados fueron los últimos grupos, después de las plantas, los insectos, etc., en emerger del agua para vivir en la tierra. Cortesía / Servicio Especial del STRI Un youtuber y niños entre libros FERIA DEL LIBRO Roy Espinosa [email protected] Como es costumbre durante los primeros días de la Feria Internacional del Libro de Panamá, el Centro de Convenciones Atlapa se llena de niños y adolescentes de distintas escuelas del país. Llegan en autobuses repletos, uniformados y ansiosos. Guiados por valientes educadores, que se dividen las labores casi que de arrearlos como borreguitos saltarines, tratando de protegerlos, contarlos y asegurarse de que al regreso no falte ninguno. Los pasillos se vuelven un territorio complicado. Los chicos superan a los adultos seguramente 10 a uno, y a diferencia de los mayores que miran con prudencia, a veces a la distancia y preguntan con decoro en los distintos stands, los pequeños son de naturaleza avasalladora, van a cada stand que encuentran, preguntan, miran, tocan y esperan respuestas. Atlapa parece quedarse pequeño ante los jóvenes visitantes, que no hacen más que llegar en nuevos grupos cada cierto tiempo. Para los que no nacimos con el gen ‘chiquillero’, como dirían en buen panameño, el segundo piso se convierte en un sitio seguro. Hay trabajadores de la feria colocados en las escaleras para asegurarse de que los niños no suban sin supervisión y puedan perderse, mientras que abren paso a los que con mirada de terror intentamos escapar del bullicio. Arriba, donde se puede respirar y caminar con calma, la mayoría superamos los 30 años. Algunos pocos tenemos acceso a salones para entrevistas donde podemos esperar a los autores con una taza de café y un asiento cómodo, mientras el resto, se beneficia con las múltiples charlas y conversatorios que suceden a la vez en la planta. Pero, es cuestión de tiempo para que la calma desaparezca. Los primeros golpes en la puerta sobresaltan y casi que de inmediato una figura menuda y con un peinado de copete alzado intenta entrar al salón. Su cuerpo está casi por completo dentro, por su brazo derecho sigue afuera, agarrado por pequeñas manos que intentan tocarlo, saludarlo, quizás conseguir un autógrafo, aunque para mí, aquello era como las últimas páginas de Das Parfum (1985) de Patrick Süskind. Entre sonrisas casi nerviosas y saludos con el puño, el joven logra entrar. Detrás de él, otras 3 personas entran sonriendo. Parecen estar acostumbrados. Afuera todavía se escucha el alboroto de los niños. La identidad del chico da una explicación de lo que sucede. Un streamer mexicano cuyo alias es Bobicraft, y que solo en YouTube cuenta con unos 7 millones de suscriptores. Llegó a Panamá a presentar su libro infantil para colorear, por lo que es fácil imaginar a su fanaticada, perseguirlo por la feria, sin importarles la seguridad de las escaleras (que poco podrían hacer para atajarlos a todos) y acorralarlo en la puerta del salón. A decir verdad, ¿quién no haría algo como eso por su artista favorit o? Dentro, al verlo más calmado y sintiéndose a salvo, aprovecho para acercarme a conversar. Hasta ese entonces, no sabía quién era o qué hacía, pero, la curiosidad me empujaba. Bobicraft, resultó ser una persona amable, hasta un poco introvertido, quizás. Junto a él, estaban sus padres y la encargada de su editorial. Conversamos mientras esperaban que llegaran agentes de seguridad para poder sacarlo de Atlapa. Contaron sobre que ya habían tenido experiencias parecidas en otros países como Guatemala, por lo que aquello era una anécdota más. Era su primera visita al istmo y, como a la mayoría de los turistas, el Canal era su destino de referencia. El tema de fama o seguidores de Bobicraft no se tocó, se mostraron como personas sencillas con una plática agradable. Al par de minutos llegaron los refuerzos de seguridad para llevarlos al hotel. Y cuando la puerta se abrió, el clamor de los niños rugió. El youtuber Bobicraft junto a la escritora mexicana Mónica Borda Roy Espinosa A empujones Las ranas ponen huevos tanto en el agua como en masas gelatinosas sobre las plantas. ¿Podría su comportamiento flexible explicar cómo los vertebrados pasaron de la vida en el océano a la vida en la tierra?

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