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8A LaPrensa Panamá, miércoles 24 de julio de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Transformando desde la Asamblea la educación en Panamá Propuesta Jorge Bloise [email protected] El sistema educativo enfrenta grandes retos que han sido objeto de numerosos diálogos. A pesar de estos esfuerzos, la verdadera transformación educativa aún se nos escapa. Para afrontar los desafíos más grandes en educación, se requiere una hoja de ruta basada en evidencia y en consensos. Se ha cumplido invirtiendo un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PIB) en el sector educativo, similar a países como Chile. Sin embargo, mientras que Chile se posiciona entre los primeros puestos en las pruebas internacionales (Estudio Regional Comparativo y Explicativo, ERCE), Panamá se destaca por ocupar los lugares más bajos, a pesar de dedicar una cantidad igual o superior de recursos como porcentaje del PIB. Esta disparidad plantea una pregunta: ¿es suficiente la inversión económica para asegurar una educación de calidad? Pude probar que no es así. A través de mi proyecto de maestría en análisis económico, realicé un estudio enfocado en determinar si el incremento del presupuesto en educación en Panamá incide en una mejor calidad educativa. El resultado, basado en 20 años de datos obtenidos de entidades nacionales e internacionales, es que no existe una correlación directa entre la inversión en educación y la calidad de los resultados educativos, lo que demuestra que la inversión financiera no es suficiente para impactar en la calidad y en la equidad de la educación en Panamá. A través de diversos diálogos nacionales, así como en mi estudio, se han identificado las principales causas de porqué no incide la inversión en educación en la mejora de los aprendizajes. La gestión deficiente, la formación docente inadecuada y la inversión mal dirigida incide en la calidad y en la equidad de la educación. La gestión centralizada del Ministerio de Educación perpetúa un sistema ineficaz en el que los procesos de contratación de docentes, la distribución de recursos y la dotación de infraestructura apropiada son excesivamente burocráticos y politizados. La falta de planificación estratégica impide que las escuelas se adapten a las demandas nacionales e internacionales e implica una pérdida de oportunidades y de competitividad. La cobertura escolar sigue siendo un desafío. Aunque la tasa de escolarización para niños de seis a once años alcanza el 90%, la cobertura desciende drásticamente al 50% para los adolescentes de 15 a 17 años. La deserción escolar es un problema que debe abordarse mediante políticas públicas que aseguren que los estudiantes no abandonen la escuela. La calidad de la educación en sí misma es preocupante. Diversas evaluaciones reflejan que un gran porcentaje de estudiantes no alcanza los niveles adecuados en materias fundamentales como matemáticas, ciencias y lenguaje. Urge revisar y fortalecer los métodos de enseñanza; así como proporcionar formación continua y especializada a los docentes. Todos estos problemas se multiplicaron durante la pandemia. Durante más de 30 años, en 17 iniciativas, diferentes sectores -gremios docentes, padres de familia, estudiantes, trabajadores, empresarios, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil-, han trabajado juntos para consolidar una hoja de ruta que garantice una educación de calidad. Estas iniciativas han sido validadas por más de 25,000 propuestas ciudadanas a través del Pacto del Bicentenario. Como diputado e investigador, mi compromiso con el sector educativo es firme. Nuestra propuesta para la junta directiva de la Comisión de Educación, Cultura y Deporte, la primera de su tipo en la historia del país, se basa en estos diálogos y consensos. Al fomentar el deporte y la cultura como parte integral del desarrollo ciudadano, la Comisión contribuye a un enfoque holístico en el ámbito educativo y cultural. Nuestra visión es convertir a la Comisión en un motor de promoción de la mejora educativa continua. Se requiere voluntad política para transformar las propuestas en políticas públicas garantizadas mediante leyes y fiscalizar su implementación. Estoy seguro que un año es suficiente para sentar las bases del sistema educativo robusto y justo que tanto necesita el país. Panamá se encuentra en un punto de inflexión en el que la gestión educativa, la formación docente y la inversión estratégica deben alinearse para cerrar las brechas existentes. Con un enfoque centrado en resultados concretos y la participación activa de todos los sectores, es posible transformar nuestro sistema educativo en un modelo de excelencia y equidad. A través de diversos diálogos nacionales, así como en mi estudio, se han identificado las principales causas de porqué no incide la inversión en educación en la mejora de los aprendizajes. La gestión deficiente, la formación docente inadecuada y la inversión mal dirigida incide en la calidad y en la equidad de la educación. EL AUTOR es diputado del circuito 8-4. Carta abierta al alcalde Mayer Mizrachi Vialidad René Pardo C. [email protected] Ser alcalde de una circunscripción geográfica, en este caso el distrito capital de la República, al igual que en los otros 76 del país, quiere decir y cualesquiera sean sus significados, en el amplio espectro del término; según la Constitución Política de la República, es aquel funcionario que tiene entre otras múltiples atribuciones, lo que dispone el artículo 243 acap. 4. “Promo - ver el progreso de la comunidad municipal…” Es decir, desde siempre a la figura del alcalde se le ha atribuido la obligación de defender los más caros intereses de los conciudadanos del municipio respectivo. Dicho lo anterior y sabido que es en un distrito y a veces más, o en ámbito geográfico similar en el mundo, en donde se ubican y desarrollan las ciudades, queda bajo responsabilidad del alcalde la gran responsabilidad de administración del ámbito urbano del distrito, es decir, la ciudad. Señor alcalde, con fundamento en lo antes expuesto y como morador de esta ciudad desde tiempo suficiente y como profesional con algunos conocimientos en asuntos de ciudades, le solicito, con el respeto que me caracteriza y por el bien de la capital, en mi opinión, abrir la avenida 7a. Central; dicho de otra manera, amplíe la modalidad de movilidad a esta importante arteria de la ciudad, hágale ese favor. No voy a ahondar en la decisión tomada años atrás, sí diré que no fue la más acertada desde todo punto de vista urbanístico (espacial, económico, administrativo o político). Aquella decisión produjo y produce, con una simple mirada, una estampida del comercio de toda naturaleza, así como las acciones de vivir, turismo, accesibilidad pronta a los sitios desde la Plaza 5 de Mayo en adelante. También ha producido un deterioro en la calidad del ambiente y de vida en general, aunado a lo anterior, la abundancia de especies de aves fuera de control. Todo lo anterior produce un deterioro generalizado de la estructura urbana, algo similar a cerrarle una arteria principal al cuerpo humano. Abra la avenida Central, hay múltiples formas de controlar o adecuar los distintos tipos y adecuadas formas de movilidad a través de ella, los barrios de San Felipe, al cual no le llega medio de transporte público directo, así como Santa Ana y todos los sitios aledaños, más las grandes actividades comerciales de hotelería, banca y turismo podrán regresar y veremos un resurgir del centro y Casco Antiguo de esta nuestra ciudad…. ¡Por favor, ábrala! EL AUTOR es urbanista Zonas muertas del océano: el grito de alarma desde nuestros mares Medio ambiente Luisa Araúz [email protected] El océano, vasto y poderoso, constituye el corazón mismo de nuestro planeta, cubriendo el 71% de su superficie. Es el hogar del 80% de toda la vida en la Tierra y un generador esencial del oxígeno que respiramos. Sin embargo, este gigante azul, que une continentes y alberga una biodiversidad sin igual, está siendo asfixiado por una amenaza silenciosa pero devastadora: la contaminación terrestre, causante del 80% de la contaminación marina a nivel global. A pesar de ser el hogar de una riqueza incomparable, el océano enfrenta una crisis sin precedentes. La pesca descontrolada, el cambio climático y la contaminación marina, proveniente principalmente de nuestras actividades en tierra firme, están poniendo en peligro su salud y estabilidad. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) es el único tratado que establece obligaciones generales para prevenir la contaminación terrestre a nivel global. No obstante, la regulación a nivel global sigue siendo insuficiente debido a las enormes disparidades económicas, tecnológicas y geográficas. Establecer normas uniformes y detalladas a nivel mundial para controlar la contaminación terrestre parece una tarea desalentadora, si no imposible. Las fuentes terrestres de contaminación marina presentan desafíos complejos a gran escala que ningún enfoque regulatorio general puede abordar completamente. Regular la contaminación terrestre es más complicado que otras formas de contaminación, ya que implica una amplia gama de sustancias y requiere medidas específicas para prevenir el daño ambiental. La contaminación terrestre, introduce una letal mezcla de desechos, aguas residuales y productos químicos en los océanos. Este cóctel tóxico desencadena la eutrofización, un proceso por el cual los cuerpos de agua reciben un exceso de nutrientes, como el fósforo y el nitrógeno. Esto, a su vez, alimenta el crecimiento explosivo de algas, que eventualmente mueren y se descomponen, agotando el oxígeno en el agua y creando las desoladoras “zonas muertas”. Estas áreas, carentes de oxígeno y vida, se han multiplicado a un ritmo alarmante. Con más de 500 identificadas en los océanos del mundo, representan un símbolo angustiante de la creciente devastación que infligimos a nuestros mares. Además de privar de vida a los ecosistemas marinos, las zonas muertas amenazan las actividades económicas fundamentales para muchas comunidades costeras, como la pesca, el ecoturismo y la maricultura. La magnitud de este problema es abrumadora: se estima que cada año se liberan alrededor de 120 millones de toneladas de nitrógeno y 10 millones de toneladas de fósforo al medio ambiente, exacerbando aún más la crisis de las zonas muertas. Mientras que en los países desarrollados, la intensa actividad agrícola es la principal culpable, en los países en desarrollo, las aguas residuales sin tratar y la falta de regulación en la industria son los principales impulsores de esta catástrofe. Para revertir esta tendencia catastrófica, se requiere una acción internacional y coordinada. La cooperación efectiva entre naciones es esencial para abordar esta crisis. Además, debemos repensar nuestras prácticas agrícolas, nuestro consumo y nuestras políticas de gestión de residuos. La conservación de la cobertura vegetal en áreas agrícolas, el tratamiento efectivo de las aguas residuales y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles son pasos cruciales hacia la restauración de la salud de nuestros océanos. La existencia de cientos de zonas muertas en nuestros mares es un grito de alarma que no podemos ignorar. Su protección no solo es una cuestión ambiental, sino una cuestión de supervivencia para nuestra propia especie y para las generaciones futuras. Es hora de actuar con determinación para salvar nuestros océanos antes de que sea demasiado tarde. A pesar de ser el hogar de una riqueza incomparable, el océano enfrenta una crisis sin precedentes. La pesca descontrolada, el cambio climático y la contaminación marina, proveniente principalmente de nuestras actividades en tierra firme, están poniendo en peligro su salud y estabilidad. LA AUTORA es abogada, especialista en derecho ambiental.

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