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8A LaPrensa Panamá, domingo 30 de junio de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. La opinión de Hilde Panorama preocupante... Estados Unidos Daniel R. Pichel [email protected] Negar que lo que ocurre en Estados Unidos nos afecta a todos, principalmente de este lado del mundo, es o bien absurdo, o bien un acto arrogante. Desde que terminó la primera guerra mundial, Estados Unidos dicta el ritmo al que baila occidente. Evidentemente hay muchos otros países con posiciones relevantes y que tienen que ser tomados en cuenta, pero de una u otra manera, todos miran de reojo hacia Norteamérica, antes de tomar decisiones. Incluso, los países que constituirían su contraparte geopolítica, como Rusia o China, no pueden ignorar por completo lo que pasa en el país con la economía más grande del mundo, con la moneda que se usa como estándar para manejar la economía y con el ejército más poderoso del planeta. Por todo esto, lo que ocurra en noviembre en las elecciones de Estados Unidos no es indiferente a nadie. Este jueves, se dio el primer debate entre los dos candidatos que todo indica disputarán ser los inquilinos de la Casa Blanca entre enero de 2025 y enero de 2029. Son los mismos que en 2020 se enfrentaron en una elección enturbiada por las acusaciones de fraude del perdedor. Desde entonces, mucha es el agua que ha corrido bajo el puente. Donald Trump ha secuestrado el Partido Republicano, convirtiéndolo en la caja de resonancia de sus patológicos delirios de grandeza. En estos años ha sido acusado de un cerro de delitos de diferente catadura, siendo declarado culpable de varios de ellos. Mientras, el gobierno de Joe Biden ha desarrollado su agenda hasta donde el sistema le permite. Temas como la migración a través de la frontera entre México y Estados Unidos, la creciente inflación con el consiguiente aumento de precios de vivienda y alimentos, o la forma de manejar las guerras en Ucrania y Gaza, han sido puntos donde Biden ha tenido dificultades para encontrar consensos que permitan enfrentarlos de forma eficiente. Uno de los principales problemas a que se han enfrentado, ha sido la polarización político-partidista donde el Partido Republicano, genuflexo a Trump y al trumpismo, se ha opuesto a cualquier propuesta con tal de perpetuar problemas que, de resolverse, pudiesen dar una buena imagen del gobierno de Biden. Pero volvamos al debate de esta semana. Para comenzar, el primero de estos encuentros se programó en junio, mucho más temprano de lo habitual. De acuerdo a los analistas políticos, el objetivo principal para Trump debía ser mostrarse coherente, sin sus ya conocidos arrebatos, y para Biden lucir con energía y capacidad para ejercer la presidencia por cuatro años más. Pues no pasó ni una cosa ni la otra. Trump no pudo alejarse de sus malacrianzas habituales, como calificar a Biden y sus políticas de estúpidas, y de dedicar sus intervenciones a echarse flores a sí mismo, calificándose como el mejor presidente de la historia, con la mejor economía, con la frontera más segura y con el ejército más respetado en la historia de la humanidad (al diablo Alejandro Magno…). Pero lo de Biden fue realmente deprimente. Desde que entró con paso tembloroso, con una voz baja, sin energía, y con un ataque de tartamudeo vergonzoso, no lució como una persona en condiciones de volver a ocupar la presidencia. Si bien trató de contestar lo que se le preguntó, su imagen de fragilidad fue muy negativa. Si bien la sustancia de lo que dijo Biden mostraba mucho más conocimiento de los temas que su contrincante, la forma de presentarlas no ayudó en nada su objetivo de lucir en control de la situación. Puede ser que la falta de expresión facial que se produce como consecuencia de la infiltración con botox, o su tartamudeo, lo hicieron ver como un ancianito en el ocaso de su vida productiva. Ni siquiera en temas supuestamente fuertes para la agenda demócrata, como el aborto, fue capaz de mostrarse contundente. Trump, por su parte, ante cualquier pregunta, hablaba solo de la inseguridad de la frontera, de cómo con él todo era color de rosa, y que Biden es el peor presidente de la historia, mientras que él fue el mejor. Como decía mi abuelo, cuando tienes que echarte flores tú porque nadie te las echa, la cosa no anda bien. Al final del debate, una rápida verificación deCNNde las intervenciones, mostró que Biden había dicho nueve mentiras (varias debido a su confusión con los datos), mientras que a Trump le contaron treinta mentiras, lo que da un promedio de una cada tres minutos. En resumen, el debate encajó en la definición de bodrio. Donde competían un ancianito evidentemente frágil y sin capacidad para ocupar el cargo, y un delincuente mentiroso y megalómano, con una sed de venganza peligrosa para la democracia. Y para terminar, todo se fue a la porra cuando se pusieron a discutir quién tenía mejor han - dicap jugando al golf… Como escuché una vez, los debates sirven más para perder elecciones que para ganarlas. Basado en eso, Biden perdió aparatosamente, pues al margen del contenido de sus intervenciones, lució simplemente como una persona incapaz para gobernar. Y no es que Trump luciera como un gran estadista, pero al menos se notó más enérgico y en control de sus dos ideas repetitivas. Faltan aún cuatro meses para las elecciones de noviembre, y el Partido Demócrata tendría que considerar seriamente cambiar de candidato, si quiere tener alguna oportunidad para retener la presidencia. Con la intensidad de las campañas, es poco probable que Biden logre recuperar una imagen que imprima confianza a sus votantes. Las opción natural sería la vicepresidenta Kamala Harris, pero su popularidad es baja. Otros nombres que han sonado serían el gobernador de California Gavin Newsom, la gobernadora de Michigan Gretchan Whitmer, el secretario de transporte Pete Buttigieg y el gobernador de Illinois J.B.Pritzker. Todos ellos tienen puntos que algunos consideran debilidades de cara a una contienda nacional. Kamala es mujer, afroamericana y de ascendencia hindú. Newsom es “demasiado liberal ”y en California se le cuestionan sus políticas, Pritzer y Whitmer son poco conocidos fuera de sus estados, y Buttigieg es gay. Si bien en el siglo XXI nada de eso debía ser un problema, en una sociedad como la de Estados Unidos, uno nunca sabe. Mientras, nos acercamos poco a poco a noviembre, con un panorama verdaderamente preocupante. EL AUTOR es cardiólogo. El futuro que quiero para Panamá Desafíos Gabriel Silva [email protected] Me considero un optimista realista de Panamá. Reconozco el enorme potencial que tiene nuestro país, pero también las dificultades que enfrentamos. El primer paso para vencer estos obstáculos es atreverse a soñar y apuntar alto. Panamá debe aspirar a ser el mejor país de AméricaLatina.Hoynolosomos,perotenemos todo el potencial para serlo. Aunque es imposibleserelmejorentodo,debemosdestacarnos en los aspectos necesarios para que Panamá sea un éxito en la región y en el mundo. Los problemas que nos impiden avanzar son los mismos que afectan a otros países de la región: mala calidad de la educación, improvisación en las políticas públicas, corrupción, mala gobernanza y economías anticuadas y poco innovadoras. Si logramos resolver estos problemas, seremos un ícono en la región y uno de los mejores países del mundo. Pero ser el mejor país no significa simplemente estar de primero en los rankings inter - nacionales. Es convertirse en el mejor país para vivir, tanto para panameños como para extranjeros. Un lugar en el cual, independientemente de dónde, cuándo y cómo naciste, las oportunidades abunden. Y todos disfrutemos de una alta calidad de vida y servicios públicos de excelencia. Para lograr esto, tres factores son esenciales: la transformación de la clase política, establecer la imparcialidad como valor fundamental del país, e innovar en nuestra economía. Para transformar la clase política, necesitamos que los mejores panameños y panameñas den un paso hacia adelante y sirvan al país de manera honesta, altruista y dedicada. Muchos buenos hombres y mujeres panameños no se involucran en la política; la critican, pero hacen poco al respecto para cambiarla. Si la gente talentosa y honesta decide apartarse y vivir una vida cómoda y tranquila, le dejan la política a criminales que destruyen nuestro país. Necesitamos gente íntegra y capaz en la política. La parcialidad es aliada de la corrupción, el favoritismo,elamiguismoyelnepotismo. Históricamente, Panamá ha sido el país de los primos, donde tu apellido, la escuela donde estudiaste, el barrio donde creciste, el partido político en el que estás y otros elementos similares dictan tu futuro. Todos los grandes escándalos de corrupción se deben a que los funcionarios actuaron de manera parcializada, beneficiando a unos sobre otros por conveniencia y su propio interés. Por ejemplo, en el caso de los auxilios y becas del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, fue evidente la parcialidad hacia políticos y allegados de un partido político. También la parcialidad es clara en grandes contrataciones públicas corruptas como Odebrecht, donde se benefició a un contratista sobre otro por donaciones de campaña política. Esta parcialidad debe eliminarse en toda la estructura gubernamental, desde los nombramientos de los funcionarios públicos hasta las contrataciones millonarias. La transformación de nuestra carrera administrativa es fundamental para la supervivencia de este país y la calidad de servicios públicos que se les ofrece a las personas. Es de suma importancia innovar en nuestra economía. La historia de Panamá ha sido la de apertura al mundo, lo que nos ha diferenciado de otros países de la región. El Canal de Panamá, la Zona Libre de Impuestos, el Hub de Aeropuertos y el régimen de sociedades anónimas son solo algunos ejemplos de la importancia del mundo para Panamá. Por algo nuestro escudo dice Pro Mundi Beneficio. Sin embargo, el mundo ha cambiado, y algunos de los sectores económicos tradicionales que han sido fundamentales para la economía del país se han estancado. Es indispensable diversificar nuestra economía, especialmente para desarrollar una economía del conocimiento, donde no solo movamos contenedores sino donde también surjan las mejores ideas y proyectos. Para ello, es fundamental invertir en ciencia, tecnología e innovación, fortalecer nuestra calidad de educación y revisar las normas migratorias. El potencial turístico de este país es envidiable y tampoco se ha explotado adecuadamente; se requiere una estrategia coordinada y a largo plazo. Además, Panamá pierde miles de millones de dólares anualmente por evasión fiscal. Antes de incrementar cualquier impuesto o adquirir más deuda, se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para captar estos fondos. Con mejores políticos, funcionarios públicos y una economía innovadora y vibrante, lograremos ser el mejor país de la región. El mejor país para vivir, trabajar, vacacionar, emprender, jubilarse y disfrutar. Mucho quedó pendiente en estos cinco años. En la Asamblea Nacionalreposanmásde60anteproyectosde ley que presenté, los cuales buscan construir ese Panamá número uno. Ojalá los próximos diputados se animen a tomar estas ideas. También quedará para la historia, en las actas de la Asamblea, la oposición a la corrupción y la integridad en el actuar, demostrando que se puede hacer buena política. Confío en que los resultados del 5 de mayo de 2024 fueron un paso correcto en la dirección de transformar la clase política del país, y de ahí mucho se desprende. Sin embargo, ahora más que nunca, hay que trabajar duro por Panamá y cuidar esa confianza ciudadana. Me siento optimista por Panamá. EL AUTOR es diputado independiente.

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