Bienvenido suscriptor
Perfil Cerrar sesión
Iniciar Sesión
Registro

prensa_2024_06_29

6A LaPrensa Panamá, sábado 29 de junio de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. La opinión de Hilde Carta abierta a José Raúl Mulino Bibliotecas Carlos Fong [email protected] Estimado señor presidente: Le escribo desde el silencio rodeado de amigos que viven en las páginas de mis libros. Le escribo desde el tedio y el desencanto, desde una incertidumbre terrible que me consume por dentro; pero también le escribo desde una profunda esperanza y con una dosis de resiliencia que me ayuda a seguir resistiendo. Le escribo con respeto y el derecho de un ciudadano que cree en la libertad y la cultura, y por eso las defiende. Señor presidente, las bibliotecas, desde la mítica Alejandría, han resistido al fuego y las pestes, a las guerras y al saqueo. Las bibliotecas son organismos que sobreviven en el tiempo. Tal vez porque, además de ser depositarias de la historia, son también instituciones nobles y solidarias que colaboran; amigas que acompañan a la humanidad en tiempos de crisis para curar heridas. Son sitios de convivencia ciudadana donde la comunidad encuentra la libertad a través del misterio de la verdad, la belleza de los libros y las gloriosas virtudes de la memoria. Señor presidente, para que ilustremos los poderes del libro y las bibliotecas, fíjese que han desaparecido muchos inventos para conservar y reproducir la información, pero el libro, desde que un orfebre de Magucia llamado Johannes Gensfleisch, pero que todos conocemos como Gútenberg, inventó la imprenta, la forma del libro no ha desaparecido y sigue siendo el instrumento tecnológico con presencia omnisciente en las poderosas transformaciones de la humanidad y, como escribe Lucien Febvre en La aparición del libro, es “uno de los medios más poderosos de que haya podido disponer la civilización...” Señor presidente, las bibliotecas lo necesitan y piden a gritos que usted, como máxima autoridad, les ayude a recuperar su infraestructura social primigenia, su capacidad de inclusión, diversidad y equidad. Que las ayude a vigorizar sus rincones acogedores y seguros, generadores de tolerancia, de empatía y resiliencia. Señor presidente, las bibliotecas son casas cívicas que protegen porque brindan bienestar a la comunidad sin distinción de ninguna clase; son, sin temor a equivocarme, los espacios más inclusivos, diversos y equitativos. Señor presidente. Hombres como Aristóteles, Ptolomeo II, Marco Antonio, Alejandro Magno, el general Amr ibn al-As han quedado en la historia no solo por sus hazañas políticas sino por su amor y sensibilidad por las bibliotecas. Yo sé que usted no es un emperador que teme a los libros como Shin Huang Ti, que edificó la Gran Muralla China, y que mandó a destruir todos los libros anteriores a él, ni tampoco es un general como Simón Bolívar que dicen cabalgaba con su espada y un libro (se presume que era El Quijote); ni mucho menos el Gran Virsi de Persia, Abdul Kassem, que para no separarse de sus libros, los hacía llevar por una caravana de 300 camellos entrenados para moverse en orden alfabético, pero usted puede pasar a la historia como el mandatario panameño que rescató las bibliotecas públicas de su país. Señor presidente. Hay muchas formas de destruir un libro y desaparecer la memoria de un pueblo. Seguro usted sabe que José de San Martín fundó la Biblioteca Nacional del Perú después de lograr la independencia del país y los primeros libros fueron los que donó de su biblioteca personal. Tiempo después, un triste 10 de mayo de 1943, un incendio acabara con más de 100 mil ejemplares de la biblioteca. Señor presidente, escribe Fernando Báez en su libro, La destrucción cultural de Irak, que la primera destrucción de libros del siglo XXI ocurre en la cuna de la nación donde tuvo lugar la noción del libro en el año 3200 a.C. El fuego lo devoró todo: Enciclopedias árabes, textos originales de Las mil y una noches, los tratados matemáticos de Omar Khayyam, los tratados filosóficos de Avicena, Averroes, Al Kindi y Al Farabi, las cartas del Sharif Husayn de La Meca, tablillas de arcilla de la civilización sumeria; incluso literatura sobre los yezidíes, una etnia extraña y antigua que manifiesta que Dios ya perdonó al demonio y que éste vive a su lado. Sin embargo, señor presidente. Hay un enemigo de los libros que es peor que el fuego. La forma más indigna de destruir las bibliotecas es cuando se les abandona, dejando que el político mediocre y la negligencia pública las destruyan sin pudor como justo pasó con la biblioteca Mateo Iturralde de Colón o la del Instituto Nacional. Podemos comprender que una guerra convierte en cenizas los libros, pero destruirlos por la indiferencia, no tiene perdón alguno, ni de Dios. Señor presidente, solo del 2002 al 2023 se han cerrado 25 bibliotecas en nuestro país, cuando deberían de haberse creado más. Lo más triste es que la Ley 331 de 2022, que regula las bibliotecas públicas de Panamá, que aún espera por su reglamentación, manifiesta que se promoverá el desarrollo de una sociedad lectora, pero, ¿cómo ocurrirá esto si somos un país que clausura bibliotecas al tiempo que nacen cantinas y casinos? Así no se construyen comunidades lectoras. Las bibliotecas son esenciales para el futuro, señor presidente. Sin otro particular, señor presidente, hoy pude escribirle; mañana no sé si lo haré. EL AUTOR es escritor La Ley 331 de 2022 -aún sin reglamentarplantea que se promoverá el desarrollo de una sociedad lectora, pero, ¿cómo ocurrirá esto si somos un país que clausura bibliotecas al tiempo que nacen cantinas y casinos? La CSS no es autónoma, es un botín político Mala gestión Carlos Pareja [email protected] Después de muchos años escribiendo sobre la decadencia de la atención de salud pública, dejé de hacerlo dado que ninguna autoridad prestó atención. Con 50 años de experiencia como médico, he gestionado positivamente en docencia, atención y administración hospitalaria. No puedo ignorar el enorme esfuerzo necesario de todos los sectores para abordar la grave y terminal enfermedad de la Caja de Seguro Social (CSS). Lo primero es entender el diagnóstico del problema para luego aplicar el tratamiento lógico. Sin embargo, con las circunstancias actuales, la visión y misión de la CSS son inalcanzables. La CSS no es autónoma; está controlada por el círculo cero del Ejecutivo, que la maneja a su antojo. El presupuesto es de 8,000 millones de balboas para 42 mil funcionarios. El director general y la junta directiva no gobiernan, sino que son figuras VIP del círculo cero Ejecutivo-Legislativo. La junta directiva, con tres ministros que dictan la línea, controla la actuación del director general. Es innegable que la CSS está secuestrada y utilizada como botín político, lo cual se refleja en dos grandes problemas: A. Políticamente, sirve como una trinchera para colocar a los allegados al presidente y al círculo cero, sin considerar la probidad ni la meritocracia, solo la amistad. Esto ha resultado en un desastre administrativo disimulado de manera brillante. Cada día es más evidente la escasez de medicamentos, reactivos, citas prolongadas en consultas, cirugías, estudios de laboratorio, imágenes, gabinete y patología, entre otros problemas no resueltos. B. Económicamente, la CSS es vista como una fuente de ingresos para el gobierno en turno. A pesar de los descuentos salariales obligatorios para más de 300 mil funcionarios, el gobierno debe a la CSS millones de balboas en cuotas obrero-patronales. Esto refleja una gestión donde se priorizan compras masivas, construcción de hospitales, alquileres y externalizaciones, entre otros gastos, sin la transparencia ni la eficiencia necesarias. Este secuestro ha llevado a la CSS a carecer de institucionalidad y gobernabilidad, gestionada de manera mediocre, improvisada y con falta de transparencia, cargada de burocracia e indolencia. Se ha manipulado brillantemente su apariencia sin fomentar un sentido de pertenencia ni valor agregado en la labor técnica, lo que ha dejado a muchos funcionarios confundidos y desmotivados. La disciplina es laxa y no hay rendición de cuentas en las áreas médicas, donde se decide por cuenta propia horarios y métodos de trabajo bajo el pretexto de “mi norma”. Esta falta de disciplina ha llevado a una distribución desorganizada de funcionarios, sin supervisión que garantice justificación ni eficiencia, ignorando normativas y protocolos establecidos en la Ley 51 de 2005. Los mandos superiores, desde el círculo cero, dirigen compras, alquileres y construcciones con frecuentes sobreprecios y falta de competencia y supervisión, lo que constituye un fraude a la institución. La entidad está gravemente enferma, sin uniformidad en normas, reglamentos y protocolos para el personal. Cada nuevo gobierno intenta resolver estos problemas con pseudoexpertos que proponen soluciones basadas en opiniones personales, más que en evaluaciones objetivas y expertas. Para evitar el desastre, es crucial obtener un diagnóstico real y una evaluación independiente por personal competente y sin conflictos de interés, evitando informes sesgados como los generados por comisiones de alto nivel. La falta de supervisión y rendición de cuentas entre los más de 42 mil funcionarios actuales solo perpetúa la indisciplina. Se necesita un verdadero cambio de actitud, dirección, voluntad y empatía para comprender la visión y misión de la CSS. Sin este cambio, incluso los superhéroes de la Liga de la Justicia no podrían salvarla de su decadencia. EL AUTOR es médico jubilado. El secuestro de la CSS por parte del poder político y económico ha llevado a la institución a carecer de institucionalidad y gobernabilidad. Se gestiona de manera mediocre, improvisada y con falta de transparencia.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxMjQ5NQ==