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7A LaPrensa Panamá, viernes 28 de junio de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. ‘Estoy aburrido’, ‘estoy aburrida’ Paternidad Pedro Ernesto Vargas [email protected] Si usted no lo ha oído varias veces en el mismo día, no importa que esté en la piscina de la casa de playa, en el auto yendo de regreso a la casa después de 3 horas en un parque de juego o en un partido de fútbol, terminando de recoger los platos de cartón y los vasos de Kool-Aid semi llenos, de la fiesta de cumpleaños que acaba de terminar, usted no tiene hijos. Su hijo puede estar tirado en el piso, en la cama, en el sofá frente al televisor, en la silla del consultorio médico, en la sala de espera del cine o se acaba de bajar de la bicicleta o de jugar un partido y usted oirá una y más veces la agobiadora expresión que, más que cansado, quiere decirle que mejor hace otra cosa o que no le resultó lo que estaba haciendo como pensó que le resultaría, o llamarle la atención porque él o ella quieren atención constantemente, o ¿será que está triste o frustrado? “Pregúntele cómo se siente o qué siente”, sugiere un psiquiatra infantil, “ayú - dele a identificar sus sentimientos”. Esto debe empezar desde su edad pre-escolar. Es parte sustancial del aprendizaje el cuestionarse y encontrar respuestas. Déjeme decirle, él o ella se puede aburrir, no es que hay algo malo o enfermizo en aburrirse, la molestia es oírlo repetidamente y querer solucionarle el aburrimiento ignorándolo, considerar que es necedad o sentir que ya no tiene usted instrumentos para distraerlo, o que le falta emprendimiento y paciencia, y, definitivamente, energías. Si usted no puede encontrar el camino para salir del atolladero, no se preocupe en dejarle solo, de confiarle el tiempo y el lugar apropiado que tiene allí para encontrar alguna actividad para ese momento y lugar. Ese lugar apropiado está siempre en la misma casa, seguramente, donde tiene sus juguetes y sus libros. Allí desarrollará habilidades y encontrará experiencias que le facilitarán aprendizaje, irá modelando su cerebro, realambrando sus interconexiones neuronales, podará neuronas no útiles para reemplazarlas por otras más eficientes. No confunda esto con encenderle la computadora o el televisor, darle un teléfono celular o una pantalla táctil o tableta. Optar por esto es muy temprano, es contraproducente y no es la respuesta al aburrimiento. Él o ella seguro encontrará o descubrirá algo que le resuelve el aburrimiento entre sus juguetes y sus libros, siempre y cuando usted le da claves para hacerlo. Jugar es esencial para la socialización y el desarrollo físico y de habilidades del niño que crece, como para aprender. Jean Piaget o María Montessori señalaron que “el juego es el trabajo de la niñez”. Para lograr ambos propósitos de forma óptima, el juego no es frente a una pantalla sino con otros niños, no es encerrado sino en ambientes abiertos y amplios, para mirar lejos, más allá, para atreverse y para arriesgarse, o para concentrarse en una labor que lo enriquecerá tanto en lo cognitivo como en lo emocional. “El aburrimiento es normal y hasta saludable”, nos recuerda Catherine Pearson, en The New York Times, citando a una de los varios investigadores sobre el tema. Como el juego, el aburrimiento, “en moderadas dosis”, ofrece la oportunidad al niño de aprender, al obligarle a la búsqueda de una actividad que le estimule a explorar, a resolver la misma situación que le hace sentirse aburrido y a crear. El aburrimiento despierta la imaginación del niño si se le permite que “trabaje ”en él. Se sorprenderá usted como padre o como madre, si tiene una dosis de paciencia y de confianza en su hijo, si se atreve a dejarle la iniciativa al niño de buscar algo que hacer, con alguna orientación suya. El aburrimiento tiene edades y su significado no es el mismo en los primeros años que en la edad escolar, la pubertad o la adolescencia, en los barrios sin facilidades de juegos y deportes, que en los desarrollos millonarios con todas las amenidades posibles; no es lo mismo antes de los 6 años de edad, que después de los 16. Llega el momento, incluso antes de los 6 años, cuando las madres comienzan a sentir la demanda creciente de la crianza y lo que ello cuesta. No es solo el alto costo, tan alto como rascacielos, de la educación pre-escolar, que nos hace pensar a ratos que lo matriculamos equivocadamente en una escuela privada de educación secundaria o universitaria, sino el otro interminable número de actividades para que “no se aburra”, o para que socialice, o para que permita a los padres sus horarios de trabajo. Allí se amontonan esas actividades extracurriculares, sin ninguna prueba de comprender las bondades del descanso y el reposo, frente a horarios prusianos de las clases de ballet, de tap, de danzas exóticas; las de gimnasia, el tenis o el karate; los del flag fútbol, el fútbol americano y el balompié, el golf, la natación y hasta el pádel, para los sábados y los domingos. En los barrios abandonados por la inequidad, los que nacen a fuerza de tomarse las tierras y propiedades, las restricciones y los límites se constituyen en los maestros y, con suerte, en buenos maestros. Como ya habrán podido apreciar, aunque el aburrimiento no tiene estrato social, sus respuestas y los juegos sí varían, según el grado de la educación y el estado económico del que gocen las familias, con lo cual es necesario recordar la obligación del Estado de facilitar sin clientelismo, esos instrumentos, los juegos y los libros, que tanto desarrollo y crecimiento aseguran a los niños. La niñez es lo extensa necesaria, para que en ese período tan crítico de los pininos del aprendizaje social, la carrera evolucionaría por ese aprendizaje alcance metas volantes y premios de montaña, como en la jerga del ciclismo, suficientes para acumular puntos en cada una de las competencias. El aburrimiento de los niños abre las puertas a esa exploración. Jonathan Haidt, profesor de la Escuela Stern de Negocios, de la Universidad de New York, y reconocido estudioso psicólogo social, preocupado por la urgencia de salud pública en Estados Unidos, urgencia de la salud mental y las altas tasas de muerte por suicidio de la Generación Z, dice: “En los días de la infancia basada en el juego, la norma era que cuando terminaba la escuela, los niños salían a jugar entre ellos, sin supervisión, de manera que les permitieran satisfacer tres motivos: motivación para el juego libre, armonía en sus actividades y aprendizaje social. Pero en la transición a una infancia basada en teléfonos, los diseñadores de teléfonos inteligentes, sistemas de videojuegos, redes sociales y otras tecnologías adictivas atrajeron a los niños del mundo virtual, donde ya no obtuvieron el beneficio completo de actuar según estas tres motivaciones”. Este mensaje que se aprenda entre los padres. EL AUTOR es médico pediatra Por un país de vecinos Retos Juan B. McKay A. [email protected] Panamá acaba de concluir un proceso de elección de sus nuevos gobernantes. Nuestro país tiene la peculiaridad de escoger, cada cinco años, a sus nuevas autoridades, todas en el mismo día y por el mismo período de tiempo. Nuestros procesos democráticos, aunque aún con sus peculiares precariedades, han venido fortaleciéndose con el devenir del tiempo. Sin embargo, seguimos adoleciendo de una educación que coadyuve a que la selección de estas autoridades no tenga tantas falencias y deje tantos “huecos abiertos”, para llamarlo de una manera más elegante. Cada cinco años, más del 70% de la población con la capacidad de hacerlo, sale a ejercer el derecho de votar; sin embargo, aún estamos muy lejos de tener un parlamento como el que disfrutaba escuchar en la radio junto a mi padre. La semana pasada participé en el acto en el que la Comisión Nacional Pro Valores Cívicos y Morales concede el título de Ciudadano Notable a algunas personas que se han distinguido por una carrera basada, no en ser exitosos económicamente, sino en ser personas de bien, desempeñándose en sus respectivas carreras con integridad, respeto y preocupados por sus pares, todos ciudadanos de este mundo. Ese debería ser el espejo en que deberían verse todas las personas que quieran ejercer un cargo público. Como se dice, ser servidores públicos y no lo contrario. Sin embargo, si nos concentráramos en el Órgano Legislativo de los últimos años, pareciera que, en la gran mayoría, están muy lejos de estos parámetros, salvo raras excepciones. En parte la responsabilidad recae sobre todos, sin embargo, seguimos señalando con el índice al resto de la humanidad, sin percatarnos de que con la mano que señalamos, un solo dedo descubre a los demás, mientras que con tres de los otros nos señalamos a nosotros mismos. Hace muchos años, una muy buena amiga me contó sobre un proyecto en el que ella participaba en un país vecino, denominado “Escuela de Vecinos”. Esta idea surge de la necesidad de crear conciencia ciudadana, promover valores y empoderar a los vecinos, ya sea de un condominio, una barriada o de todo un país. No es el reemplazo de la educación formal, que debe ser la responsabilidad de padres, estudiantes y el gobierno, propiamente dicho. Las escuelas de vecinos deberían ser la cuna de los líderes que necesita el país. De allí deberían salir los presidentes de las juntas de condominios, de los barrios, los líderes estudiantiles y, por qué no decirlo, de esos mismos clubes cívicos y gremios profesionales que luego se encargan de galardonar a esas personas que escogieron servir en lugar de ser servidos. Necesitamos empoderar a esa gran cantidad de personas para que, luego de aprender que no son los diputados los que deben solucionar los problemas comunitarios, puedan ejercer sus derechos y exigir que se les repare una calle o que se les provea de un agua por la que pagan y que solo reciben dos o tres horas al día o, peor aún, que nunca les llega. Esas mismas escuelas de vecinos podrían ser la génesis de candidaturas para todo tipo de cargos, que promuevan los valores y donde empecemos a generar esas responsabilidades de involucrarnos en los menesteres que nos afectan y que estoy seguro, tendríamos muchos aportes que hacer. Ese mismo ejemplo podría emularse para generar este tipo de personal, que estoy seguro serviría para desarrollar los “soft values”que tanto están en demanda en las grandes corporaciones. La puntualidad, la responsabilidad, el respeto y la humildad son valores que, aunque pareciera que están en decadencia por su falta de uso, son altamente buscados por los más importantes reclutadores de compañías nacionales y multinacionales, que persiguen no solo grandes títulos, siempre valiosos, sino personas en quienes confi a r. Cuando muchas de estas empresas se quejan de que no hay suficiente mano de obra “calificada ”, esa calificación se refiere precisamente a esos valores. Debemos compartir lo que aprendimos en el famoso librito del amigo Carreño, con sus correspondientes actualizaciones, obviamente. Estas empresas buscan a gente capaz, sí, pero que sea responsable, puntual, empática y solidaria. No para abusar de ellos, sino para ser más productivos y así generar más confianza y réditos para todos. Necesitamos un mejor país, pero necesitamos ciudadanos que quieran reconocer sus errores y estar dispuestos a enmendarlos. Necesitamos personas que quieran servir a su prójimo con eficiencia, conciencia y amabilidad. No todos nos hemos levantado con el pie derecho hoy, y son ellos, precisamente, quienes más paciencia y tolerancia demandan. Trabajemos para convertirnos en esos “mejores vecinos”que nuestra comunidad y todo el país demanda. Por un país de vecinos, ¡trabajemos por Panamá! EL AUTOR es analista político y miembro del Movimiento Panamá Posible. Un futuro inclusivo basado en evidencia científica Diversidad Lorena Arosemana Charles [email protected] Hace unos meses, en un conversatorio que reunía a científicas y expertos en temas políticos y sociales, la Dra. Gabrielle Britton señaló que “debemos desarrollar políticas públicas basadas en evidencia científica.”Tiene razón. Para avanzar como país es vital tomar decisiones y construir políticas públicas sustentadas en evidencia científica. Actualmente, enfrentamos múltiples retos que representan amenazas para el desarrollo integral de nuestro país, como la emergencia climática, la discriminación y la desigualdad, y la corrupción. Nuestros gobernantes tienen la responsabilidad de buscar el respaldo de las ciencias en cada propuesta política y cada decisión que se tome en beneficio del país. Esto es de una evidente importancia, por ejemplo, para el desarrollo de políticas públicas para luchar contra la discriminación que vive la población LGBTIQ+. La celebración en junio del Mes del Orgullo LGBTIQ+ en varios países alrededor del mundo, invita a reflexionar sobre cómo afecta a la población LGBTIQ+ la carencia de estas políticas públicas en Panamá. Vivir bajo constante discriminación afecta la calidad de vida de las personas que formamos parte de la comunidad LGBTIQ+. La falta de acceso a servicios de salud inclusivos, de leyes que reconozcan la identidad de género, y otras que nos protejan contra crímenes de odio y discriminación son parte del listado de temas pendientes que tiene el Estado con la comunidad queer. Ante esta realidad, ¿cómo podemos crear políticas públicas para la población LGBTIQ+ en Panamá cuando ni siquiera aparecimos en el último censo realizado? La falta de datos afecta el desarrollo de políticas para la comunidad queer. Nuestra comunidad aún tiene muchos obstáculos que enfrentar. La resiliencia que nos caracteriza nos ayudará a superarlos. Sin embargo, también es necesario el compromiso político de nuestros líderes en gobernar para todas las personas por igual. Sin excepción. Deben tener un compromiso real con la democracia, las ciencias y el respeto a la diversidad sexual. Es importante empezar a trabajar en dichas políticas, una tarea en la que la ciencia y los derechos humanos van de la mano. Esto nos ayudará a progresar como país. Es momento de avanzar hacia una vida digna para todas las personas. Solo lo lograremos trabajando colectivamente. LA AUTORA es activista de derechos humanos, gestora de proyectos con impacto social en Thinko, e integrante de Ciencia en Panamá.

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