prensa_2024_06_19

7A LaPrensa Panamá, miércoles 19 de junio de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Un equilibrio adecuado en los impuestos Tributación Luis Ocando [email protected] El tema de la tributación es fundamental en cualquier economía, y Panamá no es una excepción. En un país con una economía en crecimiento y reconocido como centro internacional de servicios financieros, encontrar el balance correcto en los impuestos se vuelve un desafío clave para asegurar la estabilidad financiera y la equidad en la distribución de las cargas fiscales. A lo largo del tiempo, Panamá ha sido atractivo para inversionistas extranjeros y compañías multinacionales debido a su sistema tributario que ha incentivado históricamente beneficios fiscales, su régimen territorial establecido que se debe mantener constante y sus programas de incentivos para inversión extranjera en general. Sin embargo, han surgido críticas debido a la baja carga impositiva real y las numerosas exenciones fiscales que han generado preocupaciones sobre la falta de equidad y los ingresos insuficientes para financiar servicios públicos esenciales. En este contexto, resulta crucial reflexionar sobre cuál sería el nivel ideal de impuestos para un país como Panamá. Es esencial considerar mantener un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo económico. Un gravamen muy elevado podría desanimar inversiones y restringir el avance económico. Por otro lado, una carga impositiva demasiado reducida podría impactar negativamente en la capacidad del Estado para financiar programas sociales, infraestructura y servicios públicos de calidad. En esta situación, es crucial encontrar un equilibrio que permita asegurar los recursos necesarios sin frenar el progreso económico. También es de suma importancia considerar la equidad en el sistema tributario, garantizando que la carga impositiva sea distribuida de manera justa y proporcional entre todos los contribuyentes. En un país como Panamá, con marcadas disparidades económicas, revisar la estructura de impuestos podría ser una oportunidad para promover la cohesión social y reducir las brechas financieras. Es responsabilidad de las nuevas autoridades recopilar datos y realizar análisis para determinar cuál sería el nivel adecuado de tributación en Panamá y luego impulsar las modificaciones necesarias para alcanzar dicho nivel óptimo que financie proyectos de infraestructura y gastos públicos al mismo tiempo que fomente la retención de inversiones extranjeras existentes e incentive nuevos flujos inversores hacia el país. Es fundamental examinar detalladamente si las circunstancias que llevaron a la creación de zonas incentivadas o regímenes especiales siguen vigentes, y en caso contrario, revisarlos, redefinir los incentivos otorgados y proponer las reformas legislativas pertinentes, siempre en colaboración con el sector privado afectado para asegurar consenso en los cambios realizados y mantener las inversiones actuales en el país al mismo tiempo que se promueve una mayor afluencia inversora hacia él. Aquí se plantea una oportunidad beneficiosa para todas las partes involucradas. Sería útil explicar a la población en general cómo se establece la tasa de impuestos óptima, con el fin de que todos estemos al tanto de las expectativas de los contribuyentes y así poder supervisar el uso adecuado de los fondos públicos por parte de las autoridades actuales y futuras. En resumen, determinar la tasa impositiva ideal en Panamá es un desafío complejo que requiere un enfoque equilibrado y reflexivo. Es fundamental encontrar un punto medio que promueva el crecimiento económico, asegure la estabilidad financiera del Estado y fomente la equidad en la distribución de la carga fiscal. Solo a través de diálogos informados y transparentes, considerando todas las perspectivas, podremos avanzar hacia un sistema fiscal más equitativo y eficiente en Panamá. Resulta crucial reflexionar sobre cuál sería el nivel ideal de impuestos para un país como Panamá. Es esencial considerar mantener un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo económico. EL AUTOR es consultor tributario y country managing partner de EY. La Asamblea Nacional y sus retos Nuevo gobierno José Blandón [email protected] En el quinquenio 2019-2024, la Asamblea malgastó mil millones de dólares, y digo “malgas tó”porque no hay manera alguna de justificar semejante presupuesto en un período de 5 años para un Órgano Legislativo con 71 integrantes. Hagamos algo de historia. En el período de Endara con 67 legisladores, el presupuesto anual de la Asamblea era de 17 millones. En el siguiente período, el de Pérez Balladares, ese presupuesto se duplicó a 34 millones anuales y esto fue un escándalo en su época. Años después, con la misma cantidad de integrantes que hoy en día, la Asamblea llegó a tener un presupuesto de 65 millones (2014). Lo que ocurrió en este período, que está por terminar, no tiene nombre. En estos 5 años, no tengo la menor duda que se han cobrado decenas de millones en contratos de personas que jamás fueron a trabajar. Lo que hicieron no aguanta una auditoría medianamente seria. Todo lo que ocurrió y fue expuesto por los medios, generó un hartazgo ciudadano. Es la razón de tener ahora una Asamblea donde 20 de los 71 diputados electos son de libre postulación y hay muchos, en los partidos políticos, que fueron electos por primera vez. Toca entender el mensaje que el electorado envió. No podemos pasar 5 años más sin cambios significativos en la Asamblea. Dos tareas iniciales: la reforma al Reglamento Interno de la Asamblea y la disminución significativa del presupuesto de la misma. En el primer caso, a mi juicio, se trata de eliminar prerrogativas, transparentar procesos y fortalecer la participación ciudadana. En el segundo caso, lo ideal sería volver al presupuesto del 2014, que era de 65 millones anuales. Sea como sea, la Asamblea no debería tener un presupuesto anual superior a los 100 millones. Esos deben ser compromisos básicos para la nueva Junta Directiva de la Asamblea que se elegirá el próximo 1 de julio. Es lo que le conviene a la institución para empezar a reivindicarse con el pueblo y es lo que le conviene también al Ejecutivo, para darle contenido y credibilidad al discurso del Presidente electo, tal como lo planteó el día de su proclamación. Los diputados de todas las bancadas deben comprender que la política cambió y que la ciudadanía demanda más de la participación de sus parlamentarios electos: más transparencia, más proactividad, más y mejores resultados. La Asamblea tiene el reto por delante de reinventarse y demostrar que se puede hacer más con menos. Por el bien de nuestra Democracia, espero que así sea. EL AUTOR es presidente del partido Panameñista. El sector privado, clave para abordar los desafíos de Panamá Economía Sanaa Abouzaid [email protected] Panamá atraviesa un momento crucial de su historia. Como uno de los principales centros logísticos y financieros en América Latina, el país encabezó el crecimiento económico en la región, con un promedio del 6% anual, durante dos décadas. En este recorrido, que redujo significativamente la pobreza, recortó el desempleo y transformó para siempre la silueta de la capital, el Canal y un sector bancario sólido desempeñaron un papel fundamental. El tiempo pospandemia, sin embargo, revela que Panamá enfrenta profundos desafíos en materia de infraestructura, productividad, inclusión y lucha contra el cambio climático. Sin dudas, abordarlos exigirá un mayor desarrollo y una participación más activa del sector privado. Uno de los principales retos de Panamá es la mejora de su infraestructura. Según el Grupo Banco Mundial, el país realizó altos niveles de inversión en la materia entre 2008 y 2015, lo que propició una expansión económica robusta. Pero numerosos sectores, como transporte, energía y agua y saneamiento, quedaron evidentemente rezagados. Pensemos, por ejemplo, en el estado y el número de carreteras en amplias partes del interior: Panamá ocupa el puesto 50 en calidad de infraestructura vial y la densidad de vías se encuentra entre las más bajas de Centroamérica, de acuerdo con el Foro EconómicoMundial. Una alternativa para cambiar esta realidad son las asociaciones público-privadas (APP). Este año, el Ministerio de Obras Públicas y la empresa Intervial Chile suscribieron el contrato de rehabilitación y mantenimiento por estándares de desempeño de la carretera Panamericana Este, el primer proyecto implementado bajo el modelo de APP en Panamá. La obra —estructurada por la Corporación Financiera Internacional (IFC) y financiada por el sector privado—apunta - lará la comunicación logística hacia el este del país, reforzará la seguridad y calidad de la vía, y fomentará el desarrollo agrícola y turístico. Hacia adelante, promover nuevas APP será primordial. Aunque Panamá es un país de ingresos altos, los resultados educativos son comparables a los de economías de ingresos medianos bajos. Orientar la educación superior a las necesidades del país aumentaría el capital humano y mejoraría el acceso de la población, especialmente los jóvenes, a empleos más calificados. En términos de productividad, esto beneficiaría no solo a las empresas grandes, sino también a las pequeñas y medianas, que representan un motor importante para el desarrollo de Panamá. Diversificar la economía es otro desafío de larga data para Panamá. Sin dejar de apoyarse en el vigor del Canal y del sector bancario, el país todavía puede explotar sectores con gran potencial como la agroindustria, el turismo sostenible, la industria manufacturera y servicios más allá de los logísticos y comerciales, aprovechando su ubicación estratégica y la tendencia del nearshoring. La reputación de Panamá representa, igualmente, un reto sustancial. Al respecto, sostener los esfuerzos para evitar las listas grises, avanzar en la necesaria consolidación fiscal para recuperar o no perder el grado de inversión y continuar promoviendo la inversión extranjera directa aparecen como pasos necesarios para potenciar la imagen del país en el exterior. Como sabemos, Panamá es uno de los países más expuestos a los múltiples impactos del cambio climático. Y, tal cual ocurre en otras latitudes, son aquí las regiones más pobres y remotas las más afectadas por fenómenos extremos como tormentas, inundaciones y sequías. Frente a ello, el sector privado —incluido el sector financiero—debe asumir un rol protagónico, optimizando el uso de recursos y mejorando el desempeño ambiental, lo que, está comprobado, redunda en reducciones de costos e incrementos de la eficiencia. En este punto existe una oportunidad para que las empresas desarrollen nuevos productos y servicios y atiendan nuevos mercados. Finalmente, uno de los retos más grandes del país sigue siendo la desigualdad, que es mayor en poblaciones como la afrodescendiente y en las comarcas indígenas, donde las tasas de pobreza alcanzan un 70%. Las múltiples crisis globales han ampliado estas brechas, ocasionando descontento en varias partes del mundo, incluyendo Panamá. Recuperar la confianza de la población es un trabajo arduo, pero posible en la medida en que el sector público y el privado trabajan codo a codo para abrazar un crecimiento más inclusivo. En este escenario, resulta más que bienvenida la intención manifiesta del próximo gobierno de colaborar estrechamente con el sector privado. Dar respuesta a los desafíos urgentes y, en el camino, lograr un Panamá más próspero para todos requerirá, irremediablemente, de empresas privadas más sostenibles, productivas y comprometidas con el devenir del país. Sin dejar de apoyarse en el vigor del Canal y del sector bancario, el país todavía puede explotar sectores con gran potencial como la agroindustria, el turismo sostenible, la industria manufacturera y servicios más allá de los logísticos y comerciales, aprovechando su ubicación estratégica y la tendencia del ‘nearshoring’. LA AUTORA es gerente regional de la Corporación Financiera Internacional (IFC) para Centroamérica.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxMjQ5NQ==