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7A LaPrensa Panamá, lunes 27 de mayo de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Abinader reelecto: Qué sigue para República Dominicana Reelección Daniel Zovatto [email protected] El pasado domingo 19 de mayo, los ciudadanos dominicanos acudieron a las urnas para elegir al binomio presidencial, renovar completamente el Senado y la Cámara de Diputados, y seleccionar a los diputados del Parlamento Centroamericano. La jornada electoral se desarrolló en un ambiente de civismo, normalidad y transparencia, lo cual, según diversas misiones de observadores internacionales, fortaleció la democracia electoral. Sin embargo, un aspecto crítico de estas elecciones fue la alta tasa de abstención, que alcanzó el 45.63%, y un elevadísimo 82% en el voto en el exterior, marcando el nivel más alto de abstención en comicios presidenciales en la historia democrática del país. Este fenómeno representa un serio desafío que exige una respuesta urgente y rigurosa. La reelección: una tradición Los dominicanos tienden a reelegir a sus presidentes, a menos que enfrenten crisis severas que cuestionen su legitimidad. Desde 1996, con la sola excepción del expresidente Hipólito Mejía, quien no logró reelegirse en el 2004, los últimos mandatarios que buscaron continuar en el poder lo consiguieron en la primera vuelta: Leonel Fernández en 2008 y Danilo Medina en 2016. Este patrón se confirmó el último domingo, cuando el presidente Luis Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), fue reelegido en primera vuelta con el 57.4% de los votos, como lo anticipaban las encuestas. Su partido también aseguró mayorías cómodas en el Senado (29 de los 32 bancas) y en la Cámara de Diputados (alrededor de 140 de las 190 en disputa). Los principales rivales presidenciales fueron el expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo (FP), quien con el 28.8% de los votos se ubicó segundo, y Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que quedó tercero con el 10.3%. Si las elecciones de 2020 marcaron una alternancia después de 16 años de gobiernos del PLD, las de este año consolidaron al PRM como el nuevo partido dominante. Además de Abinader, otros ganadores de estas elecciones fueron el expresidente Leonel Fernández y su nuevo partido (FP), que se consolidó como la principal fuerza de oposición y su hijo, Omar Fernández, quien obtuvo la codiciada banca del Senado por el distrito nacional. El mensaje de castigo que enviaron las urnas es claro: los tres partidos que gobernaron durante las últimas cinco décadas —PRSC, PRD y PLD—apenas lograron el 11.71% de los votos combinados. De cara a las elecciones presidenciales de 2028 se viene una fuerte renovación del liderazgo político. La mayoría de las fuerzas políticas se enfrentan a una encrucijada: actualizarse o extinguirse. Factores de éxito de Abinader El presidente Abinader llegó a estas elecciones gozando de una alta popularidad, cercana al 70%, impulsado por el éxito obtenido en las elecciones municipales de febrero y respaldado por una amplia coalición de 22 partidos (de un total de 34 registrados) que le aportaron el 9.01% de los votos permitiéndole ganar en primera vuelta. Además, se benefició de enfrentar a una oposición débil y fragmentada. Cinco factores principales explican su sólido apoyo popular y su éxito en las urnas el pasado domingo: Primero, un firme liderazgo a nivel nacional, con un partido unido y alineado detrás de su candidatura. Segundo, estabilidad macroeconómica, con un crecimiento económico significativo (4.5%), el más alto de la región, una inflación moderada y una moneda que se mantuvo dentro del rango esperado. El alto costo de la vida, un tema sobre el cual insistió con fuerza la oposición, no logró impedir la reelección del mandatario. Tercero, una política exterior enfocada en la defensa del país ante el desafío haitiano, que para algunos analistas rozó el excesivo nacionalismo y llevó a deportaciones masivas. Cuarto, la lucha contra la corrupción y la impunidad, que resultó en el inicio de varios juicios contra familiares y exfuncionarios del gobierno del expresidente Medina. Y, quinto, una considerable expansión de los programas de asistencia social y del empleo público; programas que la oposición criticó como clientelares. Desafíos para los próximos cuatro años Una de las grandes interrogantes es cómo utilizará Abinader su renovado capital político para establecer las prioridades que definirán su legado. Ya ha mencionado dos. La primera, en la noche de su victoria, fue el anuncio de que este será su último período. La segunda, a pesar de contar con una amplia mayoría en ambas cámaras del Congreso, es su compromiso de buscar diálogo con las principales fuerzas políticas de oposición, para alcanzar un consenso que permita firmar un pacto nacional que permita abordar los problemas más acuciantes del país, especialmente en las reformas fiscal integral, eléctrica y laboral. Durante su segundo y último mandato, que generalmente presenta mayores desafíos, Abinader deberá revitalizar su gobierno, enfocándose en una serie de prioridades clave. Entre ellas, se destaca la reforma constitucional para impedir la reelección consecutiva más allá de un período, garantizar la plena independencia del poder judicial y del Ministerio Público, e implementar cambios significativos en la ley electoral y de partidos. Asimismo, será crucial mantener un alto nivel de crecimiento económico y transformarlo en desarrollo sostenible, generar empleo formal, reducir los niveles de pobreza y desigualdad, mejorar la calidad de los servicios públicos, especialmente en educación y salud, y profundizar la lucha contra la corrupción, la impunidad, la delincuencia y el crimen organizado. Todas estas reformas deben orientarse hacia el fortalecimiento de la institucionalidad, la erradicación del caudillismo, la mejora de la calidad democrática y la garantía de seguridad jurídica, con el objetivo de generar confianza y atraer significativos flujos de inversión extranjera. En el ámbito de la política exterior, Haití continuará siendo una prioridad. Reflexión final: El contundente triunfo de Abinader desafía varias de las tendencias actuales del súper ciclo electoral latinoamericano: el voto de castigo hacia los gobiernos en funciones, la necesidad de una segunda vuelta electoral para elegir presidente, mandatarios sin mayorías propias en el Congreso, presidentes que no consiguen la reelección y una polarización tóxica. Las tres propuestas que encabezaron la votación el pasado domingo pertenecían al espectro de centro. Por su parte, la izquierda recibió un apoyo débil, mientras que el candidato antipolítica del partido trujillista, Roque Espaillat, conocido como "El Cobrador" del Partido Esperanza Democrática, solo obtuvo el 1.40% de los votos. Una vez más, la singularidad de la situación dominicana se hizo evidente. EL AUTOR es experto en elecciones, gobernabilidad y democracia de Global Fellow, Wilson Center El ordenamiento territorial, la gran promesa de los gobiernos locales Planificación Diana E. Xie [email protected] El ordenamiento territorial fue una de las promesas más frecuentes durante la reciente campaña electoral de los ahora alcaldes y representantes electos. Sin embargo, surge la interrogante fundamental: ¿realmente comprenden qué implica la planificación territorial? ¿Cuál es su verdadero alcance y cómo se materializa en la práctica? La mayoría de las personas piensa que el ordenamiento territorial solo se refiere a la zonificación y a las normas de construcción de la ciudad, dejando de lado lo más importante: la posibilidad de soñar el territorio. Pero este no es un sueño efímero que te dice "quiero esto y esto", sino que es un sueño conjunto donde tienen que participar los ciudadanos, los dueños de la tierra, los técnicos y el gobierno. Cada participante trae a la conversación diferentes perspectivas: las necesidades, los bienes, las capacidades y el financiamiento; sin estos es imposible soñar y planificar. En Panamá, la planificación territorial se suele asociar con los Planes Locales de Ordenamiento Territorial (PLOT). En la actualidad, varios de estos planes están siendo considerados en todo el país, algunos buscando su aprobación (como en Bocas del Toro, Boquete, Pedasí, Portobelo, Tierras Altas...), otros ya aprobados y en proceso de implementación (como en Atalaya, Santiago, Ciudad de Panamá, Soná, Taboga...), algunos en fase de desarrollo (como en Arraiján, La Chorrera, Aguadulce...), y otros han manifestado que quieren existir (como en San Miguelito). Sin embargo, la mayoría de estos planes carecen de ciertas perspectivas mencionadas, ya sea porque no se consideraron adecuadamente, se priorizaron unas sobre otras, o simplemente porque no se incluyó a todos los actores relevantes en la discusión. Esta situación ha llevado a que algunos planes carezcan de propuestas relacionadas con la red vial, infraestructura, espacios públicos, espacios institucionales e incluso financiamiento para el futuro. ¿Lo bueno? Aún están a tiempo de incluirlos. La elaboración de un Plan de Ordenamiento Territorial constituye uno de los hitos más significativos en el proceso de descentralización. Esta herramienta capacita al gobierno local, junto con sus ciudadanos, para determinar qué proyectos pueden llevarse a cabo, trasladando así la toma de decisiones desde los ministerios hacia la ciudadanía, los concejos municipales y los municipios. Este enfoque no solo empodera a la comunidad, sino que también actúa como un escudo contra fenómenos como la gentrificación, la sectorización y la marginación territorial. Además, ofrece una visión clara de las áreas de desarrollo futuro, facilitando a los inversores la identificación de oportunidades de inversión rentables. A menudo, hay desinformación en torno a estos planes, ya que algunos sectores creen erróneamente que la falta de regulaciones es más lucrativa, pero se olvidan de que las ciudades más rentables todas están planificadas. AunqueunPlandeOrdenamientoTerritorial no resuelve todos los problemas urbanos, representa un punto de partida fundamental para abordar una amplia gama de desafíos. Dependiendo de las necesidades del territorio, estos planes pueden abarcar desde financiamiento urbano, vivienda social y movilidad sostenible hasta sistemas de transporte eficientes, turismo local e internacional, y prioridades en el desarrollo tecnológico, entre otros aspectos clave. Proyectos como el Metro de Panamá cuentan con cierta planificación urbana, pero es crucial que los gobiernos locales exijan su participación en estos megaproyectos. Es el conocimiento local el que permite construir una ciudad que responda a las necesidades de sus usuarios. Por ejemplo, la Ciudad Hospitalaria, aunque parece aislada de su entorno, influye significativamente en el acceso a la salud de toda el área metropolitana de la Ciudad de Panamá. Los gobiernos locales deben garantizar que sus ciudadanos puedan acceder a estas instalaciones, de lo contrario, sería una gran inversión desperdiciada. Por otro lado, hay proyectos de vivienda en diferentes rangos de precio que no están alineados ni con la estructura de la ciudad ni con las necesidades de las familias. Los gobiernos locales deben comprender la capacidad de la infraestructura de agua, transporte, energía y gestión de desechos para asegurar el buen funcionamiento de la ciudad. Hay muchos otros ejemplos que evidencian la falta de participación de los gobiernos locales, una situación que ya no podemos permitir, especialmente porque el ordenamiento territorial ha sido una promesa de campaña. Esta es la primera vez que los futuros alcaldes y representantes han hablado de construir ciudad. Será importante que entendamos qué es construir ciudad, cómo es esa ciudad y qué participación queremos tener en ella. El ordenamiento territorial no es solo una serie de regulaciones y normas, sino una visión compartida y un proceso colaborativo que puede transformar nuestras ciudades en lugares mejores para vivir. La clave radica en la colaboración y en la integración de todas las partes interesadas. Es un compromiso continuo que requiere la voluntad y la participación de todos los sectores de la sociedad para lograr un desarrollo urbano armonioso y beneficioso para todos. LA AUTORA es planificadora urbana e investigadora del Cieps Acerca del nuevo inquilino Gobierno Miguel A. Boloboski Ferreira [email protected] Cada cinco años, el día después del final de la partusa de descalificaciones electorales al que nos someten, deberíamos cuestionarnos si a quienes elegimos como gobernantes resultarán ser personas con vocación de estadista o simplemente políticos. En 1914, Ortega y Gasset acuñó en su libro “Meditaciones del Quijote”una frase que generó un largo debate filosófico, y que aún hoy día continúa: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo»; frase que puede dar significado a muchas cosas, siempre por supuesto en función del punto de vista de cada cual. Dejando a un lado las diferencias conceptuales filosóficas, lo cierto es que nuestro presidente electo hereda un legajo de problemas que nadie en su sano juicio aspiraría recibir, y lo que es peor, sin derecho a repudio, pues en su condición de primer ciudadano de la República tiene la ineludible responsabilidad de enfrentary,quieraDios,resolverunamultiplicidad de asuntos. Si bien después de la guerra todos somos generales, en retrospectiva soy de los que opinan que el expresidente Guillermo Endara Galimany fue el hombre indicado para el momento indicado (1989-1994) aun cuando las quinielas políticamente lógicas de la época favorecíanalinmensoRicardoAriasCalderón.Lo mismo pienso del actual presidente electo; aunque es justo inquirirnos si será un hombre para la historia, o la historia para un hombre. Él y solo él tendrá la responsabilidad de enfrentar y resolver dicha dicotomía, la cual por ningún motivo podrá delegar o empacar en la maleta que ya anunció tener preparada para el momento de su partida dentro de unos largos cinco años. “El hombre que vive para el tiempo tiene una característica invariable: repudia y combate el pasado por sistema, y acepta el presente manifestándose moderno y empeñándose en serlo”. Aunque las grandes acciones y elevados pensamientos son los que debieran entusiasmar la admiración de hombres y mujeres por igual, desafortunadamente es el espíritu acomodativo del ser humano, siempre en roce con lo popular, con lo material (que no necesariamente es lo correcto), lo que muchas veces predomina en las decisiones de los “elegidos”. Así no es extraño que la canalla fije sus miradas en el semblante y actuar del que excita de particular modo su interés cautivándola. A diferencia de ese pasado pluscuamperfecto del que algunos se afanan, el mundo nos mira, está pendiente de este Panamá que, integrado a la comunidad internacional, espera que sobre todo prevalezca el estado de derecho. Una última consideración: desde el próximo uno de julio su domicilio es y será por los próximos cinco años: “Palacio de las Garzas, Corregimiento de San Felipe; Apartado Postal: Presidencia de la República, Panamá 1, República de Panamá”. Reconocer y aceptar sus “F O DA”(fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) es parte de la ecuación. EL AUTOR es amigo de la Fundación Libertad.

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