6B LaPrensa Panamá, domingo 24 de marzo de 2024 Variedades Vivir Shakira está feliz de su nueva sensualidad La colombiana cuenta que se encontró con "una nueva fuerza" que no sabía que tenía, y de la que se ha "enamorado". ENTREVISTA EFE. MIAMI, ESTADOS UNIDOS Con la salida al mercado de su décimo segundo álbum L as mujeres ya no lloran, Shakira despidió la etapa “más d u ra ” de su vida y abraza ahora con desenfado y cierto orgullo una nueva era de romance, sensualidad, libertad y poderío. En una entrevista con EFE, la colombiana aseguró que “está muy bien”, más segura de sí misma que nunca y despojada de inseguridades y presiones sociales con las que cargó por muchos años. Shakira cuenta que se encontró con “una nueva fuerza” que no sabía que tenía, y de la que se ha“enamorado ”, después de afrontar una separación pública y complicada, la enfermedad de su padre y problemas legales, entre otras cosas cuestiones menos públicas. “He bajado al infierno, he subido otra vez, he estado en el barro, me he limpiado el barro, me he sacudido el polvo y echado para adelante. Entonces ahora es como que uno tiene un cierto, una cierta libertad ¿no? Y un poderío también”, indicó. Vestida de negro, con zapatillas de tenis con plataforma y luciendo mucho más joven de sus 47 años cumplidos en febrero, Shakira afirmó que “todo lo que está en el disco lo respaldo, son mis palabras, es mío”. Eso incluye el inicio deÚl - tima,quecomodicesunombre es la última que le escribe al ex futbolista español Gerard Piqué, y que comienza con la frase “te agradezco”. Poder llegar a ese punto es parte de ese poderío descubierto en el proceso, y que la ayudó además dejar de verse como una víctima. “Es un proceso en el que juegan un papel fundamental los afectos, la familia, los amigos, pero también la capacidad que tiene uno mismo de reconstruirse. Esa capacidad a veces uno la encuentra a través del trabajo, a través de la productividad”, describió. Y el resultado fueron las 16 canciones de Las mujeres ya no lloran, una crónica de desamor, pero también de la soltería que ahora está disfrutando. Vestida de negro, con zapatillas de tenis con plataforma y luciendo mucho más joven de sus 47 años, Shakiera ofrece la entrevista. EFE Tarrantantán irreverencia La última palabra Rafael Candanedo [email protected] Su atuendo icónico de artista. El doctor en Filología por la Universidad de la Sorbona explica en latín su clave: Simplicitis est veritatis notio.Y lo traduce: Lo sencillo es el sello de lo verdadero. “Y lo demás son huevadas”, sustenta. Los pelaos de la discoteca reclaman acción y Pedro Altamiranda los saluda: “Gracias a la canalla por venir a oírme”. Gente ruin es canalla. Persona ruin es otra acepción. En vez de protestar, todos agradecen, se ríen y aplauden. En el imaginario de su fanaticada, en el universo que él creó con la materia prima del sentir nacional, Pedro tiene licencia para expresar qué entiende y cómo le dé su gana. Así era la magnitud de la irreverencia de Pedro de Panamá. Descortesía, desacato, impiedad, desdén, grosería. En el tomo IV del Diccionario de Autoridades (1734), hace 290 años, se lista el adjetivo irreverente, que define al falto de reverencia a lo que fuere o al culto veneración de lo sagrado. Filólogo, publicista y cantautor, asume ese rol de irreverente para nuestro país y el mundo. Temprano se define: “Yo soy un jodedor”. Celebra el ano, en su interpretación Homenaje al Fu a s , órgano del cuerpo que aparece también en el emblemático ‘h i m n o’al carnaval tableño, gemelo del Carnaval en la Central. Con licencia pedriana, responde ante el obvio requerimiento. “Oye, Pedro, ¿para dónde vas?”. La respuesta, inesperada: “Para Las Tablas, to ras”. Chiquitón es otra denominación dentro de su diccionario mínimo. Una amiga cuasi beata tapa sus oídos, si bien reconoce que le inquieta la fórmula compuesta ‘culitranquear’. Acobardarse, echarse para atrás. Por cuatro décadas produjo sus composiciones y conciertos, exclusivos para el mercado local, tanto en el periodo dictatorial como en el democrático. La musicalización, bajo la base de diversos géneros musicales -tamborera, son, salsa, tango, vals, balada-, lleva el sello de Tille Valderrama y sus músicos asociados. En la suma, surge el género Altamiranda, no exento del ritmo carnavalesco y el repique de los tambores de la comparsa de El Chorrillo. Frente a sus críticas contundentes contra el régimen militar y el perredé, su brazo político, se propaló en los medios oficialistas en los años ochenta que el cantautor se burlaba de lo popular, y lo denigraba. ¿Fue así? En 1980 identificó su inspiración y el centro de sus preocupaciones: “Mi canto no es para el rabiblanco”; es dedicado al empujador del carrito de raspao, la billetera, al vendedor de la presa de pescao, al residente en el cuarto separado de la sala por una sábana, al chombito que corre en calzoncillo, a los piropeadores, a quienes juegan a las damas, al limpiabotas, a la que duerme con rollos en la cabeza, al que desde una moto en movimiento hurta la cartera. Al estudiante que alza la voz, al que viaja apiñado en el bus, al que ruge en el gimnasio, a Blades, a Chaflán. A la jeba, a la culisa, al que vende chance clandestino y al que fuma quenque. Noriega fue víctima de los dardos lanzados en las canciones, no obstante demandó del artista un suéter alusivo a sus temas, y, por teléfono, le agradeció. Los dardos los sufrieron gobernantes de diferentes periodos. A excepción de Martinelli y Varela, clientes en la firma publicitaria. Guardó mutis. La lengua no tiene dueño. El estilo particular de expresarse el panameño, el panañol, fue la materia prima del oficio de publicista y artista de Pedro Altamiranda. Pornógrafo de la canción, así se autodefinía. Vasco Núñez de Balboa y Caperucita estuvieron entre los protagonistas de sus canciones. Irreverente hasta lo sublime. EL AUTOR es docente, periodista y filólogo
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