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6A LaPrensa Panamá, sábado 23 de marzo de 2024 Opinión La opinión de Hilde Ojo con el ‘no vice’ Certeza jurídica Carlos Sucre C. [email protected] Pareciera que los panameños estamos empeñados en socavar, por acción u omisión, nuestra institucionalidad y por ende, nuestro sistema democrático. Lo esencial no es la discusión sobre si la postulación presidencial formulada por dos partidos es o no constitucional. Lo fundamental es el principio de certeza jurídica y política establecida por el artículo 177 de la Co n stitución Política de la República de Panamá al establecer la elección popular tanto para el Presidente como para el Vice Presidente. Aún a los regímenes absolutistas monárquicos se les hacía imperativo establecer jurídicamente un estatuto de regencia por el cual se definía la sucesión hereditaria de los monarcas. Nuestro sistema democrático sustituye la elección hereditaria por la elección presidencial mediante votación popular cada cinco años. Y, como la persona electa Presidente puede llegar a faltar, prevé su sustitución mediante un Vice Presidente igualmente electo por el poder supremo de la ciudadanía. Principio que la Constitución recalca en el artículo 189 al establecer que si la falta absoluta tanto del Presidente como del Vice Presidente ocurriere dos o más años antes de concluir su período, se convocará a elecciones para sustituir a ambos funcionarios. Pero tenemos que para solventar meros procedimientos electorales se ha dispuesto por Ley que, una vez hechas las postulaciones, la falta del candidato principal solo será suplida por el sustituto postulado, quedando vacía la elección del suplente. No obstante, la Cons titucióne xpresamente dispone para los 3 órganos del Estado la elección conjunta del principal con su suplente. Ahora bien, la falta del suplente en un órgano colegiado no surte el mismo efecto que en un organismo unipersonal como lo es la Presidencia de la República. Las normas jurídicas suplen las fallas humanas. Podemos imaginarnos y más en nuestro país últimamente, como vendría a ser un gobierno sin la certeza de quien sustituye al Presidente en ejercicio. Su Gabinete, convertido en eventual elector y a la vez cada uno en potencial candidata para suplir la falta de su Presidente, en lugar de convertirse en un equipo de trabajo estaría, por naturaleza humana, expuesta en el mejor de los casos a situaciones incómodas y en el peor, a todas las intrigas políticas “de palacio”imaginables. Por ello opinamos, que sea que se declare o no constitucional la candidatura en cuestión, lo esencial es suplir jurídicamente el vacío jurídico creado con la falta de previsión en la certeza de la sucesión presidencial. Así como en un pasado, por desconocimiento de los atributos de un buen panameño se le indultó la frase “ojo con el vice”, ahora corrijamos a tiempo esta grave falla, en lugar de permitir que nuestra democracia vaya rumbo a lo desconocido por no contar con certeza en la sucesión presidencial. EL AUTOR es abogado Ya sea que la Corte declare o no constitucional la candidatura de José Raúl Mulino, lo esencial es suplir jurídicamente el vacío jurídico creado con la falta de previsión en la certeza de la sucesión presidencial. La narración oral y la poesía: memoria y ternura Cultura Carlos Fong [email protected] El concepto de Clifford Geerdz de que la cultura son los cuentos que contamos para comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás, es una de las nociones de la cultura que favorecen nuestro trabajo sistemático con las comunidades. Es casi el mismo concepto que acuñó Néstor García Canclini, quien dice que la identidad es una construcción que se relata. Contamos historias para encontrarnos a nosotros mismos y para reencontrarnos con la otredad. Hace poco celebramos el Día Mundial de la Narración (20 de marzo) y el Día Internacional de la Poesía (21 de marzo). Quiero rescatar algunas ideas que venimos defendiendo que colocan a la palabra oral y la palabra poética en un espacio privilegiado en la sociedad y es por eso por lo que necesitamos mejores políticas de desarrollo cultural que generen procesos de cohesión desde la literatura, la lectura, la escritura y la oralidad. El narrador oral argentino Roberto Moscoloni ha dicho: “Podríamos incluir miles de relatos populares que hacen, más allá de las historias oficiales, mantener viva la memoria en las distintas comunidades”. Lo que la historia oficial no cuenta, lo que no está, por X o Y razón en los libros de textos, mora en la memoria y la oralidad. Algo muy parecido a la misión de la poesía. Rescatamos la memoria colectiva y fortalecemos el imaginario de los pueblos. Y esto hace que las personas tengan un sentido de pertenencia que hoy es importante fortalecer. Un buen contador de historias tiene una relación con la poesía. Una historia bien contada puede tener raíces africanas, por ejemplo, pero la anécdota implícita conectará al auditorio con la realidad local, así como un poema siempre será universal desde su estética. Escuchar un cuento es una experiencia que nos conecta directamente con la ternura. La lectura de poesía también lo hace; el canal de la voz crea un estado de gracia que es un momento mágico entre el narrador, el poeta y el oyente. Transfiere la ternura de una manera más humana, de persona a persona. El poema trasciende desde el interior de la persona; el relato oral desde el exterior hacia el interior de la persona. Hoy día, la sensibilidad humana está menoscabada; cada día las personas parecen encerrarse en un caparazón semejante al de la tortuga. De la misma forma, se hace cada vez más difícil compartir sentimientos de empatía, nos cuesta sentir lo que siente el otro. Contar cuentos conecta a los humanos con estas valiosas expresiones de la condición humana. Por eso es que el narrador oral Boniface Ofogo nos habla de que los cuentos son un espacio para la ternura. Contamos cuentos y muchas veces tocamos a la gente y generamos cambios en ellos. Uno de esos cambios es la actitud hacia su pasado y su presente. Las personas suelen valorar más sus recuerdos y sus memorias porque un cuento les despertó algo, porque una historia tierna despertó a la vez en ellos la ternura. A la vez esto posibilita que las personas valoren las cosas del presente y sean más sensibles hacia los problemas del mundo. Leer un poema también es un acto de ternura y escucharlo es una réplica de ese acto. Hay un momento de cambio al escuchar un poema. Quiero citar otra vez a Moscoloni: “El cuento como experiencia pasa a cumplir el rol curativo que se impone en la necesidad de las personas de recrear a partir de la palabra de la gente del pueblo, situaciones que desean se recuerden, por dolorosas o por alegres, pero que se mantengan ocultas en la memoria de la gente”. La emoción que sienten las personas al escuchar un cuento o un poema se nota en sus palabras de gratitud. No sabemos qué hemos despertado, lo único que sabemos es que es una forma de sanación y de felicidad. En el ensayo El placer que no tiene fi n , William Ospina nos recuerda ese relato de Ray Bradbury, donde ya no hay libros y está prohibido recordar. En un mundo en ruinas donde ya la civilización está en escombros, un niño se escapa para ir a un parque donde un anciano le cuenta cómo era el mundo antes del caos. La tesis que Ospina trata de sustentar, y de hecho lo hace, es que la capacidad de soñar de los seres humanos sobrevivirá siempre y cuando la imaginación sea una forma del ser humano de supervivencia para confrontar el presente a través de la nostalgia de la memoria. Además, Ospina analiza la ficción distópica de Bradbury y hace énfasis en que no hay nada más fascinante y asombroso para un niño que una historia bien contada. Dice William Ospina: “Más admirable es la magia de quien es capaz de pronunciar palabras que les permitan a los niños ver lo que no está frente a ellos, que haga relampaguear en sus ojos hechos y criaturas que son apenas un hilo de voz, un relato”. Mientras los cuentos existan, tendremos una forma de ver la vida con esperanza y posibilidades de supervivencia; mientras la poesía tenga presencia existirá una imagen y una posibilidad. EL AUTOR es escritor Hoy día, la sensibilidad humana está menoscabada; cada día las personas parecen encerrarse en un caparazón semejante al de la tortuga. De la misma forma, se hace cada vez más difícil compartir sentimientos de empatía, nos cuesta sentir lo que siente el otro. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. 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