8A LaPrensa Panamá, miércoles 6 de marzo de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Ganó Panamá Política Juan B. McKay [email protected] Al final de la noche del pasado lunes 4 de marzo se marcó un antes y un después en la historia política de nuestro querido país. Quedó demostrado que por más dinero que uno pueda tener (o decir tener), la justicia, por más que la hagan demorar, puede y debe llegarle a todos. Después de muchos meses o años de lucha por la justicia y por el honor del sistema judicial en Panamá, muchos panameños vemos con beneplácito el hecho de que haya quedado en firme la condena contra un expresidente de la República, el cual ya había sido encontrado culpable de delitos tan graves como lavado de dinero para, con recursos del Estado, haber adquirido bienes que posteriormente sirvieron para atacar a contrincantes políticos. En el camino quedan atrás los ataques personales proferidos contra quienes, actuando dentro del marco de la legislación panameña, nos atrevemos a poner al país por delante del dinero o de intereses personales. Por coincidencia, fueron dos distinguidas damas quienes fueron víctimas de esas afrentas que provenían de un ser que ha demostrado poco o nulo aprecio y respeto por el sexo femenino. Estoy seguro de que la gran mayoría de los panameños vemos con buenos ojos que se inicie la recuperación de la credibilidad en la justicia y en sus principales actores. Digo la mayoría de los panameños, pues no podemos seguir montados en ese barco en el que muchos quisieran montar a los que por muchos años hemos venido luchando por la decencia y la promoción de los valores cívicos, éticos y morales.Habrá quienes ahora querrán iniciar campañas de descalificación contra todos los que levantamos la bandera de la democracia, libertad y justicia que tanto nos costó recuperar. Estoy convencido de que los ataques arreciarán y empezarán a sugerir epítetos, falsedades y medias verdades disfrazadas de mentiras y descalificaciones, para desvalorar no solo a quienes, impartiendo justicia, han procurado adecentar no solo la política sino la sociedad panameña.Hoy, los panameños de bien, en especial quienes hemos venido trabajando en favor de la democracia y de los valores, recibimos un espaldarazo a esa labor que no pocas veces hemos dudado si valía la pena seguir, arriesgando familia, negocios y hasta su propia credibilidad.La transparencia con la que se ha actuado en este caso debe marcar una nueva forma de actuar, consonante con los nuevos métodos de anunciar justicia. Si para ello deben actualizarse normas y leyes, pues que se haga. Pero creo que debemos arropar a esas magistradas que, desde la Corte Suprema de Justicia, se atrevieron y emitieron “en nombre de la república y por autoridad de la ley”a confirmar lo actuado por dos cortes inferiores.Ojalá todos los funcionarios fueran como, por ejemplo,lamagistradaMaribelCornejoBatista, quien ha compartido un resumen de su actuación en el año anterior anualmente desde su designación. El pueblo tiene el derecho a saber cómo actúan sus funcionarios, sin importar lo alto de su cargo.Este triunfo de la justicia debe atribuirse a las cortes, pues cabe mencionar la lucha incansable de medios de comunicación como este, vilipendiado y atacado, por defender lo que había que defender y hacer público lo que muchos sabían y no se atrevían a decir.A finales del año 2022 y en enero de 2023, este servidor previó que el lavado de activos, hoy condenado, no sería candidato a la presidencia de la República. Así quedó plasmado en artículos de opinión publicados en este medio y en intervenciones que, como analista político, expresé. En su momento se me formularon descalificaciones como a las que me refiero más arriba, fui comparado con la famosa canción de Rubén Blades que habla de “Madame Kalalú”o donde se cuestionaba el lugar donde había adquirido la “bola de cris tal”.Cuando se hace análisis político de forma desapasionada y sin remuneración económica, uno estudia, lee y hace las evaluaciones que se requieren para formular los comentarios y evaluaciones que se ofrecen. En lo personal, me alegro de haber acertado y poder así demostrar que estamos en el camino correcto.Hoy en Panamá la mayoría celebra, no una descalificación, sino la justicia, la razón y, por ende, la democracia. ¡Gracias, Panamá! Quedó demostrado que por más dinero que uno pueda tener (o decir tener), la justicia, por más que la hagan demorar, puede y debe llegarle a todos. EL AUTOR es analista político y activista cívico. Las encuestas Elecciones Jaime Cheng Peñalba [email protected] Para obtener una muestra representativa de un universo o población total, los profesionales de la estadística utilizan diversas fórmulas que contemplan un margen de error que puede variar entre un dos a cinco por ciento, el cual es considerado “aceptable”para efectos de un pronóstico. Ahora bien, la muestra representativa se llama así precisamente porque parte del supuesto de que la misma expresa el “sentir ”o pensar de un número que se aproxima a la realidad. Dicha muestra debe ser aleatoria y debe cubrir de manera equitativa el género, edad, nivel social, residencia etc.. Si la muestra falla en algún aspecto de cálculo y comprobación en algunos de los puntos mencionados anteriormente entonces esto se reflejará en los resultados con un nivel de error que puede trastocar la realidad y resultado de la misma. En un tiempo las encuestas políticas eran personales, es decir se abordaba a un público en la calle o vivienda y se le formulaban breves preguntas sobre un tema en particular. Luego se implementó la encuesta por llamadas telefónicas escogidas”al azar para minimizar el riesgo de posible desconfianza del entrevistado. Si las preguntas no están bien formuladas y no se captan bien obviamente que las respuestas no serán las esperadas. Jamás las preguntas deben ser muy largas o contener cargas negativas o positivas que sugieran una posible respuesta pues entonces se trastocará el resultado. Las encuestas escritas tenían la ventaja de presentar variables cortas para optar por alguna respuesta muy puntual. También se hacían anónimas para lograr mayor confianza del entrevistado. También se contemplaba la formación de los encuestadores quienes eran capacitados en un periodo de tiempo para poder ejercer como tales. Las encuestas de carácter político son diferentes al resto de sondeos pues en las mismas entran en juego factores muy cambiantes como el estado de ánimo, desconfianza y también la influencia de la propaganda política. De tal manera que una encuesta de opinión política debe realizarse de manera sistemática para poder acercarse más no “adivinar ”el resultado electoral. Las encuestas aplicadas en Panamá en los últimos diez años han ido mermando en cuanto a su grado de vaticinio pues las mismas quizá no contemplaron elementos propios de un sondeo con carácter científico. Lejos de eso, cada candidato a la Presidencia o agrupación cercana al mismo empezó a formular “su propia” encuesta para salir favorecido con sus resultados. Para las elecciones de 2014, las predicciones que algunas casas encuestadoras hacían del posible ganador se vieron afectadas por el ganador de dicha contienda que prácticamente era ubicado en tercer lugar muy lejos del supuesto triunfador que las encuestas daban como “fa - vorito”. A partir de este momento, las encuestas entraron en un punto de desconfianza y falta de credibilidad bajo el señalamiento de muchos epítetos entre los que figuraba el término “manipulación”. Era común escuchar a ciudadanos de “a pie” expresar sus dudas sobre las encuestas de opinión política dado el grado de “satani - zación”que se les hizo a las mismas. En Panamá existen muchas instituciones que pudieran realizar un sondeo político libre de cualquier atadura o interés partidario. Las universidades, por ejemplo, que tienen y gradúan a muchos profesionales en este tema no las veo realizando una encuesta que pueda resultar en un ejercicio académico y profesional que le devuelvan a las encuestas de opinión política su rigor como instrumento de carácter científico. EL AUTOR es sociólogo y docente. Pax Panamenia, más allá de mayo 2024 Política exterior Alonso E. Illueca [email protected] El quinquenio 2024-2029 estará marcado por una serie de hitos para Panamá que repercutirán tanto a nivel local como internacional y que serán fuente de retos y oportunidades para la próxima administración. La falta de una discusión sesuda en materia de política exterior dentro de las campañas presidenciales me obliga a plantear la concurrencia, en dicho quinquenio, de al menos tres acontecimientos trascendentales en materia de relaciones internacionales. Si estos son aprovechados de forma correcta, podrían marcar el retorno de Panamá a los grandes escenarios de la diplomacia mundial. A mediados de este año, es decir, en pleno proceso de transición gubernamental en Panamá, la Asamblea General de las Naciones Unidas elegirá a cinco miembros no permanentes del Consejo de Seguridad por un período de dos años, a partir de enero de 2025. Por el momento y de conformidad con un acuerdo regional, Panamá es el único candidato de Latinoamérica y el Caribe. En otras columnas, he insistido en que esta es una oportunidad única tanto para construir capacidades en nuestro servicio exterior como para afianzar la participación de nuestro país en temas de interés global. La mayoría de los Estados pequeños utilizan su bienio en el Consejo de Seguridad para fortalecer sus cancillerías y aumentar su exposición en temas de interés global. Lo anterior es aún mejor si se hace en aras de fortalecer el derecho internacional y mantener la paz y la seguridad internacionales, temáticas muy cercanas a la tradición internacionalista de Panamá. En el 2026 se conmemorará el bicentenario del Congreso de Panamá. Dicho acontecimiento es una oportunidad para dotar de continuidad a nuestra tradición anfictiónica y al sueño que planteara Bolívar en la Carta de Jamaica. Esta ocasión también sería propicia para plantear grandes consensos regionales en temáticas complejas como migración y seguridad, sin olvidarnos del republicanismo bolivariano tendiente a realizar el proyecto kantiano de paz perpetua, al menos en nuestra región. Reiterar nuestra fe en el multilateralismo y el derecho internacional, en principios y valores como la democracia, los derechos humanos y la transparencia, lejos de ser un ejercicio iluso, ayuda a sentar las bases para los consensos que tanto necesita nuestra región y el mundo. Las agresiones, el expansionismo, los genocidios y las atrocidades ya no son solo un pasado distante, son parte de nuestro presente. Al conmemorarse en el 2027 los cincuenta años de los Tratados Torrijos-Carter, corresponde propiciar un debate nacional para definir el alcance y contenido del régimen de neutralidad del Canal de Panamá y qué tanto repercute la neutralidad de la vía en las posturas panameñas a nivel internacional. Con cerca de cuarenta Estados miembros, el Protocolo al Tratado de Neutralidad es un mecanismo multilateral en el que otros Estados, además de Panamá y los Estados Unidos, se adhieren al régimen de neutralidad del Canal. Es por ello por lo que clarificar el alcance y contenido de este régimen, con el liderazgo de Panamá y el consenso de todos los involucrados, permitiría ampliar exponencialmente los miembros del Protocolo. Esto, a su vez, debe ir acompañado de robustecer los mecanismos de defensa colectiva a nivel interamericano, siendo el más importante de todos el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que en 2027 ajustará 80 años. En ese sentido, su revitalización podría ser parte de los esfuerzos de una renovada política exterior panameña. Estos hitos confluyen con una serie de temáticas que ocuparán el día a día de la próxima administración. Entre estas temáticas podemos mencionar la reorganización de nuestro servicio exterior ante un gobierno austero, la defensa del Estado ante posibles litigios de inversión, el cambio climático, el futuro del Canal de Panamá y el acceso al agua, la delimitación de nuestra nueva frontera marítima con Nicaragua, las cíclicas crisis migratorias, el intervencionismo foráneo, la aparente transformación del orden internacional, entre otras. Luego de casi siete años, me despido de este privilegiado espacio de opinión en el diario La Prensa. A lo largo de ese tiempo, he intentado, al límite de mis capacidades intelectuales y fiel a mis convicciones y principios, contribuir al debate nacional tendiente al diseño y formulación de la política exterior panameña. Estoy convencido de que Panamá, por sus inherentes ventajas competitivas y por todo su potencial geoestratégico, está llamada a ser un actor protagónico en el escenario internacional. Pudiera ser que los panameños, en un tiempo, nos aboquemos hacia el diseño y formulación de una política exterior de Estado y, por qué no, de una estrategia internacional. Pero mientras llega ese momento, debemos tratar de comprender lo que sucede en el mundo y no subestimar ciertos acontecimientos, por muy distantes que parezcan, pues aquello que no entendemos no se puede controlar y puede, incluso, llegar a dominarnos. El proceso de formulación de una estrategia internacional es uno lento, pero basta con el conocimiento, el genio y la imaginación de nuestras mejores mentes, el sentido de patria y el ilimitado potencial de los panameños para hacerla una realidad. Aquello no es una esperanza utópica. En el 2026 se conmemorará el bicentenario del Congreso de Panamá. Dicho acontecimiento es una oportunidad para dotar de continuidad a nuestra tradición anfictiónica y al sueño que planteara Bolívar en la Carta de Jamaica. EL AUTOR es abogado y profesor de derecho internacional.
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