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8A LaPrensa Panamá, lunes 19 de febrero de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Los dilemas de las relaciones entre religión y política: las lecciones de Costa Rica Libertad de culto Claire Nevache [email protected] En los primeros días de campaña, y desde antes de su inicio, hemos visto a candidatos apersonarse a los púlpitos de las iglesias y a otros eventos religiosos en busca de bendición y votos. Esta elección cuenta además con una particularidad que no se veía en Panamá desde hacía 30 años: la participación de un partido confesional postulando pastores a cargos de elección popular. Seguramente estas interacciones entre religión y política se fortalecerán durante las próximas semanas, con candidatos usando “gracias a Dios”en cada frase y con líderes religiosos que respaldan candidaturas de forma más o menos abierta. Si bien estas interacciones se repiten en todas las elecciones latinoamericanas, no dejan de plantear retos y tensiones entre distintos principios: la libertad de culto y de expresión, el derecho a una representación política para los distintos sectores religiosos del país, y por otro lado, el Estado laico y la restricción que la Constitución impone a ministros de cultos para el ejercicio de cargos públicos o a la formación de partidos basados en la religión. Estas tensiones se repiten a lo largo del continente latinoamericano. Asumiendo que los valores religiosos hacen parte del sustrato cultural del electorado y que es normal que estos valores se reflejen en la vida política de los países, los riesgos de manipulación de la religión y de injerencia excesiva de los actores religiosos en la vida civil son reales. De forma paradójica, el Estado que ha encontrado la fórmula más interesante para lidiar con el tema es Costa Rica, el único Estado confesional de la región. Quizás precisamente porque al reconocer la existencia de la religión y de las instituciones religiosas, la legislación y las instituciones costarricenses han tomado este aspecto en cuenta y han hecho cumplir la regulación. La Constitución costarricense consagra la libertad de expresión, pero al igual que toda libertad, la enmarca dentro de unos límites necesarios para la convivencia. En este caso, prohíbe que la propaganda política evoque motivos religiosos o se valga de creencias religiosas. Esta prohibición constitucional es válida tanto para clérigos como para seglares. El Código Electoralcosta - rricense precisa que esta prohibición aplica tanto para incitar a adherirse como para separarse de una candidatura, y establece las multas correspondientes a esta infracción. Fue en 2010 cuando el Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica (TSE) se pronunció por primera vez sobre este tema, cuando ordenó al obispo de la Diócesis de Cartago abstenerse de hacer llamados a no votar por candidaturas que a su juicio no compartían los valores de la fe cristiana, y a pagar la correspondiente multa. En 2013 el Tribunal reiteró esta decisión al prohibir al partido evangélico Renovación Costarricense utilizar un pez como símbolo de su partido, por tratarse de un símbolo cristiano. En 2014, la Alianza Evangélica Costarricense fue condenada luego de publicar un anuncio pagado que incitaba a la comunidad cristiana a emitir su voto sobre la base de sus creencias y a no votar por determinados partidos, y en 2018 la Conferencia Episcopal y la Federación Evangélica fueron condenadas por un comunicado conjunto. Lo más interesante, más allá de la norma y de su aplicación, es la justificación que hace el TSE sobre sus fallos. En resumen, éste privilegia sobre cualquier otro principio la libertad de sufragio y la libre determinación del elector. En un país donde la inmensa mayoría del electorado es creyente, esta libertad de sufragio debe poder ejercerse sin influencias o coerciones desde una posición de poder o por medio de un mensaje religioso. ¿Qué consecuencias ha tenido lo descrito sobre la política costarricense? Lo primero es que no ha inhibido en absoluto la posibilidad de los sectores religiosos de incorporarse exitosamente a la política: el salmista Fabricio Alvarado consiguió la mayor cantidad de votos en la primera vuelta de la elección de 2018 y llegó tercero en la elección presidencial de 2022. Es probable de hecho, que esta prohibición haya contribuido a mejorar y profesionalizar esta oferta electoral: en 2022, Fabricio Alvarado ya no era el candidato religioso con un discurso monotemático, sino un candidato con un programa y un discurso mucho más completo y elaborado. Vale la pena subrayar que la politóloga Bibiana Ortega ha demostrado que ésta es la condición para que los partidos evangélicos puedan ser viables. Por otro lado, las condenas del TSE han tenido como consecuencia una injerencia mucho menor de los actores religiosos en la última contienda electoral. A lo largo de entrevistas de investigación llevadas a cabo en este país, pude constatar la importancia que habían tenido estas multas en la retirada de dichos actores, no tanto en función del monto de las sanciones, sino producto de la cultura cívica costarricense. Los aprendizajes de la experiencia del país vecino garantizando la libertad de sufragio y el pluralismo en la competencia son valiosos para reflexionar sobre los principios en los que descansa nuestra propia democracia, para una futura reforma del código electoral, y eventualmente como guía de acción para nuestras propias instituciones electorales. La Constitución costarricense consagra la libertad de expresión, pero al igual que toda libertad, la enmarca dentro de unos límites necesarios para la convivencia. LA AUTORA es investigadora asociada de Cieps Panamá y Japón: 120 años de relaciones fructíferas Diplomacia Ritter Díaz [email protected] El 10 de enero pasado, mi esposa y yo tuvimos el honor de asistir a la conmemoración de los 120 años de relaciones diplomáticas entre Panamá y Japón, invitados por la Embajada de Panamá en Tokio. Este evento destacado contó con la presencia de personalidades relevantes de los ámbitos económico, social y cultural de Japón, así como autoridades y miembros del Cuerpo Diplomático. Ante esta ocasión significativa, es pertinente repasar algunos hechos clave que han marcado las relaciones entre ambos países. Japón estableció relaciones diplomáticas con Panamá el 7 de enero de 1904, siendo el primer país asiático en reconocer la independencia de Panamá de Colombia. Panamá fue el sexto país latinoamericano en establecer relaciones con Japón, después de Perú, México, Brasil, Chile y Argentina. El primer contacto registrado entre Japón y Panamá data de 1860, cuando una delegación japonesa viajó a Washington para ratificar el Tratado de Amistad y Comercio con Estados Unidos. Durante su viaje, la delegación hizo una parada en Panamá, y abordaron el ferrocarril interoceánico, el cual los impresionó por el ruido que ocasionaba comparado con los barcos de vapor. Doce años después, en 1872, Japón inauguró su primera línea de trenes, estableciendo una extensa red de trenes regulares y de alta velocidad en todo su territorio. El segundo encuentro relevante entre Panamá y Japón ocurrió en 1904 con el establecimiento formal de relaciones diplomáticas, coincidiendo con la llegada del ingeniero japonés Akira Aoyama, quien desempeñó un papel importante en la construcción del Canal de Panamá. Aoyama trabajó en diversas funciones, destacándose como diseñador y constructor del muro de aproximación en las Esclusas de Gatún. Tras su regreso a Japón en 1911, Aoyama contribuyó en proyectos para prevenir inundaciones, aprovechando su experiencia en el Canal de Panamá. Supervisó la construcción del Canal de Desagüe del río Arakawa, resolviendo problemas de inundaciones en Tokio. Esta relación histórica se reflejó en el año 2000 con un acuerdo de cooperación y hermandad entre el Museo de Agua de Arakawa y el Museo del Canal Interoceánico de Panamá. En la década de 1970, destacadas empresas japonesas como Panasonic, Sony, Mitsubishi y otras llegaron a Panamá para operar en América Latina y el Caribe. En 1980, la visita del presidente panameño Arístides Royo marcó un hito al convertirse en la primera visita de un presidente panameño a Japón, fortaleciendo la relación. Japón se convirtió en el mayor usuario del registro naviero panameño y uno de los principales usuarios del Canal, siendo el país que más aportó al financiamiento de la ampliación del Canal. Cabe señalar que las locomotoras (mulas) que mueven los barcos en las esclusas Panamax son de fabricación japonesa y han contribuido eficientemente a la operación del Canal desde el año 2000. Con anterioridad a la visita del presidente Royo, y dada la importancia marítima de ambos países, Panamá e Imabari establecieron un acuerdo de hermandad en 1977. Imabari, ubicada en la isla de Shikoku al sur de Tokio, alberga dos de los principales astilleros de Japón y una oficina técnica de la Autoridad Marítima de Panamá para servir a las empresas navieras de la región. Otro hito en las relaciones entre Panamá y Japón fue la apertura de la oficina de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en 1988. Esta oficina amplió la colaboración japonesa en Panamá y fortaleció los lazos bilaterales. La cooperación japonesa en Panamá ha evolucionado significativamente, desde el envío de voluntarios japoneses hasta proyectos de gran escala, como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en Juan Díaz (2007-2017) y la construcción de la Línea 3 del Metro (actualmente en ejecución). Esta última, impulsada durante la histórica visita del entonces Canciller Fumio Kishida (hoy Primer Ministro) en 2013, recibió el mayor financiamiento blando ($2.6 mil millones) otorgado por JICA a un país de América Latina y el Caribe, sirviendo de modelo para la región. JICA también ha contribuido al Mercado del Marisco de la Cinta Costera y al Centro de Conservación de Orquídeas Silvestres del Valle de Antón. En reconocimiento a esta cooperación, el Canciller panameño José Miguel Alemán condecoró al Presidente de JICA durante una visita oficial a Japón en 2000. En abril de 2001, Sus Altezas Imperiales, el Príncipe y la Princesa Hitachi, realizaron una visita histórica a Panamá y disfrutaron de la observación de aves en el Parque Soberanía, demostrando su gran aprecio por la naturaleza de nuestro país. Su Majestad Imperial, el Emperador Naruhito, es un experto en temas fluviales y conocedor del Canal de Panamá. En 2018, sirviendo como Embajador de Panamá en Japón, tuve la oportunidad de ser recibido en audiencia por el actual Emperador cuando ostentaba el título de Príncipe Heredero de la Corona. En dicha reunión, me comentó el grato recuerdo que guardaba de Panamá, ya que su primera función oficial como Príncipe Heredero, tuvo lugar durante la recepción ofrecida por su padre, el Emperador Emérito Akihito, en ocasión de la primera visita de un presidente panameño a Japón. Después del encuentro con el Príncipe Naruhito, le envié la novela histórica panameña el “Caballo de Oro”, de Juan David Morgan, donde se narra la historia del ferrocarril de Panamá y el primer encuentro de Japón con nuestro país. En reciprocidad, me envió su libro “El Támesis como Autopista: Un Estudio sobre la Navegación y el Tráfico en la Parte Superior del Río Támesis en el Siglo XVIII”, escrito durante sus años universitarios en Oxford, Inglaterra. De allí su interés por las rutas fluviales, incluyendo el Canal de Panamá. Sin duda, estos 120 años de relación demuestran un viaje conjunto hacia el progreso y la cooperación entre Panamá y Japón. La cooperación japonesa en Panamá ha evolucionado significativamente, desde el envío de voluntarios japoneses hasta proyectos de gran escala, como la construcción de la Línea 3 del Metro. EL AUTOR es consultor internacional/ ex embajador de Panamá en Japón. Mesías presidencial Desafíos Bryan Townshend B. [email protected] Amedida que se acercan las elecciones en Panamá, nos encontramos una vez más inmersos en una vorágine de fervor político, donde las batallas por el próximo "ídolo" que ocupará la presidencia dominan la escena. Desde tiempos inmemoriales, el fanatismo político ha permeado cada rincón del país, inundando calles, hogares, instituciones y empresas con un torrente de fervor partidista. Sin embargo, ¿realmente esperamos que el próximo presidente nos devuelva el dinero, tome decisiones acertadas sobre la deuda, genere empleo, acabe con la crisis económica y ayude al pueblo? Es hora de reconocer que estas promesas son poco más que retórica vacía. La realidad es que muchos de los que claman por el cambio político lo hacen con la esperanza de obtener un puesto en el gobierno y beneficiarse de él. Son parásitos del sistema. Quiero dirigirme a aquellos verdaderamente preocupados por el futuro del país, aunque seamos una minoría. No es el presidente quien lleva la carga del trabajo para resolver los problemas. Son unos pocos los que realmente trabajan en la administración, a menudo sin ser miembros del partido político en el poder. Por lo tanto, es hora de cambiar nuestra perspectiva. El presidente no es un salvador ni un mesías, sino un empleado del pueblo que debe rendir cuentas. Debemos adoptar una mentalidad similar a la del economista y presidente de Argentina, Javier Milei: el presidente es un líder que debe responder ante la ciudadanía y cumplir con sus deberes como un empleado bien remunerado. Nosotros, como ciudadanos, debemos mantenerlo bajo escrutinio y exigir que cumpla con su deber. Por otro lado, es crucial recordar que gran parte del problema reside en la Asamblea Nacional. Son ellos quienes detentan el poder para legislar, aprobar presupuestos y tomar decisiones cruciales que afectan al país. Es imperativo que limpiemos esta institución del cerdito y sus ratas, para permitir que individuos, como los independientes, asuman el trabajo que todos esperamos que se realice. El cambio en el panorama político no se logra únicamente con el clásico ‘voto cas tigo’. Existe un profundo arraigo cultural y social que obstaculiza la remoción de los miembros incompetentes de la asamblea. Es crucial comenzar a dialogar sobre política y los políticos en los almuerzos y cenas familiares, así como impartir educación política imparcial en los centros educativos. Cada individuo debe asumir responsabilidad por sus acciones diarias, ya que el gobierno no está obligado a proveer todos nuestros deseos, desde el pavo y el jamón en Navidad hasta el “Bono Solidario". Culturalmente ya nos quedamos atrás. Hemos aceptado el juega vivo como parte de nuestra idiosincrasia. Nadie quiere poner el pecho para el primer impacto de hacer las cosas bien. Y adivinen, y espero que les quede claro: problemas como la Caja del Seguro Social son solo el principio. Porque si nadie pone el pecho, al final, a todos nos va a llegar el balazo. EL AUTOR es miembro de la Fundación Libertad

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