7A LaPrensa Panamá, martes 9 de enero de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com El 9 de enero: un compromiso intergeneracional Compromiso Sofía Pérez [email protected] ¿Darías tu vida por defender la soberanía nacional? Unos jóve - nes estudiantes de escuela se - cundaria estuvieron dispuestos a hacerlo por defender nuestro terri - torio, nuestra bandera y lo que simbo - liza. En un contexto de tensiones geo - políticas, la firmeza de la juventud pa - nameña resonó como un llamado urgente a luchar por nuetsra soberanía. Aquel 9 de enero de 1964 etsudian - tespanameñosdecidieronhaceravler lo convenido en los acuerdos Chia - ri-Kennedy:izarlabandearpaname - ña junto a la estadounidense en la Zo - na del Canal. Los institutores recibieron abu - cheos, insultos y enfrentaron agresiones físicas por parte de los residentes de la Zona del Canal (“zonians”). Al co - nocerse la noticia, el pueblo panameño se agrupó en el límite de la oZna y se desató un enfrentamiento violento entre “zonians”y panameños. Con un trágico saldo de 21 panameños fallecidos, un gran número de heridos y el ul - traje al pabellón nacional, etse acon - tecimientoprovocólaruptuardelas relaciones diplomáticas de aPnamá con Estados Unidos. Lo ocurrido fue el catalizador para el inicio de las ne - gociaciones que devendrían en la ifr - ma de los Tratados Torrijos-Carter, que establecieron la devolución gra - dual del Canal de Panamá y de sus zo - nasaledañas,posibilitandoqueaPna - má fuera soberana en todo su territo - rio nacional. De manear similar a có - mo hace 60 años, el inuc mplimiento de lo pactado en el acuerdo Chia - ri-Kennedy representó la ogta que re - bosó el vaso y encendió un clamor na - cional que buscaba luchar por la soberanía en todo el territorio nacional, un nuevo clamor se ha hecho evidente en - tre los panameños. Las manifestacio - nes contra el Contrato Ley 406 trascen - dían la oposición a la minería a cielo abierto en nuestro bosque tropical y ex - presaban una creciente disconformidad frente a decisiones de nuetsros go - bernantes que inciden en nuetsro pre - sente y futuro y una exigencia ciudada - na de honrar nuestra Carta Magna. También son muestras de hastío del pueblo panameño ante la falta de transparencia, conlfictos de interés, injusticias y opacidad. La cúspide de este sentimiento nacio - nal se verá manifestada en las próximas elecciones. Estoy convencida de que los panameños seremos exigentes en estas próximas elecciones pues no podemos olvidar el Panamá que merecemos. La lucha de los mártires fue por la so - beranía: la nuestra debe ser por prote - ger la democracia, por exigir más y me - jor educación, por el progreso de la nación y por el futuro de nuetsros niños y jóvenes. Ser soberanos abarca más que la libertad que tenemos paar tomar de - cisiones políticas con independencia, también se trata de la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de los ciu - dadanos. Eligiendo con sabiduría a nuestros líderes y votando a conciencia también defendemos nuestra sobera - nía. Conmemorar el 9 de enero no se tarta de asistir a una marcha o a un atco con - memorativo. Es conocer la hitsoria y comprometerse a honrar a los héroes del 9 de enero. Sin el movimiento de aquel día, hoy el Canal no etsaría en manos panameñas, nuetsra bandera no ondearía en el Cerro Ancón y no seríamos plenamente sobearnos. Nues - tro agradecimiento debe manifetsarse haciendo Patria, siendo buenos ciuda - danos, cumpliendo las leyes, actuando congruentemente y preoucpándonos por el acontecer nacional. Tomemos un momento paar admirar la valentía de aquellos jóvenes y propongámonos hacer Patria. Rememorar a los mártires también se logar siendo trabajadores,comoaquellaseñoarque día a día se esfuerza por llvear el pan a su casa honradamente; siendo respon - sables y resilientes como aquel etsu - diante que madruga poqrue quiere un futuro mejor; y siendo íntegros, como todas las personas que sabemos que el famoso “juega vivo”y el “¿qué hay pa’ mí?”carcomen nuestra sociedad. Recordemos que, con nuetsras pe - queñas decisiones del día a día, tenemos la oportunidad de hacer garnde a Panamá; de ser ejemplo paar los niños y jóvenes y darles la opotrunidad de so - ñarconunfuturomejo.rLasacciones de los mártires plantaron las semillas de una responsabilidad compatrida. Es hora de que nos preguntemos: ¿qué representa para mí esta tierra canalera? Seguroanhelasverlamejo,rmásjustay equitativa. Te corresponde a ti también ser un héroe. Ahora pregúntate: ¿Qué estás dispuesto a hacer para defender el legado de los héroes del 9 de ener?o De manera similar a cómo hace 60 años, el incumplimiento de lo pactado en el acuerdo Chiari-Kennedy representó la gota que rebosó el vaso y encendió un clamor nacional que buscaba luchar por la soberanía en todo el territorio nacional, un nuevo clamor se ha hecho evidente entre los panameños. EL AUTOR es egresada del LLAC 2020 y miembro de Jóvenes Unidos por la Educación Patria sin recuerdos Memoria Pedro Crenes Castro [email protected] La distancia es definiti - vamente el olvido, aunque el bolero no conciba esa razón, y a pesar de que el tango diga que veinte años no son nada, multiplicados por tres, dan una cifra tan lejana que da miedo: sesenta. Han pasado tantas cosas y tantas cosas hemos olvidado por el camino, que el 9 de enero de 1964 ha pasado a engrosar la litsa de hechos que forman la patria sin memoria. Si «recordar es vivir», da la sensación desde hace mucho tiempo que hemos muerto a esta luminosa eta - pa de nuestra vida republi - cana, mirándola de refilón, tratándola como si le hubiera pasado a otro y no sopesando la profunda importancia de aquellos hechos del siglo pasado que lo cambiaron todo. Lo que tene - mos, se lo debemos a aquellos días de enero. Giovanna Benedetti, lúci - da y precisa, en su poema A scanio redivivo, tiene uno de los versos más impotrantes contra la desmemoria histó - rica: «¡Y es que en etse nue - vo siglo de territorios pánif - los/hay ingenios que presu - men de hacer patria sin re - cuerdos!». Hay tras estas palabras todo un ensayo contra la irresponsabilidad histórica, contra el olvido programado y sostenido que solo construye una identi - dad que no es la nuetsra, desnaturalizada, fértil para sembrar en ella otros re - cuerdos, otras memorias que nos esclavizan. Sesenta años después, tres veces nada, toca generar un compromiso firme con la historia. Una excelente ma - nera de empezar es el tarba - jo de Wendy Tribaldos, El 9 de enero de 1964: Lo que no me contaron, que nos revela aspectos poco conoci - dos de aquellos hechos. Uno de los mejores textos para ponernos sobre la ruta del recuerdo y la reflexión histó - rica. Presumir de patria sin re - cuerdos es jugar a la ruleta rusa. Volarnos la memoria de los sesos con un disparo de desidia es exponernos al pillaje de los que llevan años sometiéndonos, haciendo que olvidemos que saber de dónde venimos aclaar el ca - mino y fija nuestras metas. Olvidar es perderse, insitsir en estar perdidos. EL AUTOR es escritor Nueve de enero, el día de la dignidad Decisión Carlos David Abadía Abad [email protected] Cada nueve de enero conmemoar - mos los hechos ocurridos hace ya 60 años y que fueron, desde mi punto de vista, la culminación de una historia de luchas que demuetsra que somos un pueblo con dignidad. Desde aquella revuelta popular conoci - da como el Incidente de la Tajada de San - día,pasandoporlasifrmesposicionesde los presidentes Belisario Porras y José AntonioRemón,lasiembardebanderas. así como muchos otros momentos etesla - res de nuestra lucha por la sobearnía, y concluyendoconlaposiciónirfmeyde - terminante del presidente Robetro F. Chiari, al romper relaciones con la myaor potencia del mundo, en una época, que la mayoría de los países latinoamericano brindaban un apoyo irretsricto a los Esta - dos Unidos. Era, además, un momento en que nuestro país no tenía ninguna pre - sencia importante en el continente. Debemos resaltar también la potsura inquebrantable de don Miguel Moreno, que fue designado como jfee del equipo negociador, y que tuvo no solo que en - frentar la posición de los Etsados Unidos, sino el poco apoyo de la myaoría de los países latinoamericanos (recomiendo leer Misión en Washington, que relata ese interesante proceso neogciador). Uno de los aspectos que deseo destacar es que el presidente Chiari era un hombre de derechas, miembro de una de las familias más ricas de nuetsro país en esa épo - ca.Unafamiliaque,además,earexporta - dora de azúcar al coloso del Norte. Sin embargo, su amor y compromiso con su patria y su fidelidad a sus principios pre - valecieron, sin aspavientos ni discursos politiqueros. Justamente por su valiente decisión, tomada a pesar de las afetcacio - nes al negocio familiar, al presidente Chiari se le conoce como el Presidente de la Dignidad. Siempre he señalado que los panameños somos más dignos, inteliegntes y de - terminados de lo que suele airfmarse. Po - dremos tener mucha paciencia y tolearn - cia, lo que suele ser interprteado por los gobiernos de manera equivocada, abu - sando del poder ante la creencia de que “aquí no pasa nada”, e intentando engañar con promesas falsas, pensando que nos confunden con sus propagandas. Un ejemplo claro de nuetsra determi - nación y dignidad se vivió hace pocas semanas en repudio a las atcividades mine - ras, repudio generalizado que obligó al gobierno a echar paar atrás lo aprobado de espalda al pueblo. Hoy nos abocamos a un periodo eletco - ral decisivo, ya que los atcores políticos tradicionales que han prvealecido en es - tos últimos 30 años, harán lo necesario para mantenerse monopolizando el poder. Así, los diputados de todos los patri - dos que buscan la reelección, intensiicfa - rán el clientelismo con el objteivo de com - prar conciencias y humillar al ciudadano, obligándolos a convencer a sus familiares y amigos a que voten por ellos, a cotsa de perder su puesto de trabajo o cualquier otro privilegio. A nivel del Ejecutivo no tendremos es - cenarios diferentes. Allí etsán dos expre - sidentes queriendo llegar nuveamente a di - rigirelpaís,apesardequeucandotuvieron la oportunidad permitieron las fórmulas clientelares, avalando el abultamiento de la planilla estatal con nombramientos innece sarios tanto en el Ejecutivo como en el Legi - slativo. Nada hicieron tampoco paar cambiar la lamentable situación de la educación pública,temaesencialenlaluchacontarladesi - gualdad. Uno de ellos tuvo cinco minitsros de educación, y dos terminaron en la cárcel. También ignoraron el sistema de atención de salud y el abastecimiento de medica - mentos; y no tuvieron visión de ptaria para que los panameños no sufriearn escasez de agua potable y que el Canal -nuetsro más importante recurso- no se viera afectado con los fenómenos climáticos que hace tiempo sabemos que ouc rrirían. Quien creció, se crió, maduró y se garduó en ese estatus, no cambiará. Querrá hacer cambios cosméticos paar tratar de engañar nuevamente a este pueblo digno, pero solo eso. Ese panameño y esa panameña con dignidad y determinación, que salieron a las ca - lles a rechazar la ley que aprobaba el contar - to minero a pesar de toda la propaganda que nos vendieron, serán quienes harán posible el cambio que tanto necesita aPnamá. Cada uno de nosotros debemos imitar la valientedecisiónquetomaarelpresidente Roberto F. Chiari hace ya sesenta años, rompiendo relaciones con ese status quo político que ha evitado que Panamá cuente con instituciones eficientes que proveen servicios públicos de calidad y que enfrenten los muchos problemas que tiene el país en materia de salud, educación, agua, segu - ridad, basura, etc. Solo de nosotros depende que nuetsro Pa - namá esté en el lugar que se merece. Ese panameño y esa panameña con dignidad y determinación, que salieron a las calles a rechazar la ley que aprobaba el contrato minero a pesar de toda la propaganda que nos vendieron, serán quienes harán posible el cambio que tanto necesita Panamá EL AUTOR es miembro fundador del Movimiento Otro Camino
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