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6A LaPrensa Panamá, martes 22 de agosto de 2023 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Diego Quijano Durán Directora Editorial Rita Vásquez Jefe Editorial Mónica Palm Asesor de investigaciones periodísticas Rolando Rodríguez Editores Juan Luis Batista, Yolanda Sandoval, Eliana Morales, Aleida Samaniego Gerente General Juan Carlos Planells Gerente de Producción, Logística y Administración Basilio Fernández Gerente de Ventas y Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com El veneno que mata el deseo de luchar Juventud Ovidio Palacio Castillo [email protected] De acuerdo con los datos brindados por el Censo Nacional de Población, somos los jóvenes quienes componemos la mayoría de la población. En esta época electoral, muchas son las promesas que tienen como foco central a la juventud. A los jóvenes se nos ve como las pepitas de oro más codiciadas por algunos políticos que aspiran a llegar a la cumbre, pues sienten que los jóvenes son una escalera directa para llegar a la cima. ¡Cuidado! No hay nada más venenoso que las promesas falsas ofrecidas a través de discursos sin fundamento. El veneno silencioso tiene su origen en la tendencia del aspirante al poder de compartir con los jóvenes datos, hechos e ideas en numerosas ocasiones, erróneas o sesgadas. El problema es que no falta el joven que les cree y se aferra a estos cantos de sirenas. Por ir tras estas fantasías, muchos descuidan sus genuinos sueños. Gran parte de la sociedad se esfuerza diariamente por mejorar sus circunstancias, luchando para lograrlo. La intervención de los políticos con sus falsas promesas interrumpe este proceso, provocando una natural confusión. Este fenómeno ocasiona la pérdida de la eficacia, degenera en una visión limitada, en una dependencia excesiva y en una adicción al paternalismo. Sobran las promesas de oportunidades sin fundamento y con “juega vivo”. ¿El único propósito? Conseguir y alcanzar la cumbre de la codicia. Al final, en muchos casos, todo queda en nada, afectando de manera profunda a nuestra juventud. Les recordamos a los adultos de hoy que dicen falacias que, al hacerlo, condenan a los adultos del mañana a la mediocridad. Hay que considerar que, para estas elecciones, más que prebendas, los políticos deben abrir espacios en los que los jóvenes seamos creadores. Somos seres con inteligencia, capaces de construir muchos sueños colectivos y de hacerlos realidad. Necesitamos espacios y entornos que inviten a construir. Las disparidades sociales son utilizadas para lograr ejercer control sobre los ciudadanos. Esto sucede principalmente porque la sociedad se aferra a la idea de que los políticos serán quienes resuelvan sus problemas. Es en este contexto cuando se compromete la integridad y la dignidad del ciudadano por una recompensa insignificante, perpetuando así la inequidad y la falta de equiparación de oportunidades. Es hora que, como jóvenes, seamos quienes propongamos lo que en realidad nos interesa. ¡Seamos las propuestas y no la apuesta! Somos quienes viviremos la realidad del futuro. Los jóvenes podemos ser visionarios. Requerimos ese espacio para llevar a la praxis nuestras ideas o experimentar con el fin de poner a prueba nuestras destrezas. A fin de que los jóvenes nos preparemos adecuadamente para la sociedad del futuro, es esencial que nos proporcionen las herramientas necesarias para desenvolvernos en ese entorno. Así como en la Edad de Piedra las generaciones pasadas instruyeron a los jóvenes en el uso de herramientas de caza para garantizar su supervivencia a lo largo de las generaciones, en la actualidad se requiere que los jóvenes seamos instruidos sobre cómo ser autosuficientes. Lo que buscamos no son meras promesas populistas sino adquirir conocimientos y competencias que nos aseguren ser productivos. Si se quiere lograr una sociedad alejada de la mediocridad y del conformismo, lo mejor es educarnos a pescar por nosotros mismos, para que seamos autosuficientes. No incentivemos esa pobreza mental que como país nunca nos dejará avanzar. ¡Jóvenes del presente y mañana! Es el momento de despertar y ser la voz que promueve las iniciativas. ¡Seamos la propuesta! Para la mejora de la sociedad, propongamos un país sin corrupción. No permitamos que nos hagan la apuesta de los políticos. En la sociedad están las capacidades y las habilidades. Solo se necesita que salgamos de esa zona de confort y nos digamos “¡basta ya!”. Somos seres capaces de enfrentar la realidad del futuro. ¡Todos, unidos, elevemos la voz y presentemos la visión juvenil del país que soñamos! Es hora que, como jóvenes, seamos quienes propongamos lo que en realidad nos interesa. ¡Seamos las propuestas y no la apuesta! Somos quienes viviremos la realidad del futuro. EL AUTOR es participante del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana 2021 y Miembro de Jóvenes Unidos por la Educación Médicos en hospitales formadores Jornada Paulino Vigil-De Gracias [email protected] Cuando alguien recibe el título de doctor en medicina, es una de las mayores satisfacciones y muchos, hasta gran fiesta hacen. La verdad, es la primera puerta que se abre hacia un difícil y largo camino, camino que voluntariamente hemos decidido tomar. Ese camino conlleva, además, hacer un examen que le permite ingresar al internado y según resultado seleccionar el hospital. Ese internado (1er escalafón médico) requiere dos (2) años obligatorios, cuyas funciones principales son docencia (aprender de médicos de nivel superior) y ayudar a médicos residentes, generales y especialistas a sacar trabajo en función del beneficio de la atención del paciente; se recibe un salario cumpliendo normas y leyes nacionales. Durante esos dos años, debe cumplir horarios que usual son de 7 am a 3 pm (generalmente se quedan más tiempo) y además hacer 6-8 turnos por mes; el horario de ese turno inicia a las 3 pm y termina a las 7 am del día siguiente y allí (excepto sea sábado, domingo o día feriado) continua su horario de trabajo normal. Por eso, con la mayoría de esos turnos, significa trabajar en forma continua por 32 horas, generalmente sin dormir. Es cierto, con frecuencia son varios médicos de turno y también es cierto que la responsabilidad de atención no es de ellos, pues deben estar acompañados de médicos de nivel superior (residentes y especialistas). Al terminar esos 2 años, solicita su idoneidad y usual puedes tomar dos caminos: te dedicas a trabajar como médico general o decides optar por hacer una especialidad. Si decides el camino de la especialidad, debes capacitarte (preparación académica) y competir para ganarte una plaza, esa competencia es un proceso de varios exámenes, evaluaciones y es competir contra amigos y compañeros, además voluntaria. Al ganarte una de esas plazas (concurso), se inicia un proceso de aprendizaje conocido como residencia (2do escalafón médico), también recibes salario. El residente (ya hizo internado) conoce mejor el engranaje médico y sus responsabilidades. También debe trabajar de 7 am a 3 pm y hacer entre 6 a 8 turnos por mes, similar al médico interno. Si una residencia es de 3 o 4 años, significa que al terminar esos 3 años o 4 años y cumplió con los requisitos, será médico especialista. Debemos saber, que aquí también hay niveles de jerarquía, lo usual es que entren varios residentes por año y todos los años, esto permite que un residente de 1er año tenga compañeros del mismo nivel y de nivel superior trabajando con él/ella; esos residentes superiores pueden ser de segundo, tercer o cuarto año. Cuando terminas la residencia (especialidad), se te nombra en ese hospital, u otro donde se te necesite o donde firmaste irías al terminar. Algunos pueden tomar el camino de seguir estudiando una subespecialidad o irse a trabajar a instituciones privadas. Al iniciar tu trabajo como especialista (3er escalafón) también debes cumplir un horario (que puede variar según asignaciones) y también debes hacer turnos según necesidad del hospital. Significa que en un hospital docente encontramos médicos internos, médicos residentes y médicos especialistas y lo usual varios de cada escalafón y sin dudarlo la responsabilidad es de todos, según escalafón. En una cirugía, se puede dormir (pestañar) un interno o un residente o hasta un especialista, pero jamás todos y de allí que la integridad de la salud del paciente no se expone por esa posible situación. Antes de la ley del 2003, todos los internos y residentes hacíamos 12 a 15 turnos por mes, era lo normal. De allí, internos (estar en el hospital) y residencias (vivir en el hospital), pasamos épocas muy difíciles. Entonces se bajó a 6-8 turnos con el objetivo de que los médicos recibieran más docencia y pudiesen hacer más investigación, la situación sigue siendo muy difícil y percibo poca docencia y poca investigación. Por los que me antecedieron, por mí, por los actuales y por los futuros me opongo a trabajar más de 24 horas seguidas en los hospitales docentes. ... se bajó a 6-8 turnos con el objetivo de que los médicos recibieran más docencia y pudiesen hacer más investigación, la situación sigue siendo muy difícil y percibo poca docencia y poca investigación. EL AUTOR es médico e investigador clínico Entonces, ¿vamos? Opciones Pedro Crenes Castro [email protected] Entre expresidentes designados, hijos juramentados en el Parlacen, los mismos de siempre en la comisión de presupuestos y el “c ulillo”a la izquierda que propone cambiarlo todo, parece que no vamos por muy buen camino democrático. Miren las encuestas (y duden de ellas, pero no las pierdan de vista) y verán a cuál de los protagonistas del revulú parecen preferir los panameños. El escritor mexicano Guillermo Arriaga decía durante la Feria del Libro de Panamá, en una entrevista, que “a veces la gente prefiera coger la mentira para mantener la estabilidad social, que la verdad, con el riesgo de destruirla”, y quizás nuestra sociedad está en esa encrucijada: mantener el estatus quoes más fácil, menos dramático, más seguro que enfrentar la verdad. Estamos asistiendo al deterioro continuo de nuestras instituciones. Leía una de las reflexiones de Rubén Blades, del día 8 de junio, en la que planteaba unos insólitos escenarios políticos. ¿Qué los posibilita? «Hoy, al usual “¿qué hay pa' mí?”, se suma la posibilidad de que luego del 2024, los partidos políticos, los intereses que los alimentan y sus corruptos dirigentes y alcahuetes, sean investigados y/o terminen encarcelados. Van a tratar de protegerse de la manera que sea y por eso, alianzas antes impensables hoy son posibles, aunque resulte perjudicado el futuro del pueblo…» La clave del asunto: ante el miedo a la justicia, unos y otros, harán lo imposible con tal de que esas alianzas se concreten: puro gatopardismo del patio. Si las siglas y colores de siempre han demostrado ser lo peor, y el “moka”no termina de gustar, entonces, ¿Vamos? Y, ¿para dónde va? Ojalá sepan marcar otro camino y sean capaces de configurar un nuevo enfoque sobre nuestra circunstancia, pero no perdamos de vista a los de siempre y a sus alianzas imposibles y venenosas: lo que quieren es cambiar todo para que nada cambie y vendernos, como cosa nueva, las mismas siglas enredadas en colores parecidos. EL AUTOR es escritor

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