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5B LaPrensa Panamá, sábado 1 de julio de 2023 Vivir Tu opinión nos interesa [email protected] FALLECE ALAN ARKIN El abuelo de ‘Little Miss Sunshine’ El actor estadounidense Alan Arkin, que ganó un Óscar por su papel en "Little Miss Sunshine", falleció a los 89 años. Arkin publicó seis libros, escribió y dirigió dos cortometrajes y protagonizó la serie "100 Centre Street". En televisión apareció en "Pentagon Papers", "Escape from Sobibor" y "Chicago Hope". ADEMÁS La panameña tiene un no sé qué, por Rafael Candanedo 6B Una voz en la lucha por la libertad con un legado intelectual El escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner, que padecía una enfermedad neurodegenerativa, falleció en su domicilio madrileño acompañado de sus seres queridos. Montaner dejó Miami en octubre pasado junto a su esposa Linda para asentarse en Madrid, donde ya había vivido y había tenido una editorial. Él mismo anunció hace meses que padecía parálisis supranuclear progresiva. EFE Foto compartida por Álvaro Vargas Llosa, el 22 de febrero pasado, en la que se aprecia a Carlos A. Montaner (centro) con Mario Vargas Llosa (a su lado, Der.). Tomado de @AlvaroVargasLl MONTANER EFE. MIAMI, ESTADOS UNIDOS El escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner, fallecido el pasado jueves a los 80 años de edad, de ellos más de 60 fuera de Cuba, fue una de las voces más respetadas del exilio cubano, no solo por su dedicación a la causa de la libertad de su país natal, sino por sus dotes intelectuales y personales. Su compromiso político, sus cualidades intelectuales y su personalidad afable y tolerante fueron destacados por los que ayer viernes reaccionaron a la noticia de su fallecimiento, que ocurrió de “modo plácido en Madrid”, según el comunicado publicado por su familia. “Era un humanista, una persona extraordinaria. Yo siempre lo he visto ayudando a alguien. Era incapaz de hacer un mal comentario respecto de cualquier persona”, recordó Carlos Sánchez Berzaín, director del Instituto Interamericano para la Democracia, del que Montaner fue presidente y director del fondo editorial. María, una integrante de un grupo del exilio que no quiso que se publicara su apellido, manifestó que era “un hombre bueno” al que tenía mucho afecto, aunque no compartía algunas de sus ideas. Básicamente, la discrepancia venía por el apoyo del periodista y escritor al Partido Demócrata y al hoy presidente Joe Biden durante la campaña presidencial de 2020, cuando el exilio cubano se volcó casi en pleno por el republicano Donald Trump (2017-2021). En sus columnas, criticó de Trump su “carácter de persona arrogante y avasalladora que miente o exagera ”, que grite e interrumpa constantemente al adversario en un debate, sus relaciones con el presidente ruso Vladimir Putin y con el líder norcoreano Kim Jong-un, y su “negacionismo científico” durante la pandemia. Autor de más de una treintena de libros de distintos géneros, Montaner dejó Miami en octubre pasado junto a su esposa Linda para asentarse en Madrid, donde ya había vivido previamente desde 1970 y había tenido una editorial. En su exilio madrileño fundó el partido Unión Liberal Cubana, con el fin de prepararse para una transición democrática en Cuba, algo que aún no ha sucedido pero por lo que seguía trabajando, aunque reconocía que lo hecho“no había sido suficiente ”. En sus memorias, dejó constancia de su anhelo latente de volver “sin condiciones”a Cuba. La enfermedad neurodegenerativa que padecía y no ocultaba fue el factor determinante para que se trasladara en 2022 de nuevo a Madrid, desde donde siguió escribiendo hasta mayo pasado las columnas que publicaba en varios medios latinoamericanos. De hecho, por años fue columnista del diario La Prensa de Panamá. Algunos de esos medios reprodujeron ayer viernes “Mi última columna”, en la que Montaner se despidió de sus lectores, a los que informó de que padecía parálisis supranuclear progresiva (PSP), una “enfermedad rara del cerebro” que afecta a “tres personas por cada 100,000” y para la que no hay cura. La enfermedad estaba al acecho cuando en 2019 publicósusmemoriastituladas Sinirmáslejos. En un homenaje que le rindió en septiembre pasado el Instituto Interamericano para la Democracia de Miami, Montaner dijo que se llevaba a Madrid un libro inconcluso sobre una de las tres hijas de Carlos Marx, Laura, y su marido, Paul Lafargue, nacido en Cuba, del que se desconoce por ahora si pudo terminar. Hijo de un periodista y una maestra, Montaner en un principio simpatizó con la Revolución cubana, pero pronto se enteró de la orientación comunista de Fidel Castro y se unió al grupo Rescate Revolucionario, que se oponía a esta tendencia. Fue arrestado y sentenciado a 20 años de prisión a los 17 años de edad. Con la ayuda de otros compañeros del centro donde fue internado, logró escapar y encontró asilo en la embajada de Honduras, donde permaneció varios meses de 1961 junto con otras 150 personas. Ya con 18 años y gracias a un salvoconducto, Montaner viajó a Estados Unidos, donde se reunió con su familia y comenzó a estudiar literatura hispanoamericana en la Universidad de Miami. Una vez graduado, fue profesor de literatura en la Universidad de Puerto Rico y, tras obtener una beca, se trasladó a Madrid, donde vivió los últimos años del régimen de Francisco Franco y los primeros de la España democrática y luego empezó a alternar su permanencia en la capital española con visitas cada vez más frecuentes y largas a Miami. Tenía, además de la nacionalidad cubana, la española y la estadounidense y había recibido varios premios y doctorados honorarios. Entre sus libros estáMa - nual del perfecto idiota latinoamericano, un éxito de ventas escrito junto al colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y el peruano Álvaro Vargas Llosa, hijo de Mario Vargas Llosa, que fue uno de sus grandes amigos. También escribió novelas y ensayos. Defendía el derecho a una muerte digna y en sus memorias escribió: “Llegó la hora de recapitular. Hay que ir haciendo las maletas. Desaparecer es una actividad ingrata que solo se justifica porque es la única prueba irrefutable de que hemos vivido”. Letras por escrito Lorenzo R. Garrido: ‘Noticias del otro lado’ Pedro Crenes [email protected] La poesía es ante todo imagen y ritmo; mirada y no tanto tema (que también) y, según el poeta Gerardo Diego, en su ensayo Crítica y poesía, es «timbre y emoción de la unidad». En la que escribe Lorenzo R. Garrido (Madrid, 1986), en este su primer poemario, No - ticias del otro lado(Reino de Cordelia, 2022), hay una fragilidad continua que hilvana el libro, bien timbrada, que nos recoge entre ellos para abrazar alguna vieja soledad, para besar viejas heridas de amor, para recordar que hemos sido protagonistas de algunos de estos poemas. Cuando decíamos que la poesía no es tanto un tema, apuntamos al hecho de que, como ocurre en este libro, la belleza poética está por encima de lo que nombra —el amor, la soledad, el «abandonado» de La canción desesperada de Neruda—, para dar cuenta de las atmósferas donde la emoción del poema actúa. Garrido consigue que la emoción poética impregne los escenarios del poema, por ejemplo en Feria del libro: «Y tiene cada caseta una caldera de libros,/y cada libro un gabinete de maravillas,/y cada gabinete un secreto,/pero ninguno como el que guarda la 343,/como un parque esconde una tarde/y una tarde una pareja/y una pareja un secreto/que dura ya diez años». Es el escenario el que guarda los ecos del amor, la emoción, el sonido del recuerdo, la memoria de lo vivido en lo cotidiano. Esta es una constante del libro: «lo vivido en lo cotidiano», como se nota en Parte meteorológico, Ayer mañanaoUna hebra de esperanzay en otros muchos de estos 38 poemas, que no solo quieren sumergirnos en la melancolía de lo vivido («Aun - que no lo sepáis/esta fue también la casa del amor./El amor la rozó con sus dedos largos/y fugaces/y aquí se instaló una breve temporada». La casa del amor), sino también dibujarnos un cuadro de cómo queda “resuelta” nuestra realidad al transformarnos en el ¡oh abandonado!nerudiano, tomando elementos del romanticismo —que tan elocuente y transformador fue—y mezclándolos con elementos contemporáneos, fijándonos en la mente la idea de que por muy de ahora que parezcamos, el amor, la soledad y la pérdida del ser amado, se siguen llorando con las misma lágrimas de tinta («Acaso te recuerden/la penumbra celebrada,/los temblores compartidos,/la melancolía que cae sobre nosotros/aliviada por el roce del sueño». La flor). Luego está la «emoción de la unidad», citando a Diego, que en el caso de Garrido es un ejercicio de construcción del propio libro, cuya unidad no es cronológica (nos comparte las fechas en las que se escribieron los poemas), como ocurre en la mayoría de libros de cuentos o poemas. Dejarnos ver la secuencia es un gesto poético más del autor que nos permite, a través de la cronología, trazar la historia de la aparición de los poemas que, tejidos así por el autor, alumbran un camino y una emoción que se sostiene en ese preciso orden, milagro literario, otro tipo de timbre creativo que arrastra al lector hasta la complicidad con el autor. Mi favorito, tan Banksy (parecerá una obviedad), tan Hopper (parecerá un lugar común), es El globo («Sobre el tumulto de la ciudad/un globo se recorta en el azul del cielo», así arranca), que nos sitúa ante el abandonado, afanado en recordar al ser amado, que ve surcada su mirada de tristeza por el vuelo de un globo «que ha venido a traerme/algo de belleza/ en este deprimido jueves/con vocación de lunes». El poema, breve, de una «ingenuidad sabia», como dice Luis Alberto de Cuenca en su prólogo, nos mueve hacia la belleza, constriñe el gesto de nuestra experiencia amorosa, despierta cierta empatía con aquel que despista su tristeza tras el sencillo vuelo de un globo. Poemas para caminar por la soledad del desamor, por las sombras del recuerdo del que se nos fue del lecho, estos poemas de Noticias del otro lado, son una muestra de que la escritura que parte de una profunda mirada literaria puede seguir haciendo poesía de algo tan cotidiano como el amor. Es hora de partir, oh abandonados, hacia la lectura de un libro que nos va a reconciliar con la pulcra sencillez de la buena poesía.

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