8 18.07.2025 POR LA SOMBRITA ELLAS.pa MUCHAS MUJERES HACEN DE TODO PARA SER ACEPTADAS EN UNA SOCIEDAD CUYA CULTURA ADMIRA A QUIEN PIERDE PESO. OZEMPIC Y LA CINTURA DE TUS 20 “Pero mírala, bajó quince libras, se ve divina”. “Ni parece que tuvo hijos”. “¿No será Ozempic?” Estas son las conversaciones —y los comentarios en redes sociales—, pan nuestro de cada día en una cultura que admira a quien pierde peso. Hoy hay un sospechoso de moda cuando se trata de cambios bruscos de peso. Su nombre técnico no lo pronuncia nadie: semaglutida, pero Ozempic está en boca de muchas mujeres. Influencers lo promocionan sin pudor y en las alfombras rojas se notan sus supuestos milagros Lo que casi nadie comenta —por aburrido— es que Ozempic nació como medicamento, inyectable, del laboratorio Novo Nordisk para tratar la diabetes tipo 2. Regula la glucosa, ayuda a la insulina a hacer su trabajo y, de paso, produce un efecto de saciedad, sin las complicaciones que antes presentaban otros fármacos similares. Ojo, siempre que se use de la manera adecuada. El mismo laboratorio ofrece otro medicamento: Wegovy, que sí se aprueba cuando hay obesidad sin diabetes, pero igual: bajo receta, con chequeos y con la misma dosis de sentido común. Sin embargo, Ozempic es el fármaco que se ha popularizado —por decirlo de alguna forma-. ¿Qué tan popular puede ser un tratamiento que puede costar entre 200 y 300 dólares al mes? La semana pasada, en Panamá, el Ministerio de Salud (Minsa) emitió un comunicado para recordar que este medicamento no es para perder peso de forma exprés, sino para la diabetes, y que siempre debe usarse bajo supervisión médica. La nota del Minsa advierte que un 75% de las personas que terminan en urgencias por el mal uso de este medicamento son mujeres. También señala que hay quienes lo venden sin controles: se desconoce el origen y la seguridad de lo que están inyectando. Ozempic no es el único medicamento de su tipo, pero sí es el más famoso. El uso inadecuado de este y otros fármacos revela algo más de nuestra sociedad: la presión que existe sobre las mujeres para verse de cierta forma y mantener una eterna juventud. Es un tema que hay que trabajar desde nuestras niñas. Vivimos en un entorno donde siempre sentimos que algo de nuestro cuerpo está mal. Y así, muchas mujeres terminan dispuestas a hacer de todo para ser aceptadas en una sociedad que luego, al verlas llegar a un cuarto de urgencias por querer encajar en esos cánones, la señalará con un: “¿Quién la mandó a hacerse eso?” por ROXANA MUÑOZ @roxana_munoz_07
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