Dentro de la cafetería, te recibe un mural con fotos de gatitos que han sido adoptados. Desde su apertura en marzo de 2021, se han logrado 193 adopciones exitosas. seguidores en Instagram, Laura recibe donaciones que le permiten cubrir los gastos médicos de los michis, incluyendo hospitalizaciones, cirugías y tratamientos. Además, comparte en las redes sociales de la fundación la historia de cada gato rescatado, documentando desde el momento en que fueron encontrados hasta el día en que finalmente son adoptados o no lograron sobrevivir. Cada día, la activista recibe decenas de reportes diarios de mininos abandonados y maltratados. Intenta no ir a rescatar al gato, porque la idea es que quien lo reporta también se comprometa y se involucre. “Me conozco, y sé que si voy a una zona roja donde hay animales heridos o hambrientos, me voy a enloquecer en querer en llevármelos a todos”. Laura ha enfrentado situaciones dolorosas; ha asistido a gatos que han sido quemados, macheteados, fracturados, atropellados y envenenados. “Me encargo de llevarlos al veterinario, visitarlos y acompañarlos en todo su proceso de recuperación, tanto físico como emocionalmente”, continuó. “Lamentablemente, muchos de ellos son rechazados por la sociedad y percibidos erróneamente como animales de las basuras o portadores de enfermedades. La realidad es que son criaturas nobles e indefensas que solo buscan amor, respeto y un hogar donde pueda sentirse a salvo”, aclaró. Para ella, lidiar con la parte emocional ha sido difícil, y en más de una ocasión, ha pensado en rendirse. “Mientras estás rescatando a un gato, te reportan otros 15, y a esos tengo que decirles que no puedo ayudarlos con el corazón en la mano. Tengo un límite, tanto con los gatos que ya están listos para ser adoptados como con los que siguen hospitalizados en la veterinaria”, declaró. Otra situación complicada es cuando debe escoger la decisión de dejarlos ir. En la mayoría de los casos, varios le llegan en malas condiciones. “Cuando debo recurrir a la eutanasia, siempre me pongo como meta estar con ellos en ese último momento, mientras les aplican la inyección. Ese día terminó sin ánimos, pero para mí es una promesa personal: si se van, se van conmigo”, sostuvo. UN CAT CAFÉ Detrás del Centro de Convenciones Atlapa, en San Francisco, se encuentra Cleo Cat Café. La cafetería tiene el nombre en honor a su gatita tuxedo. La idea del lugar surgió cuando Laura se encontraba en Singapur de viaje con su esposo. Le mencionó que esta era la forma perfecta para dar a conocer a los “gatitos adultos”, que son los que menos oportunidades tienen de ser adoptados en las ferias. “El sueño quedó en pausa porque requería de una inversión considerable para montarlo. (...) Hace tres años, estaba conversando con una persona cercana, le mostré el proyecto y quedó enamorada. Me ayudó con un préstamo para hacer realidad este propósito”, indicó. Antes de llegar al café, estos felinos han sido previamente evaluados, vacunados, esterilizados y recuperados mediante la Fundación Huellitas Panamá. Luego son trasladados a un hogar temporal, donde pasan por un periodo de cuarentena mientras se adaptan y aprenden a interactuar tanto con gatos y personas. Posteriormente, ingresan a la cafetería. Actualmente, Cleo Cat Café alberga a 13 gatos adultos, disponibles para adopción. Desde su apertura en marzo de 2021, ha logrado concretar 193 adopciones exitosas. La prioridad del local es el bienestar de los animales y por ello establecen una serie de reglamentos. Los visitantes deben respetar el espacio de los gatos en el recinto. “Si están durmiendo, es importante no invadir su descanso, no cargarlos y tampoco ofrecerles la comida que estás consumiendo”, detalló. “Puedes acariciarlos, tomarles fotos (sin flash) y acercarte a ellos durante tu visita al café, siempre que sigas las normas establecidas”. La edad mínima para ingresar al área del café es de siete años en adelante. Se permiten tres niños menores de 12 años en cada turno de visita. 25 20.06.2025 ELLAS.pa
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