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6 11.04.2025 POR LA SOMBRITA ELLAS.pa ES DIFÍCIL RESISTIRSE A LAS TENDENCIAS, PERO NO ME VOY A SUMERGIR EN HIELO. MUELO MASA Y ESCRIBO ESTA COLUMNA Mientras escribo esta columna, decidí a la vez moler masa de maíz. No pongan esa cara. A poco no han visto hacer eso mil veces en redes sociales. Hoy todo es ‘multitasking’ con un toque estético. Abundan videos de gente hablando de ‘marketing’ (porque claro, mercadeo suena muy 2005), mientras se preparan un matcha con leche de avena y visualizan su siguiente millón. O están analizando el último ‘round’ de lo mejor del boxeo... perdón, de lo peor de la Asamblea Nacional, mientras se aplican pestañas postizas como si fueran a una fiesta en Mar-aLago. Igual que usted, yo también pensé que era una rareza. Pero no. Es tendencia. Y las tendencias son como el pan caliente: una vez que las ves tres veces seguidas, ya quieres probar un pedazo. ¿A poco no les ha dado curiosidad meter la cara en una vasija con hielo y limón a las tres de la mañana? ¿No? Esa moda que nos la trajo el atlético Ashton Hall en sus redes. Para darle sazón al asunto, pone unos soniditos de hielos: clan, clan, clan. Muy relajante, muy zen... muy viral. Tiene 12 millones de seguidores. Y ‘The New York Times’ le dedicó un artículo. Por lo menos Ashton usa el hielo de su refrigeradora. No le paga a nadie. Más bien, ya lo están patrocinando. Pero a ver, explíquenme: ¿qué es eso de pagar para sumergirte en hielo? Todo en nombre del ‘coaching’ transformacional bajo cero. La gente paga para congelarse o para caminar sobre tizones. ¡Yo eso ya lo viví gratis! Mi vida ha sido luchar para no volver a eso. Me bañaba a las cinco de la mañana en San Miguelito con agua que venía directo de tierras altas (o eso parecía) para ir a la universidad. Estudié, trabajé y aguanté para no tener que volver a pasar por eso. ¿Y ahora quieren que pague miles para revivirlo? Nombe, no. La excusa: dizque para salir de la zona de confort o “descubrir los límites”. ¡Ay, cositas! A esos gurús los invito, con resiliencia, a hacer supermercado con salario mínimo por un mes. O mejor aún, usen transporte público. Ahí van a ponerse a prueba. Van a sentir que son Thor cruzando el Bifrost... o la Mujer Maravilla peleando en tacones contra la vida real. Bueno, al final no logré hacer la masa mientras escribía esta columna, pero creo que me va a dar chance de poner una tanda de ropa en la lavadora, dejar las lentejas en remojo y, entre un párrafo y otro, cuidao y se me ocurre qué hacer de cena... Lo malo es que no tiene gracia. Ni es tendencia. Es lo que las mujeres hemos hecho toda la vida… clan, clan, clan. PD. Imaginen que mi foto tiene el estilo de Studio Ghibli. por ROXANA MUÑOZ @roxana_munoz_07

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