6 17.03.2023 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas LA VIDA NO CALLA TE SOPLA PISTAS EN LOS CAMINOS EQUIVOCADOS. SARITA ESSES Unapregunta, enrealidad. “¿No crees que el letrero quedó muy chico? ”, lepreguntóellaaél, señalandoel logodel hotel, querozaba laazotea. Yloquesiguiófueunaconversaciónde variosminutos, entornoaesetema. Mientras, yo en la fila de atrás, agitaba enmimentemispropiaspreguntas. “¿Será que así es un matrimonio normal?”, “¿Es posible que de estos temas mundanoshablen lasdemásparejas?”. Nosésieralaoscuridaddelanocheola quietud en el carro, en ese instante me sentí comouna infiltrada, unaespectadora colada a una función a la que no fui invitada. Era una noche, igual quemuchas otras, enquenohabíanadaque no fueraordinario. Uncieloarriba, la calle debajo, y en el medio yo, en el asiento trasero de un carro. Al volante iba un conocido. Su esposa al lado. Veníamos de regresodeuna cena a laquemi esposodebía, peronoquiso, ir. Si bien estábamos en la calle correcta, qué ironíaqueenun tramode lavía Israel fue que me percaté de que, si aún no me habíaestrellado, lomíoyaestabaal findel camino. Elmundo lehadadomuchasvueltasal soldesdeesanocheyesedía,peroaunasí, nohayunavezenqueyopaseporesamisma vía y cuando alzo la mirada al último pisodel HardRockHotel, norecuerdeese momento. Fue solouna frase. Peroestonoeraunapuestaenescena; era una escena de la vida real. Un pantallazo de una pareja viviendo, charlando y compartiendo. Mi asiento trasero se convirtió en primera fila. Yme sentí incómodamente sola. Unahistoriapuedeserleídademuchas formas: de principio a fin, de atrás hacia adelanteosinningúnordenenparticular. En mi caso, me asombro con los pasajes quesubrayamosyrecordamos. Elenormelogoenelúltimopisodelhotelmeparecióperfecto.Yenla listadecosasquenofuncionabanenmi vida,metocóañadirotramás.
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