Embajada_Espana

Celosa) y por su labor como organista en la sede catedralicia. Jorge fue protagonista de las afamadas retretas, tan importantes como elemento de generación de comunidad para los habitantes de la ciudad, así como lo fue también de la música de recogimiento y reflexión religiosa. Santos Jorge Amatriain, desde Peralta de Navarra, hizo del istmo su hogar y de la nueva república panameña su morada final. Durante su prolija carrera fue un elemento ubicuo en la producción musical de la ciudad, una ciudad que, a su llegada en la adolescencia, le ofreció no solo una ocupación de prestigio y cariño, sino un campo fértil y diverso, un paisaje musical activo y actual. Jorge encontró en Panamá a una comunidad artística viva: colegas para tocar sus composiciones, alumnos para iniciar en el hermoso arte de los sonidos, una congregación para liderar desde el teclado y una nación que decidió que su himno no sería un llamado a la guerra, sino una declaración de paz en los versos de Jerónimo De La Ossa, versos que encontraron cobijo en la música de la Marcha a Bolívar, que Jorge había compuesto en 1893 y que, adaptada después de la separación, se convirtió en el Himno Nacional. Jorge murió en la ciudad el 22 de diciembre de 1941, tras haber recibido en vida altos honores civiles y el aprecio de los panameños.

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